Capitulo 2

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Charles se dio cuenta de que a la niña le costaba entrar en confianza y le daba vergüenza estar con el, lo que era lógico porque recién se conocían, asi que se sentó a su lado en la alfombra.

—¿Puedo jugar contigo?

—Si.

—¿Te gusta el juguete de Peppa? —. Intento encontrar un tema que le interesara.

—Si, me lo regaló mi papi.

—Que bien, es muy hermoso.

—¿Tu tienes un papá?

—Si, lo tengo —. Dijo casi en un murmuro. —¿Puedes enseñarme a que juegas?

—Claro —. La niña tomo una muñeca, a su manera le explico el juego y comenzaron a jugar. Charles hacía del papá e Isabella la hija. Jugaron un largo rato y finalmente ella se relajo y entro en confianza, incluso lo abrazaba. El joven estaba muy a gusto con ella y disfrutaba de su compañía. Parecía locura, pero ya sentía que tenían un vinculo, pues le causaba mucha ternura la ingenuidad e inocencia de la niña.

Al medio dia, Carlos llego a la casa para almorzar y encontró a Charles y a su hija jugando en la sala. Había algunos juguetes en la alfombra y la niña en cuanto lo vio corrió a abrazarlo de las piernas.

—¡Papi!

—Hola hija, ve a lavarte las manos para el almuerzo —. Dijo pasandole una mano por la cabeza

—Esta bien —. Contesto obediente llendo hacia la algombra en donde Charles ya estaba guardando los juguetes en una caja, Carlos subió a su habitación para darse una ducha, ponerse ropa mas cómoda y después bajar.

Charles llevo a Isabella a lavarse las manos y luego fueron a la mesa. La puso en su regazo y después comenzó a jugar con ella a hacerle cosquillas, por lo que las risas de la niña resonaban por toda la casa, Carlos al ver que pasaba bajo a la sala y se sento en el comedor, para después inhalar profunda y ruidosamente.

—Isabella, es hora de comer.

—Ire a traer tu almuerzo —. Dijo Charles

—Esta bien —. Dijo la niña

Todos se sirvieron la comida y el joven ayudaba a Isabella. Sabia comer sola, pero aun necesitaba ayuda para cortar. Carlos se quedo en silencio y cada tanto los volteaba a ver. Carola almorzaba con ellos porque ya era como parte de la familia, y la hacia feliz ver que se llevaban tan bien.

Mas tarde, el hombre fue a su oficina le pidio a la empleada que llamara a Charles. El chico dejo a Isabella en su habitación y fue a verlo. El ambiente en ese cuarto parecía tenso. El joven le señalo la silla que estaba frente a el para que tomara asiento.

—¿Cómo te fue?

—Mejor de lo que esperaba, su hija es encantadora.

—¿Entonces aceptas?

—Lo haré —. Decidió Charles

—Bien, aqui tienes el contrato —. Charles firmó el documento y en cuanto se lo dio, el hombre lo guardo en un cajón bajo su escritorio con llave y volvió su atención a el. —Si quieres usar este fin de semana para organizarte, puedes hacerlo, pero debes de estar aqui el lunes.

—Esta bien, creo que será lo mejor.

—Ya sabes las reglas: Si algo se filtra, lo pagarás, en esta lista esta todo lo que necesitas saber.

Las reglas de la casa estipulaban que debía estar en la mesa con Isabella durante cada comida y ser puntual. La niña debía seguir sus horarios establecidos: todos los días se levantaba a las siete y veinte para ir al preescolar a donde debía llegar a las ocho de la mañana. Los jueves tenia clase de ballet a las cuatro de la tarde, y por las noches se dormía a las nueve o incluso antes, pues después de cenar jugaba un rato y terminaba agotada. No podia salir sin permiso, debía avisar antes. Podia llamar a Carlos solo si era una emergencia, no le gustaba que lo molestaran por tonterías.

Un padre por contrato || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora