Chapter 4

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LOS EXÁMENES DEL DÍA habían salido perfectos

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LOS EXÁMENES DEL DÍA habían salido perfectos. Gwen estaba muy contenta de sus calificaciones a pesar de lo que había estado viviendo estos últimos días. No había tenido mucho tiempo para estudiar, así que pasó la noche entera pegada a su ordenador portátil junto con tazas de café. Echaba de menos no tener a Tamara para charlar todo el tiempo, realmente se sentía mal por lo que pasó, a pesar de que no fue su culpa. En aquellos momentos estaba sentada en la cafetería comiendo un sándwich esperando a que fuesen las tres para irse a casa. Cuándo llegó la hora guardo sus cosas y cogió el coche para llegar, ducharse y prepararse para el entrenamiento. Estaba bastante nerviosa, no por los golpes que probablemente recibiría, sino porque no conocía a esa gente de nada y esperaba que no tuviese que hablar con el idiota de Robin. Tenían la misma edad por lo que Jon le había dicho, y le sorprendió que estos fueran mejores amigos, la rubia no entendía cómo Jon podía aguantar a esa bola de odio andante. Tampoco entendía por qué la había salvado si realmente pensaba eso de ella. El coche que la llevaría a la mansión la esperaba en la esquina. Por el camino habló bastante con Alfred, parecía un hombre amable y leal, y le gustaba rodearse de ese tipo de personas. Cuando llegaron, este se ofreció a cargar con su bolsa de gimnasio, pero ella se negó rotundamente. La acompañó hasta un ascensor, cuando bajaron se encontraba la famosa bat cueva. Habían muchos ordenadores y equipamiento, inclusive los trajes de casa héroe. Habían unos cinco.

— ¿Ha llegado la chica? — Gwen se dio la vuelta y se encontró con el chico del mechón blanco, rápidamente le llegaron los recuerdos del club que se incendió. — Tu cara me suena.

— Moon Club. — Se limitó a decir.

— La chica que no mira por donde anda. — Este rió y Gwen suspiró. — Es broma preciosa, soy Jason.

— ¿Ya estás ligando Todd? — Un chico alto y más mayor apareció junto con Damian y otro más.

— Como siempre. — Un chico de su estatura le dio la mano. — Soy Tim Drake.

— Gwen. — Correspondió. — Encantada.

— Yo soy Dick. Y este es Damián, aunque creo que ya lo conoces. — El último apartó la vista.

— Es un placer chicos, gracias por ayudarme.

— Hoy te entrenará Damian. — Lo miró. — Nosotros tenemos una misión. Ánimo y suerte con él.

— Eres idiota Todd. — Escupió él.

Cuando los jóvenes héroes se fueron, Damian la guió sin decir ni una palabra hasta la sala de entrenamiento. Esta se sorprendió al ver la cantidad de armas que habían allí. Vio como Damián, con su traje pero sin la máscara, cogía unas vendas para las manos y casi se las tiró. Gwen se las puso bajo su atenta mirada, ya sabía una buena técnica para golpear. Golpeó varias veces un saco de boxeo.

— Estás bastante floja. — Sintió ese comentario como un insulto. — No tienes mucha fuerza para hacer daño. Estás bastante delgada.

— ¿Podrías parar de meterte conmigo al menos un segundo? — Resopló.

— No es nada personal, Queen. — Se encogió de hombros. — Intento ayudarte, aunque no es mi plan favorito.

— Con esto no me estás ayudando. — Tiró las vendas al suelo y se posicionó frente a él.

— ¿Qué quieres? — Preguntó mirándola, sin entender que le había dado de un momento a otro. Ahora se veía menos frágil, se veía molesta y eso le gustaba.

— Enséñame pelea cuerpo a cuerpo. Si alguien me ataca no será como un saco de boxeo.

— Te haré daño, pequeña. — Dijo este, teniendo en cuenta que la diferencia de estatura a pesar de la edad era notable.

— No me importa. Pégame. Enséñame a no ser una carga. — El de ojos verdes retrocedió unos pasos, y le lanzó un golpe, el cual ella esquivó.

Damian estaba sorprendido. No podía igual su nivel, pero al menos tenía una base. Podía defenderse de algún ladrón novato si le era necesario, pero no estaba realmente preparada para lo que se avecinaba en Gotham. Él realmente estaba preocupado estos días en los que los villanos habían escapado de Arkham. El mismísimo Joker estaba suelto, Crane también. No sabía lo que estaba por venir, y su padre estaba muy agobiado intentando dar con su escondite y devolverlos a prisión. Le parecía una ridiculez estar entrenando a una chica que ni siquiera iba a ayudarlos en nada. Pero Oliver Queen era muy amigo de Bruce, y le debía ese favor. Realmente no odiaba a Gwen, le parecía una chica realmente atractiva a decir verdad, pero no quería perder el tiempo con una tontería como está en un momento tan crítico. Al menos agradecía que se esforzase por aprender algo.

— Esto es todo por hoy. — Dijo el chico.

— ¿Cuándo tengo que volver? — preguntó mientras se secaba la cara con una toalla y soltaba su pelo rubia y ondulado de la coleta que se había hecho.

— ¿Tan rápido quieres volver a verme rubita?

— ¿A ti qué te pasa? A veces parece que me odias y otras bromeas conmigo. ¿Eres bipolar o algo así? — Damián soltó una risa amarga.

— No te odio, simplemente no sé cuál es la finalidad de estos entrenamientos.

— Me parece muy bien que no quieras hacer esto, tampoco es mi plan ideal. Pero no tengo más remedio que hacerlo. — Suspiró. — Ya nos veremos otro día Wayne. — Sin dejarlo responder salió de la sala a paso rápido, sintiendo como la rabia se acumulaba dentro de ella.

Exile - Damian Wayne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora