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La noche había caído, envolviendo la casa en un silencio tranquilo. En la habitación de Hyunwoo, la luz tenue del pequeño foco en la mesita de noche apenas iluminaba los contornos de la habitación. Hyunwoo estaba acostado en su cama, mirando fijamente al techo, su mente llena de pensamientos que no lo dejaban en paz. No tenía apetito para la cena, así que había decidido quedarse en su cuarto.

Su madre, preocupada por su hijo mayor, se acercó a la habitación. Llamó suavemente a la puerta antes de entrar, llevando consigo una bandeja con una taza de té caliente y unas galletas. Se sentó al borde de la cama, observando el rostro de Hyunwoo, que reflejaba la lucha interna que estaba viviendo.

—¿No tienes hambre, cariño? —le preguntó con voz suave, intentando no presionarlo demasiado.

Hyunwoo negó con la cabeza, sin apartar la vista del techo.

—No... No tengo ganas de comer.

Su madre dejó la bandeja en la mesita y se acercó un poco más, acariciándole el cabello. Sabía que algo lo estaba atormentando, y aunque no quería forzarlo a hablar, tampoco podía quedarse al margen.

—Hyunwoo, ¿quieres hablar de lo que te preocupa? —preguntó con ternura, sentándose completamente en la cama para estar a su lado.

Hyunwoo suspiró, cerrando los ojos un momento antes de hablar. Sentía que el peso de sus pensamientos lo estaba aplastando.

—Mamá... —comenzó, su voz temblorosa—. Estuve pensando... ¿Y si... y si dejo de ser policía? Siento que... que a nadie le importa lo que hago, que todos piensan que solo soy un niño que juega a ser policía.

Su madre frunció el ceño, sorprendida por la confesión de su hijo. Sabía que Hyunwoo siempre había sido un joven decidido, alguien que se había esforzado mucho para llegar a donde estaba. Pero ahora, verlo dudar de sí mismo la preocupaba.

—Hyunwoo, ¿por qué piensas eso? —le preguntó con suavidad, manteniendo su mano en el cabello rubio de su hijo—. Tú has trabajado muy duro para ser policía. No es un juego para ti, y lo sé. ¿De dónde vienen esas dudas?

Hyunwoo se mordió el labio, sintiendo cómo las emociones que había intentado contener todo el día comenzaban a aflorar.

—Es solo que... algunas personas me tratan como si no fuera lo suficientemente serio para este trabajo, como si no pudiera hacer bien mi trabajo porque... porque soy joven —explicó con la voz cargada de frustración—. Y yo... a veces siento que tienen razón. Que tal vez debería estar haciendo algo diferente, algo en lo que la gente no me mire como si fuera un niño jugando a ser adulto.

La madre de Hyunwoo lo escuchó atentamente, sintiendo un nudo en su corazón al escuchar esas palabras. Se inclinó hacia él y lo abrazó, envolviéndolo con el calor y el amor que solo una madre puede ofrecer.

—Hyunwoo, escúchame bien —le dijo, su voz firme pero llena de cariño—. Eres joven, sí, pero eso no significa que no seas capaz. Has logrado mucho en tan poco tiempo, y sé que eres un buen policía. No dejes que los comentarios de otras personas te hagan dudar de ti mismo. Ellos no conocen tu corazón como yo lo conozco.

Hyunwoo sintió las lágrimas acumulándose en sus ojos nuevamente, pero las contuvo, no queriendo preocupar más a su madre. Se aferró a ella, agradeciendo en silencio el apoyo incondicional que siempre le había brindado.

—Pero, mamá... a veces siento que no pertenezco a este mundo. Como si estuviera en el lugar equivocado —confesó, dejando escapar una pequeña lágrima que rodó por su mejilla.

Su madre se separó un poco de él, mirándolo a los ojos con una mezcla de amor y determinación.

—Hyunwoo, encontrar tu lugar en el mundo no es fácil, y todos pasamos por momentos de duda. Pero eso no significa que debas renunciar a lo que has conseguido. Si ser policía es lo que realmente quieres, entonces no dejes que nadie te haga sentir que no puedes hacerlo. Y si en algún momento decides que quieres hacer otra cosa, te apoyaré en eso también. Pero hazlo porque es lo que tú quieres, no porque otros te hagan dudar de ti mismo.

Hyunwoo asintió lentamente, sintiendo cómo el peso en su pecho se aligeraba un poco. Aunque sus dudas no habían desaparecido por completo, las palabras de su madre le habían dado un poco de claridad en medio de su confusión.

—Gracias, mamá —susurró, volviendo a abrazarla.

—Siempre estaré aquí para ti, Hyunwoo —respondió ella, besando su frente antes de levantarse—. Ahora, intenta descansar un poco, ¿sí? Y si cambias de opinión sobre la cena, sabes dónde encontrarme.

Hyunwoo asintió, viendo cómo su madre salía de la habitación. Se quedó en la cama, sintiendo una mezcla de emociones. Sabía que aún tenía mucho en qué pensar, pero por ahora, el simple hecho de haber compartido sus sentimientos con su madre le daba un poco de paz.

entre sombras y deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora