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Los días se volvieron agotadores para Hyunwoo. Había conseguido dos trabajos: uno como mesero en un restaurante local y otro como guardia de seguridad en un pequeño centro comercial. Aunque estaba agradecido por las oportunidades, la combinación de ambos empleos lo mantenía ocupado de sol a sol, con poco tiempo para descansar o para pasar con su familia.

Las mañanas comenzaban temprano para Hyunwoo. Se despertaba a las 6:00 a.m., se preparaba rápidamente y se dirigía al restaurante donde trabajaba como mesero. Las largas horas en el restaurante eran frenéticas; servía mesas, tomaba pedidos y trataba de manejar el ritmo rápido del lugar mientras mantenía una sonrisa en su rostro. Aunque el trabajo era físicamente exigente y a veces estresante, Hyunwoo se esforzaba por hacerlo bien. Sabía que cada centavo que ganaba era vital para su familia.

—Gracias por su paciencia —decía a los clientes, mientras trataba de cumplir con sus órdenes lo más rápido posible—. Espero que disfruten su comida.

Luego de su turno en el restaurante, que a menudo terminaba alrededor de las 3:00 p.m., Hyunwoo se dirigía rápidamente al centro comercial para comenzar su turno como guardia de seguridad. Aquí, su trabajo consistía en patrullar el área, vigilar las cámaras de seguridad y asegurarse de que todo estuviera en orden. Aunque el ambiente era menos agitado que en el restaurante, el turno nocturno podía ser igual de cansado.

Durante una de sus patrullas, Hyunwoo se detuvo un momento para tomar un sorbo de agua. Miró su reloj y vio que aún le quedaba bastante tiempo antes de que su turno terminara. El cansancio era evidente en su rostro y sus pasos se volvían más pesados con cada minuto que pasaba.

—Solo un par de horas más, y podré ir a casa —se dijo a sí mismo mientras trataba de mantener su energía.

Los días eran largos y a menudo se sentía como si no tuviera tiempo para nada más. Cuando finalmente llegaba a casa después de su turno de seguridad, ya era de madrugada. Su madre y Jihoon estaban durmiendo cuando él llegaba, por lo que solo tenía unos minutos para comer algo rápido y descansar un poco antes de que el ciclo comenzara de nuevo.

Una noche, mientras estaba en el restaurante, el jefe le entregó un pequeño sobre con su salario de la semana. Aunque el dinero no era mucho, Hyunwoo lo aceptó con gratitud. Sabía que cada centavo era importante.

—Gracias, jefe —dijo Hyunwoo mientras tomaba el sobre y se dirigía a la salida—. Aprecio mucho el apoyo.

Al llegar al centro comercial para su turno nocturno, se encontró con algunos compañeros de trabajo. Conversaron brevemente sobre lo cansados que estaban, y uno de ellos le ofreció una bebida energética.

—Te vendría bien un poco de energía, amigo —dijo el compañero, con una sonrisa comprensiva.

—Gracias, pero creo que puedo manejarlo —respondió Hyunwoo con una sonrisa forzada—. Solo un par de horas más.

Finalmente, después de un turno agotador, Hyunwoo regresó a casa y se encontró con su madre en la cocina. Ella estaba preparándole algo de comida para que pudiera comer antes de irse a dormir.

—¿Cómo estuvo el día? —le preguntó su madre, preocupada por su agotamiento.

—Largo y cansado, pero bien —respondió Hyunwoo mientras se sentaba en la mesa—. Estoy empezando a acostumbrarme a los horarios.

—Me alegra escuchar eso. Sé que es difícil, pero estoy orgullosa de ti por seguir adelante —le dijo su madre mientras le servía un plato de comida.

Hyunwoo asintió y agradeció a su madre por su apoyo. Sabía que ella estaba preocupada por él, pero también estaba agradecido por su comprensión y aliento.

entre sombras y deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora