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Después de varios días de recuperación en el hospital, finalmente dieron de alta a Minho. Hyunwoo, fiel a su promesa, se dedicó a cuidarlo con esmero. No quería alejarse ni un solo momento de su lado, asegurándose de que Minho tuviera todo lo que necesitaba.

Una tarde, mientras el sol se colaba por las ventanas de la casa, ambos se encontraron compartiendo un momento de tranquilidad en la sala. El ambiente era cálido, y el silencio solo era interrumpido por el suave sonido de sus respiraciones. De repente, Minho tomó a Hyunwoo por la cintura y lo atrajo hacia él, comenzando a besar sus labios con un fervor que no había mostrado desde que había salido del hospital.

—Hyunwoo... —susurró Minho entre beso y beso—. No sabes cuánto te amo...

Hyunwoo correspondía con la misma pasión, dejando que las palabras de Minho lo envolvieran en un cálido abrazo emocional. Entre los besos, ambos comenzaron a moverse torpemente por la casa, chocando con los muebles y riendo en medio de la intensidad del momento.

Minho, con las manos en la cintura de Hyunwoo, lo empujó suavemente contra una mesa, sin dejar de besarlo. Sus labios se movían en sincronía, como si fueran dos partes de un mismo ser que finalmente se habían reunido.

—Te amo demasiado, Hyunwoo —repitió Minho, su voz ronca de deseo y emoción, mientras sus manos subían por la espalda de Hyunwoo, atrayéndolo aún más cerca—. No quiero estar sin ti... nunca.

Hyunwoo, con el corazón desbordándose de amor, respondió entre besos—. Yo también te amo, Minho. Más de lo que puedo expresar...

Minho sonrió contra los labios de Hyunwoo, sus manos temblando ligeramente por la intensidad de sus emociones. Ambos se quedaron allí, entrelazados, con el corazón latiendo al unísono, como si el mundo entero hubiera desaparecido, dejando solo el espacio que compartían.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Minho tomó una pausa, miró a los ojos de Hyunwoo y dijo con voz firme—. No importa lo que pase, siempre estaremos juntos. Eso te lo prometo.

Hyunwoo asintió, conmovido por la promesa de Minho, y lo abrazó con fuerza, dejando que sus labios se volvieran a encontrar, sellando esa promesa con un beso lleno de amor y determinación.

Pasaron algunos meses desde que Minho fue dado de alta del hospital. La vida había vuelto a una relativa normalidad para ambos, aunque el vínculo entre ellos se había fortalecido más que nunca. Hyunwoo y Minho habían atravesado el infierno y regresado, y ahora solo les quedaba un camino lleno de amor y esperanza.

Una tarde, mientras paseaban por un parque cercano, Minho parecía estar más nervioso de lo habitual. Hyunwoo lo notó, pero no quiso presionarlo para que hablara. En cambio, disfrutaron del tiempo juntos, caminando de la mano mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, bañando todo con una suave luz dorada.

Llegaron a un pequeño claro donde solían sentarse a ver el atardecer. Minho, con una sonrisa, guió a Hyunwoo hacia un banco y lo invitó a sentarse. Hyunwoo aceptó sin dudarlo, disfrutando de la tranquilidad del momento.

—Hyunwoo —comenzó Minho, tomando las manos de Hyunwoo entre las suyas—, hemos pasado por mucho, y no hay un solo día en el que no agradezca haber podido salir de todo eso contigo a mi lado.

Hyunwoo lo miró con ternura, pero también con una leve preocupación. Sabía que Minho tenía algo importante que decir.

—Yo también agradezco cada momento que hemos compartido, Minho. No podría imaginar mi vida sin ti —respondió Hyunwoo, apretando suavemente las manos de Minho.

Minho sonrió, pero esta vez sus ojos mostraban un brillo especial, uno que Hyunwoo no había visto antes.

—Hyunwoo, tú eres la persona más importante en mi vida. Eres mi razón para seguir adelante, para ser mejor cada día. Y no quiero que eso cambie nunca —Minho respiró hondo, y con un gesto casi tembloroso, se metió la mano en el bolsillo.

Hyunwoo observó, su corazón latiendo más rápido al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Minho sacó una pequeña caja de terciopelo y, arrodillándose frente a Hyunwoo, la abrió para revelar un anillo de plata brillante.

—Hyunwoo, ¿quieres casarte conmigo? —preguntó Minho, su voz cargada de emoción y esperanza.

El mundo pareció detenerse para Hyunwoo. Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras miraba el anillo y luego a Minho. Nunca había esperado que llegara este momento, pero ahora que estaba aquí, sentía que todo encajaba perfectamente.

—Sí... —respondió Hyunwoo, con la voz quebrada por la emoción—, sí, quiero casarme contigo, Minho.

Minho sonrió ampliamente, con los ojos llenos de lágrimas también. Con manos temblorosas, tomó el anillo y lo deslizó en el dedo

CONTINUARÁ

entre sombras y deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora