Chapter 6

51 8 0
                                    

ESTOS ÚLTIMOS TRES DÍAS en la mansión Wayne habían sido algo caóticos para Gwen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



ESTOS ÚLTIMOS TRES DÍAS en la mansión Wayne habían sido algo caóticos para Gwen. Había disfrutado mínimamente con Jason en las cenas, pero cuando volvía a su habitación, la cual estaba junto a la de Damian y frente a la de Tim, rompía a llorar. Odiaba hacerlo, odiaba sentirse impotente e inservible. ¿Qué sería de Oliver en aquellos momentos? ¿Seguiría con vida? Eran las dos preguntas que en cada momento del día rondaban por la mente de la rubia de ojos azules. En esos momentos solo mantenía la mente despejada mientras entrenaba. Ya no se limitaba a los entrenamientos con los chicos, ahora ella sola bajaba a la bat cueva para desquitarse con el saco de boxeo. Había empezado a correr media hora diaria para aumentar su resistencia y a hacer pesas para su fuerza.
Los chicos veían la pantalla del ordenador donde intentaban acceder a las cámaras de seguridad de la zona oeste de la ciudad, mientras ella golpeaba aquel saco de boxeo con toda la fuerza que podía. Soltó un leve quejido cuando golpeó mal el saco por accidente. Escuchó un bufido tras ella.

— Golpea de la manera que yo te enseñé, no le hagas caso a Todd o acabarás con la mano rota.

— Claro, porque Damian Wayne es el mejor en todo. — Este sonrió.

— Es lo más inteligente que te he escuchado decir nunca.

— No me sorprendes. — Dijo mientras se ponía una camiseta sobre el top de deporte que llevaba. Se sentía algo incómoda, desde bien pequeña se había desarrollado bastante, y frente a los hombres a veces se sentía insegura usando escotes por su enorme pecho.

— Si te sirve de algo, hoy estamos un poco más cerca de encontrar a un peón de Crane.

— Sigue estando lejos de Crane, el cual está lejos del Joker, el cual está lejos de encontrar a mi hermano. — Dijo sin conformarse.

— Si tuvieras una mínima idea entenderías lo difícil que es nuestro trabajo. ¿Sabes?

— Si tuvieras lo mínimo de sentimientos entenderías que es perder un hermano, Damian. — Habló con un tono tranquilo, no lo estaba atacando.

Por primera vez, Damian sintió que estaba siendo duro con ella. ¿Por qué lo hacía? Ella ni siquiera le dirigía la palabra, parecía temerle. Quizá no quería permitirse el placer de sentir algo con alguien, quizá esa era su manera de protegerse a sí mismo. Se quedó viendo como la joven salía de la sala de entrenamiento, decepcionada, y se sintió como un auténtico idiota.

Gwen salió de la ducha de media hora con agua tibia enrollada en una toalla y con el pelo húmedo. Decidió ponerse una blusa bonita y un pantalón vaquero. Bajó a la cocina para comer algo, Alfred había preparado ensalada para cenar. Tomó una ración y se sentó en aquel solitario salón, solo estaban ella y sus pensamientos. Así fue hasta que escuchó los pasos apresurados de alguien dirigirse hacia el mismo sitio donde ella estaba. Vio a un Jason nervioso entrar a la cocina.

— ¿Qué sucede Jay? — Preguntó con curiosidad.

— Un robo con rehenes en la cafetería Blake's Street. — Gwen se ahogó con la comida.

— Trabajo ahí, mis compañeros están ahí.

— Quédate aquí. ¿Me has oído? — Dijo con seriedad. — No hagas ninguna estupidez.

— Pero... — Replicó.

— Pero nada. Ellos buscan a los héroes y a sus familiares para vengarse, eso te incluye. Te quiero aquí sana y salva.

— Bien, vale. — Rodó los ojos, molesta. Jason salió corriendo y minutos después escuchó el sonido del batmovil derrapando a toda velocidad junto la moto de Robin atrás.

Lo cierto era que no pensaba quedarse en casa, tenía conocimientos en medicina que podían ayudar a cualquier herido. Además, estaba entrenada para defenderse si le era necesario. Subió rápido hasta su habitación y se colocó una sudadera negra. Cogió uno de los coches de Bruce y salió directa hacia allí a toda velocidad. Cuándo llegó habían unos cinco coches de policía. Estos evidentemente no la dejaron entrar, pero ella como empleada conocía otra entrada trasera que no conocía nadie más. La puerta estaba abierta, así que se adentró en la gran cafetería con sigilo. Se escuchaban golpes, disparos y gritos. Detrás del mostrador se encontraba su jefe, junto con su amigo y compañero David. Soltó las cuerdas que retenían a ambos atados, mientras de lejos divisó a Robin peleando contra dos hombres enmascarados con pistolas. David llevaba una herida en la pierna, la chica rompió la tela de su blusa y ató la herida para evitar la pérdida de sangre.

— Tenéis que salir por atrás, no hagáis ruido.

— Dios mío Gwen, ven con nosotros esto es una muerte segura. — Pidió el jefe, pero ella negó y estos después de otro sonido de disparo, salieron rápido del lugar. Se dispuso a ayudar a otros rehenes que eran clientes, ayudó a cuatro a escapar, hasta que la tomaron a ella por atrás y la golpearon contra una pared. De una patada tiró la pistola del hombre al suelo, cuando este fue a cogerla, golpeó su rostro haciéndole retroceder. Se mantuvo en posición de ataque tal y como Jason le enseñó. En un movimiento rápido en el que intentó pegarle, ella se subió sobre sus hombros, rodeando sus muslos en el cuello de este. El hombre la hizo chocarse repetidas veces con la pared, hasta que ella se golpeó la cabeza y cayó mareada al suelo. Rápidamente dio un vistazo a su alrededor como Damian le había enseñado, vio un cuchillo y lo cogió arrastrándose con rapidez. Se lo clavó al hombre en el pie haciéndole caer.

— ¿Gwen? — La voz de Damian la hizo despistarse. Se giró y lo vio peleando cerca a ella, el hombre aprovechó ese momento para agarrarla del cuello y empujarla contra la pared, elevándola y quitándole la respiración. Ella intentaba golpearle, pero había perdido casi todas sus fuerzas. — ¡Mierda Gwen!

Robin tumbó al ladrón contra el que peleaba con su katana. Lo mató sin piedad, Gwen no podía creer lo que estaba viendo. Se lanzó contra el hombre que estaba ahogando a Gwen y en dos movimientos lo noqueó. Entonces su vista pasó rápidamente a la chica rubia que estaba en el suelo, tocando su cuello intentando recobrar la respiración. Damian la sostuvo en sus brazos, incorporándola.

— ¿Qué hacías aquí Gwen? — Habló pero para si mismo.

Los ojos rubios de la chica se cerraron lentamente, llegando a estar inconsciente. Damian la llevó hasta la mansión sin que nadie más se enterase, sabía que eso sería meterla en graves problemas con Bruce y los chicos. La dejó en su cama, no sin antes comprobar todos sus signos vitales dos veces. Aún así, sentía que tenía que quedarse con ella, sin darse cuenta alguna, le estaba agarrando la mano, rápidamente la soltó y retrocedió sobre sus pasos, asustado por su comportamiento, salió de su habitación y se dirigió a la suya.

Exile - Damian Wayne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora