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Hyunwoo llegó a casa mucho más tarde de lo habitual. Las luces estaban encendidas, y la silueta de su madre se dibujaba tras la ventana de la sala, su expresión de preocupación evidente incluso desde fuera. Al entrar, Hyunwoo notó que su madre estaba sosteniendo su teléfono, claramente preocupada.

—¡Hyunwoo! —exclamó su madre en cuanto lo vio, dejando el teléfono sobre la mesa—. ¿Dónde estabas? No contestabas el teléfono, y ya es muy tarde. Tienes que descansar para mañana.

Hyunwoo sonrió, intentando calmarla. Se acercó y la abrazó con fuerza.

—Lo siento, mamá. Estaba en casa de un amigo y perdí la noción del tiempo. No volverá a pasar —dijo, sintiendo un poco de culpa por haberla preocupado tanto.

—Es que te preocupas demasiado —respondió Hyunwoo con una sonrisa tranquilizadora, acariciándole el cabello—. De verdad, estoy bien.

—Bueno, al menos llegaste sano y salvo —dijo su madre, suspirando mientras acariciaba la mejilla de Hyunwoo—. Pero ahora, ve a dormir de inmediato. Necesitas descansar.

Hyunwoo asintió obediente, aliviado de que la conversación no se prolongara más. Afortunadamente, Jihoon ya estaba dormido, lo que significaba que no tendría que responder a las inevitables preguntas curiosas de su hermano.

—Buenas noches, mamá —dijo Hyunwoo antes de dirigirse a su habitación.

—Buenas noches, hijo —respondió su madre, observándolo mientras subía las escaleras.

Una vez en su habitación, Hyunwoo se desvistió y se dirigió al baño para darse una ducha rápida. Sentir el agua caliente caer sobre su piel le ayudó a relajarse después de un día tan largo. Cuando terminó, se puso su ropa para dormir y se metió en la cama, cayendo en un sueño profundo casi de inmediato.

A la mañana siguiente, la alarma sonó temprano como de costumbre. Hyunwoo se levantó con el sonido, todavía sintiendo un leve cansancio, pero dispuesto a comenzar el día. Siguió su rutina matutina: una ducha rápida, ponerse el uniforme de la academia y bajar a desayunar.

Mientras comía, recordó que también tenía que llevar a Jihoon a la escuela. Pero cuando estaba a punto de salir, se dio cuenta de que algo faltaba. Buscó a su alrededor y entonces se dio cuenta de que no tenía su mochila.

—¡Mierda! —murmuró para sí mismo, recordando de repente que la había dejado en el departamento de Minho la noche anterior. Miró el reloj y vio que el tiempo se estaba agotando rápidamente.

Sin pensarlo dos veces, corrió de vuelta a su habitación, buscando entre sus cosas algunos libros que necesitaría para las clases de ese día. Bajó rápidamente, donde Jihoon ya lo esperaba.

—Jihoon, necesito que me ayudes con estos libros —dijo Hyunwoo mientras le entregaba varios tomos—. Vamos a pasar por un lugar rápido antes de llevarte a la escuela.

—Está bien, hyung —respondió Jihoon, tomando los libros sin preguntar.

Hyunwoo y Jihoon se subieron a la motocicleta, y Hyunwoo condujo con rapidez hacia la casa de Minho. Sabía que no podía permitirse llegar tarde a la academia, pero no podía ir sin su mochila.

Al llegar a la casa de Minho, Hyunwoo se apresuró a tocar el comunicador.

—Minho, soy yo, Hyunwoo. Me olvidé mi mochila en tu casa —dijo rápidamente, con una mezcla de vergüenza y prisa.

No pasó mucho tiempo antes de que Minho apareciera en la puerta, su expresión de ligera diversión mientras sostenía la mochila de Hyunwoo. Minho se acercó, sonriendo con esa sonrisa que Hyunwoo conocía tan bien.

entre sombras y deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora