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Hyunwoo y Minho estaban acostados en la cama, el ambiente a su alrededor se había calmado, dejando solo el suave murmullo de sus respiraciones mientras se recuperaban de la intensa intimidad que acababan de compartir. Hyunwoo sonreía, sintiendo el calor del cuerpo de Minho a su lado, y se aferró más a él, disfrutando de la sensación de estar juntos.

—Creo que me quedaré a dormir aquí esta noche —susurró Hyunwoo, acurrucándose más en el pecho de Minho.

Minho sonrió, complacido, y le dio un suave beso en la frente. —Eso suena perfecto —respondió, deslizando sus dedos por el cabello de Hyunwoo.

El momento fue interrumpido abruptamente por el sonido del teléfono de Hyunwoo. Este suspiró, un poco molesto por la interrupción, mientras Minho soltaba una queja.

—¿En serio? Justo ahora... —dijo Minho, frunciendo el ceño mientras veía a Hyunwoo levantarse de la cama.

Hyunwoo se levantó, todavía un poco somnoliento, y se colocó la ropa interior antes de buscar su teléfono. Cuando vio que la llamada era de su madre, su expresión cambió a una mezcla de sorpresa y preocupación.

—Es mi mamá... —murmuró mientras deslizaba el dedo para contestar la llamada.

Minho observó en silencio, aunque un poco irritado, mientras Hyunwoo hablaba con su madre. El tono de voz de Hyunwoo era calmado, tratando de evitar que su madre se preocupara más de la cuenta.

—Mamá, estoy bien. Estoy en la casa de un compañero de clase, me quedé para terminar un proyecto... Sí, lo siento por no avisarte antes —explicó Hyunwoo, sintiéndose un poco culpable por mentir, pero sabía que no podía decir la verdad.

Después de tranquilizar a su madre, Hyunwoo colgó el teléfono y dejó escapar un suspiro. Se giró hacia Minho, que seguía en la cama con una expresión de leve molestia.

—Lo siento, no quería preocuparla... —dijo Hyunwoo mientras se acercaba a la cama de nuevo.

Pero antes de que pudiera llegar a ella, Minho se levantó rápidamente, sonriendo de manera traviesa mientras lo atrapaba por la cintura y lo levantaba en el aire.

—Ven aquí, niño —dijo Minho, usando el apodo que tanto le gustaba, antes de cargarlo con facilidad hacia la sala.

—¿Qué haces? —preguntó Hyunwoo entre risas, sorprendido por la repentina acción.

—Vamos a cenar algo. No te dejaré morir de hambre —respondió Minho, caminando con Hyunwoo en brazos, mientras su expresión divertida reflejaba lo mucho que disfrutaba de esos pequeños momentos juntos.

Hyunwoo se dejó llevar, disfrutando de la sensación de estar en los brazos de Minho, mientras ambos se dirigían hacia la sala, donde la noche prometía seguir siendo especial, aunque de una manera más tranquila y llena de cariño.

Mientras Minho cocinaba, Hyunwoo decidió que el momento necesitaba un poco de música. Sacó su teléfono y, después de pensarlo un momento, eligió "Earned It" de The Weeknd. La melodía sensual comenzó a llenar la cocina, creando una atmósfera íntima y perfecta para el ambiente en el que ambos se encontraban.

Minho levantó la vista hacia Hyunwoo, notando cómo la música parecía darle un aire aún más coqueto. Hyunwoo, con una sonrisa traviesa en los labios, comenzó a moverse al ritmo de la canción, sus manos deslizándose nuevamente sobre los hombros de Minho, esta vez con un toque más sugerente.

—¿Qué estás tramando, eh? —preguntó Minho, aunque el tono de su voz delataba que estaba disfrutando del juego.

Hyunwoo no respondió de inmediato, simplemente se inclinó hacia adelante, acercando su rostro al de Minho, y sin dejar de sonreír, le susurró al oído:

—Solo me gusta la canción... y lo que me hace sentir.

Minho soltó una pequeña risa, pero antes de que pudiera responder, Hyunwoo cerró la distancia entre ellos, presionando sus labios contra los de Minho en un beso lento y apasionado. Minho, sorprendido por la intensidad del gesto, dejó a un lado la espátula que sostenía y envolvió sus brazos alrededor de Hyunwoo, profundizando el beso.

La cocina, con el sonido suave de "Earned It" de fondo, se convirtió en su propio pequeño mundo. Hyunwoo deslizó sus manos desde los hombros de Minho hasta su cuello, aferrándose a él mientras el beso se volvía más intenso, más necesitado. La comida en la estufa fue completamente olvidada mientras ambos se dejaban llevar por la atracción del momento.

Minho, aún sosteniendo a Hyunwoo contra la encimera, se alejó lo suficiente para mirarlo a los ojos, su respiración pesada por el deseo.

—Realmente sabes cómo distraer a alguien —murmuró, su voz ronca por la emoción.

Hyunwoo sonrió, mordiendo su labio inferior antes de responder:

—No es que te haya escuchado quejarte...

Minho no necesitó más invitación. Con un movimiento firme, tomó a Hyunwoo por la cintura, levantándolo con facilidad de la encimera y llevándolo hacia la sala, la música aún sonando como un suave recordatorio del deseo que colgaba en el aire. Mientras caminaban, Hyunwoo envolvió sus piernas alrededor de Minho, acercándolo más, y continuaron besándose, olvidando todo lo demás.

Minho llevó a Hyunwoo al sofá y le dijo con una sonrisa juguetona:

—Voy a volver a la cocina a terminar la cena. Tú quédate aquí y no te muevas.

Hyunwoo, con un ligero puchero, se acomodó en el sofá y sacó su libro de la mochila. Mientras Minho se alejaba, Hyunwoo se dispuso a trabajar en la actividad que le habían dejado, que consistía en una serie de ejercicios de matemáticas. Sacó su lapicero y comenzó a responder las preguntas con determinación, aunque rápidamente se dio cuenta de que algunos problemas eran más difíciles de lo que había anticipado.

Con cada pregunta que no podía resolver, su frustración aumentaba. Hyunwoo fruncía el ceño, mordiéndose el labio y tratando de concentrarse, pero a medida que pasaba el tiempo, sus intentos se volvían cada vez más desesperados. Las matemáticas parecían un idioma completamente ajeno para él en ese momento.

Minho, desde la cocina, no pudo evitar observar a Hyunwoo. Con una sonrisa divertida, notaba cómo Hyunwoo estaba al borde de las lágrimas por la dificultad de los ejercicios. Se acercó al sofá, dejando que la escena se desarrollara unos momentos antes de intervenir.

—¿Todo bien ahí? -preguntó Minho, acercándose con un tono juguetón y una sonrisa.

Hyunwoo levantó la vista, claramente frustrado, y le mostró el libro a Minho.

—No, no está bien. Estos ejercicios son imposibles. ¿Puedes ayudarme?

Minho se inclinó hacia él y le dio una mirada comprensiva. Aunque estaba divertido por la situación, trató de ser de ayuda.

—Claro, déjame ver —dijo Minho, tomando el libro de Hyunwoo—. A ver qué tenemos aquí.

Mientras Minho comenzaba a explicar los problemas, su mirada se mantenía tierna, pero su sonrisa mostraba claramente que estaba disfrutando el momento. Hyunwoo, agradecido, intentaba seguir las explicaciones de Minho, mientras Minho trataba de mantener el ambiente ligero para que no se sintiera tan agobiado.

—Ahí tienes —dijo Minho, una vez que logró guiar a Hyunwoo a través de los ejercicios—. ¿Cómo te sientes ahora?

Hyunwoo, aliviado pero todavía un poco abatido, sonrió débilmente.

—Gracias. Pensé que iba a morir con estos problemas.

Minho rió suavemente y le dio un rápido beso en la mejilla.

—No te preocupes, lo hiciste muy bien. Ahora, vamos a comer algo antes de que todo se queme en la cocina.

Ambos se levantaron, y Minho llevó a Hyunwoo a la mesa, donde la cena estaba lista. Aunque Hyunwoo había estado al borde del colapso, Minho logró darle un respiro y transformó el ambiente en uno más relajado y divertido. A pesar de la frustración inicial, la noche terminó con una sonrisa y un momento más cercano entre ambos.

entre sombras y deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora