entre sombras y deseos

28

Era una tarde soleada cuando Hyunwoo y su madre, decidieron salir a comprar los materiales que Hyunwoo necesitaría para retomar sus estudios. El ambiente en casa había mejorado mucho desde que Hyunwoo había tomado la decisión de regresar a las aulas, y podía estar más orgullosa de su hijo.

—¿Estás listo? —preguntó mientras revisaba su bolso, asegurándose de que llevaban todo lo necesario para las compras.

Hyunwoo, que ya estaba esperando en la puerta, sonrió con picardía al ver a su madre tan concentrada.

—Listo, mamá. Pero, ¿sabes? Estaba pensando que sería más divertido si fuéramos en la moto —dijo Hyunwoo, fingiendo seriedad mientras observaba la expresión de su madre cambiar rápidamente de sorpresa a preocupación.

—¿En la moto? —La señora Kim lo miró con los ojos muy abiertos, claramente recordando el reciente accidente de Hyunwoo—. Hijo, ya sabes lo que pienso sobre que uses la moto. Me preocupa que algo te pueda pasar...

Hyunwoo sonrió aún más, acercándose a ella y rodeándola con un brazo.

—Mamá, solo estaba bromeando. No quiero que te preocupes —dijo, guiñándole un ojo.

La  madre suspiró aliviada, pero Hyunwoo, siempre buscando una forma de hacerla reír, decidió insistir un poco más.

—Aunque, si lo piensas bien, sería mucho más rápido y podríamos disfrutar del viento en el camino —añadió, dándole un suave empujón para animarla—. Además, podría llevarte por la ruta más bonita de la ciudad. ¿Qué dices?

La madre  lo miró con una mezcla de exasperación y diversión, sabiendo que Hyunwoo no dejaría de insistir hasta que accediera.

—Ay, hijo... —dijo, negando con la cabeza mientras una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios—. No sé cómo siempre logras convencerme.

Hyunwoo se encogió de hombros, manteniendo su sonrisa de niño travieso.

—Es mi superpoder, mamá.

La señora Lee soltó una carcajada, y después de un breve momento de duda, decidió ceder.

—Está bien, vamos en la moto, pero con una condición: vas a conducir con mucho cuidado y no vas a ir rápido. Si no, caminamos.

Hyunwoo asintió rápidamente, sabiendo que había ganado la pequeña batalla.

—Lo prometo, mamá. Vamos a ir como tortugas.

Justo cuando Hyunwoo estaba por salir, su hermano menor, Jihoon, apareció en la puerta.

—¡Hyunwoo! ¿Puedo ir con ustedes? —preguntó con entusiasmo.

Hyunwoo y la señora Lee se miraron. Hyunwoo se agachó para estar a la altura de Jihoon y sonrió.

—Claro que sí, Jihoon. Pero solo si te portas bien y te sujetas fuerte, ¿entendido?

—¡Entendido! —respondió Jihoon emocionado.

Hyunwoo ayudó a su madre y a Jihoon a subirse a la motocicleta. Se aseguró de que ambos estuvieran cómodos y bien sujetos antes de ponerse el casco y arrancar el motor.

Mientras conducían por las calles de la ciudad, la señora Lee se fue relajando poco a poco, aunque al principio estaba un poco tensa. El paisaje que pasaba rápidamente a su alrededor y la seguridad que sentía con Hyunwoo al volante la hicieron sonreír. Jihoon, por otro lado, no podía contener su emoción, observando todo a su alrededor con ojos brillantes.

—¿Ves? No está tan mal, ¿verdad? —dijo Hyunwoo en voz alta, girando la cabeza ligeramente para que su madre lo escuchara por encima del ruido del motor.