Chapter 26

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LA PRIMAVERA YA ESTABA LLEGANDO, y con ello el calor

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LA PRIMAVERA YA ESTABA LLEGANDO, y con ello el calor. Gwen salió al jardín de la mansión para disfrutar de las buenas temperaturas. Últimamente casi siempre estaba sola en la mansión, pues Damián había aceptado el cargo de la empresa de su padre, y por las mañanas estaba allí trabajando, por la noche salía a proteger la ciudad, y Gwen a veces lo acompañaba. Gwen había vuelto a trabajar también en el hospital después de mucho tiempo sin asistir, digamos que Bruce soltó algo de dinero para que ella consiguiera un trabajo de alto rango. El único que estaba por las mañanas era Alfred, aunque algo ocupado con la limpieza de la mansión.

Llegó la hora de comer y Damián volvió del trabajo, recibió a Gwen con un beso. Dick estaba trabajando en la comisaría y Jason había ido por un tiempo a Star City, así que estaban solos.
Alfred les preparó pasta italiana, el plato favorito de Gwen, ella le sonrió tan solo ver el plato en la mesa.

— ¿Cómo ha ido el día? — Preguntó ella al ver a su novio algo callado.

— Bueno, estamos algo liados con un proveedor de tecnología, pero se solucionará habibi. — Sonrió el joven.

— Yo he ido a visitar a Selina. — Admitió. — No entiendo como todavía no despierta.

— Está en coma, Gwen, no todo el mundo logra sobrevivir a eso. — Dijo él comiendo.

— ¿Dónde está Luna? — Preguntó ella, pues hacía un mes que no la veía.

— Creo que estaba en Marruecos, investigando una cura para Selina.

— ¿Tú crees que despertará algún día Damián? — Preguntó la chica rubia mirando a su enamorado.

— No lo sé habibi, estas cosas son difíciles y Selina pasó por mucho cuando la secuestraron. — Habló mientras acariciaba la mejilla de Gwen. — Pero espero que sí, Selina siempre fue muy importante para mi padre, y lo sigue siendo.

— Él no habla mucho pero se le ve triste.

— Esta noche saldré a patrullar. — Dijo el moreno cambiando de tema.

— Yo tengo turno de noche hoy. — Se quejó la rubia. — Siempre me asusta estar en el hospital por las noches.

— Gwen, has peleado contra el Joker, ¿tienes miedo de un hospital? — El de descendencia árabe rió.

— No todos somos tan valientes como Robin. — Se burló ella.

— Claro, nadie podría igualar a Robin, es el mejor héroe.

— Egocéntrico.

La tarde en la mansión Wayne fue entretenida para la pareja, estuvieron viendo una película de miedo, y después cocinaron algo dulce para divertirse y hacer algo distinto. Como era de esperar, hicieron una guerra de quién terminaba más manchado de masa de tarta, y ganó evidente Damian Wayne.
Cuando el reloj marcaba las nueve, Gwen ya estaba preparada para irse al hospital de Gotham, donde le esperaba una dura noche hasta las seis de la mañana. Se despidió de Damian con un beso, y este se fue a patrullar las calles, ya que su padre y el resto estaban ocupados.

Gwen aparcó su mercedes negro en la zona de trabajadores. Al entrar se encontró con Louis, su compañero de turno. Gwen lo saludó con una sonrisa y se dirigió a la sala de médicos para dejar sus cosas y coger la bata.

Cuando llevaba una hora trabajando no había sucedido nada todavía, tan solo se estaba dedicando a atender a los ingresados por operaciones, curándoles las heridas y preguntado si necesitaban algo. A las once hizo un pequeño descanso para tomarse un sándwich junto con su amigo y compañero Louis, estuvieron hablando sobre lo horrible que era el turno de noche hasta que recibieron una llamada de la policía de Gotham alertando de un incendio en un restaurante del centro de Gotham, lo cual significaba que tenían que prepararse para recibir a muchos enfermos de urgencia. Los médicos se miraron y comenzaron a preparar camillas y equipos, llamaron a más médicos para que los ayudasen. A los quince minutos llegó una ambulancia con cinco pacientes, una de ellas era un niña de diecisiete años con parada respiratoria por inhalar el humo.

Gwen acostó a la chica en la camilla y le realizó la reanimación cardiorrespiratoria, mientras lo hacía, le rezaba a dios para que esa niña viviese. Estuvo en parada por dos minutos mientras Gwen no se rendía e intentaba reanimarla. Los familiares de la joven llegaron, y Gwen podía escuchar los sollozos de la que debía ser su madre. Tras cuatro minutos muerta, Gwen ya pensaba que había perdido al paciente y reprimía las ganas de llorar, Louis llegó para ayudarla, y cuando iban a desconectarla y a dar la noticia, la máquina comenzó a pitar nuevamente. Gwen respiró aliviada y le realizó los tratamientos que debía.

El resto de la noche fue igual, llegaron más ambulancias y los médicos que habían tuvieron que apañárselas para evitar que hubieran fallecidos. No pudo hablar con Damian en toda la noche, y eso le preocupaba, porque tenía claro que él había estado en ese incendio.
A las cinco y media de la mañana y habían ingresado a todos los pacientes, que fueron dieciocho. Solo hubo un fallecido, una señora de ochenta años, aunque Gwen no había sido quien la había perdido, tenía un nudo en el estómago y se sentía muy mal.

Salió del hospital cuando estaba amaneciendo y condujo directa a la mansión deseando acostarse en su lujosa cama y dormir, aunque antes yendo a hablar con Damian.
Una vez llegó cerró la puerta con cuidado de no hacer ruido y subió hasta las habitaciones, se dio cuenta de que Jason había vuelto ya que estaba su puerta abierta, pero no había rastro de nadie. Decidió bajar a la bat cueva, allí estaba Jason, quien la recibió con un abrazo a pesar de estar nervioso, y Damian, sentado en una mesa. Cuando el chico Robin la vio, la abrazó, sabiendo que su noche también habría sido dura.

— ¿Qué ha pasado? — Dijo Gwen. — Bueno,  se lo del incendio, pero, ¿habéis ido?

— Sí, yo fui solo, pero se extendió y necesité ayuda de alguien más para sacar a todo el mundo. — Explicó Damian.

— Y yo justamente estaba volviendo a la ciudad esta noche de sorpresa. — Añadió el joven del mechón blanco en el pelo.

— ¿Cómo te fue a ti? — Preguntó Damián a su amada.

— Muchas personas a punto de morir, en para respiratoria, con quemaduras graves... Ha sudo una noche dura. — Confesó. — Hoy casi pierdo a una niña de diecisiete años.

— Yo la saqué de allí, su novio quedó dentro, me pidió que la sacase a ella primero. — Dijo Jason. — No llegué a tiempo.

— Joder. — Contestó Gwen con un nudo en la garganta. — La hemos salvado.

— Este trabajo es duro, pero necesario.

Los chicos se fueron a dormir después de conversar durante un rato. Gwen durmió en la habitación de Damián ya que mañana era sábado y ninguno de los dos tenía que trabajar.

La pareja de enamorados estaba en un buen momento, habían superado los obstáculos que la vida les había puesto, y no se rindieron ante sus problemas. Gwen aguantó los demonios de Damián, y él cambió por ella, al menos lo estaba intentando.

Exile - Damian Wayne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora