Chapter 20

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TRAS UNA SEMANA DE PRÁCTICAS estaba exhausta

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TRAS UNA SEMANA DE PRÁCTICAS estaba exhausta. Combinar el trabajo con las salidas nocturnas como vigilante era agotador, más ahora con la desaparición de Selina Kyle, Bruce estaba de los nervios. Por lo que Damián había escuchado, en ese club en el que trabajaba la madre de Luna pasaban cosas muy turbias, y a Bruce le preocupaba que la hubiesen secuestrado para prostituirla. Eso era lo que hacían, secuestrarlas, anularlas mediante drogas y venderlas como si fuesen objetos. Por supuesto Luna no tenía ninguna idea de esto, ella no era una vigilante como ellos. Su madre y ella salían a robar a veces o a otras cosas que no eran exactamente legales. Por esa razón se defendía bien.
Gwen escribía un diario desde hacía un año, le ayudaba a no olvidar las cosas. Dejó de hacerlo cuando traquearon la puerta. Un Jason sonriente entró a su habitación y se sentó en el escritorio apoyando las piernas en la silla, Gwen lo miró mal.

— Vamos a una misión, vístete rubia. — Ordenó.

— ¿Ahora? Pero son las dos de la mañana. — Dijo extrañada mirando la hora en su teléfono.

— Tenemos algo de Selina Kyle.

Gwen resopló, pues ya era evidente que Luna también iría con ellos si se trataba de su madre y le apetecía cuánto menos verla. Parecía que la odiaba, aunque era casi mutuo, pues no le había dirigido la palabra a la rubia jamás y cada vez que la pareja se encontraba junta fuera de sus habitaciones ella aparecía para entrometerse. Damián no veía lo mismo que Gwen, él no veía que lo hiciese con maldad, por lo que la rubia ya prefería no contarle nada a su novio para no discutir.

Todos estaban preparados, ella llegó con su traje en la manos y Bruce negó con la cabeza. Damián se veía muy molesto y los demás chicos estaban vistiéndose.

— Está noche tú entrarás al club como infiltrada. Ponte un vestido y arréglate Gwen.

— ¿Qué? No tengo ni idea de qué hacer ahí dentro. — Ella se molestó, nadie había contado con su opinión.

— Consigue información, nosotros lo veremos todo a través de unas lentillas y una cámara en tu vestido. — Habló Dick esta vez.

— No me parece bien que la expongáis así, ella no sabe cómo tratar con esa gente padre. — Damián intentó hacer a su progenitor entrar en razón, pero fue en vano ya que este se negó y mandó a Gwen a vestirse para la ocasión.

La chica se puso un vestido de color rojo que dejaba poco a la imaginación, onduló su pelo rubio y se maquilló de una manera sencilla pero bonita. Tardó un buen rato en ponerse las lentillas ya que no estaba acostumbrada a ello, pero Jason la ayudó y se echaron unas risas. Damián fue a verla a su habitación cinco minutos antes de salir hacia el club, estuvo pidiéndole que llevase cuidado y que él estaría cerca para ayudarla si lo necesitaba.
Una vez estaban listos cogieron el coche para llegar hasta la localización y cuando llegaron ella pasó sin problemas. Los hombres allí la miraban como si fuese un trozo de carne, a Damián le ardía la sangre de solo verlo. Luna se encontraba a su lado sentada en el coche, pasando su mano por el muslo de él, Damián no la entendía pero no veía maldad en ello. Simplemente pensaba que era algo amistoso.

Bajó a la sala donde se reunía toda la mafia y los peces gordos de Gotham. No le costó reconocer a Falcone, se quedó mirándolo y cuando este se dio cuenta ella apartó la mirada pero fue tarde. El hombre tocó su cintura y Gwen se giró dándole una sonrisa. Lo examinó de arriba a abajo, Bruce miraba todo por las cámaras.

— Nunca te había visto aquí, belleza. — El hombre mayor la miró parándose en sus pechos, lo cual la incomodó.

— Siempre vengo pero me quedo arriba, estaba buscando a una amiga que trabaja aquí en realidad. — Dijo con inocencia, para que este no sospechase nada.

— ¿Quién es tu amiga? — Preguntó mientras fumaba.

— Se llama Selina, Selina Kyle. — Dijo mientras tomaba un vaso de vino de un camarero que pasaba ofreciendo.

— No bebas eso Gwen. — Escuchó decir a Damián por el comunicador.

— Ah sí, la conozco cielo. — Dijo asintiendo.

— ¿Sabe algo de ella? — Preguntó fingiendo desesperación.

— Esa chica se metía en asuntos que no le importaban, belleza. — Rió amargamente.

— ¿Qué insinúa? — Arqueó una ceja.

— ¿No vas a beber tu vino? — Gwen echó un vistazo a la copa que llevaba en la mano y que todavía no había probado por lo que dijo Damián.

— Me duele un poco el estómago, en realidad.

— Te diré una cosa pequeña, no busques a esa chica porque no vas a encontrarla, y podrías acabar igual que ella. — Gwen lo miró con rabia mientras veía como se alejaba y se sentaba con un grupo de hombres, los cuales estaban drogándose y negociando por lo que se veía.

Gwen salió a paso rápido de la sala y subió hasta el bar de arriba donde solía trabajar Selina. Pidió un agua y la bebió con lentitud, estaba bastante asustada por lo que acababa de hacer. Ahora tenía casi claro que las sospechas de Bruce eran ciertas. Sentía mucha pena por la chica, ya que aunque su hija le cayera fatal, ella no tenía culpa de sufrir ese destino, nadie lo merecía.
Sus tacones de aguja resonaban en las baldosas de la calle una vez salió del lugar. Se dirigió hasta el coche y allí Damián la abrazó nada más verla. Luna salió del coche y la miró con seriedad.

— Podrías haber hecho algo más. — Dijo y Gwen empezó a sentir unas ganas inmensas de hundirle la cara de un puñetazo.

— Perdona niña, pero ¿qué estás aportando tú además de tu horrible presencia? — Le respondió molesta.

— Chicas basta. — Damián intentó hacer que dejasen de discutir.

— ¡Es ella Dami! No quiere encontrar a mi madre, es una egoísta. — No podía creer lo que estaba escuchando ¿Dami? ¿Quién se creía que era para llamarlo así? Gwen se lanzó encima de ella para darle un puñetazo que le dejó el ojo morado. Luna trataba de defenderse pero Gwen era mucho mejor que ella y se veía claramente. Dick salió del coche junto con Bruce al escuchar la pelea y ambos cogieron a las chicas. Damián simplemente observaba sin saber qué decir.

— Ya es suficiente Gwen. — Escuchó la rubia, lo que más le dolió, además de que realmente ella no había hecho nada, era que la voz que la estaba regañando era la de Damián.

— ¿Tú me quieres?

Exile - Damian Wayne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora