Chapter 1

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A decir verdad no era tan malo el trabajo en una cafetería, si que había tenido que soportar a más de un baboso a diario, pero gracias a ese trabajo conoció a su mejor amigo Jonathan pocas semanas después de mudarse. Después de un año viviendo en Gotham se había acostumbrado a ella.
Estaba deseando acabar la jornada laboral para poder ir a comer con Jon, ambos habían hablado de ir a Kenny's burger, un sitio que frecuentaban mucho desde que se conocieron. Además, hoy era día de paga, nada podía ir mejor.

— Preciosa, tráeme dos cafés. — Un hombre con mala pinta llamó su atención. Decidió ignorar lo de preciosa, ya sabía que lo era, no hacía falta que ningún hombre se lo recordase.

— Claro. — Puso buena cara y se dirigió a prepararlos, si quería conservar su trabajo debía comportarse.

Cuando el reloj marcaba la una y media del mediodía Gwen se dirigió al cuarto de empleados para quitarse el delantal de la cafetería y peinarse un poco. Vestía informal, pero a la misma vez iba perfecta. Miró su teléfono por primera vez en toda la mañana y vio un mensaje de su amigo diciendo que la esperaba en la puerta. De lejos pudo verlo recostado en el cristal y sonrió inconscientemente.

— Adivina quién soy. — Dijo la menor por un año tapándole los ojos.

— Una rubia tonta. — Dijo riendo, ella frunció el ceño.

— No esperaba esa respuesta Kent. Se que me has echado de menos esta semana. ¿Por cierto qué has estado haciendo? Desapareciste sin decir nada. — Mientras le interrogaba caminaban a por su comida. El estómago de la rubia hacía rugidos.

— Salí con mi familia de escapada, te iba a avisar para venir pero se me murió el móvil.

— Siempre tienes alguna excusa para todo Jonathan.


— Y entonces mi compañero le tiró accidentalmente el café encima

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— Y entonces mi compañero le tiró accidentalmente el café encima. — Los dos jóvenes reían mientras la rubia contaba lo que había pasado interesante en su ausencia.

Aunque Jonathan no le había contado la verdad a Gwendoline con el objetivo de protegerla. Si ella supiese de su doble identidad, se verían envuelta en el mundo de los héroes, y eso conllevaba muchos riesgos para ella. Era demasiado peligroso para Gwen. Si era cierto que sentía culpabilidad cada vez que tenía que soltar alguna mentira, pero se decía a si mismo que era por su bien.

— Se lo merecía. — Contestó él. — Yo habría hecho lo mismo o algo peor si veo a un hombre metiéndose contigo.

— Lo sé, por eso te quiero tanto. — Miró su teléfono, que ya marcaba las siete de la tarde y estaba empezando a anochecer. Ella debía volver para hacer algunas tareas que dejó pendientes. Y Jonathan tenía que ir a Smallville nuevamente. Eran ciudades relativamente cercanas. — Es mejor que me vaya ya, antes de que se haga más tarde.

— ¿Te puedo acompañar? — Preguntó Jon.

— No, no. Yo sola puedo ir.

— Gotham es peligroso Gwen.

— Puedo cuidarme sola, además vivo a cinco minutos de aquí Jon.

— Bien, vale. — Se encogió de hombros y abrazó a la rubia. — Avísame cuando llegues.

— Claro. — Se despidió de él con la mano. Cogió su bolso y salió de local mientras sus tacones resonaban en las calles ya con hojas caídas de Gotham.

Por el camino, entró a una tienda de animales para comprar comida para su perrita. No le gustaba dejarla tanto tiempo sola, pero hoy había tenido que hacerlo. Buscó durante cinco minutos un juguete nuevo para Jules, su golden retriever, cuando lo encontró fue a pagarlo junto con la comida. Un chico muy majo la atendió en la caja. Salió de la tienda y ya era completamente de noche, hacía frío y las calles estaban mucho más vacías que hacía quince minutos. Por suerte su casa no quedaba muy lejos. Caminó durante cinco minutos hasta llegar al callejón por el que tenía que pasar para subir a su departamento. Saludó a una mujer que vivía en la calle a la que siempre veía cuando iba a trabajar.

— Que belleza, por favor. — La voz de un hombre la hizo resoplar. Por este lugar siempre solían haber borrachos pero nunca la molestaban demasiado además de algún que otro piropo.

— Sí, gracias, pero tengo prisa. — Dijo al ver que este se ponía frente a ella impidiendo su paso.

— Quédate un rato con nosotros dulzura. — Otro hombre salió de las sombras. Gwen comenzó a ponerse tensa. Miró hacia atrás para ver una salida. Pero estaba acorralada.

Gracias a su hermano Oliver, quien le había enseñado algo de autodefensa, le dio una patada a uno de los hombres. Aunque el otro le propinó un golpe en la espalda que la hizo caer de rodillas. Este le agarró la cara y se la acarició.

— No me ha gustado eso rubita. — El golpeado se quitó la correa de los pantalones y estaba a punto de desabrocharselos. Gwen sintió terror, le dio un golpe al hombre que la tenía cogida de la cara y corrió hasta la puerta del departamento, estos la siguieron.

Gwen tocó todos los timbres habidos y por haber, mientras metía la llave a la cerradura y abría la puerta, sonrió un fuerte agarrón del pelo que la hizo desestabilizarse y caerse al suelo. Maldijo y comenzó a gritar y patalear para llamar la atención de quien fuese para pedir ayuda. Funcionó cuando vio al mismísimo Robin dándole una paliza a los dos hombres, sin esperar más, ella se levantó y subió a su casa dejando la pelea atrás.

Cerró la puerta de su piso y se tiró al sofá, fue entonces cuando se acordó de su teléfono. No lo encontró por ninguna parte y supo que lo había dejado bajo. Se negó a volver a bajar, estaba asustada. Llamó por el fijo de su casa a Jon para contarle lo que había pasado, y aunque este había insistido en ir a verla, ella se negó completamente por la distancia entre ciudades. Pasadas dos horas pudo conciliar el sueño.

Exile - Damian Wayne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora