Capitulo 24

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Una vez que Charles se estabilizó, sus amigos se pusieron a hablar con normalidad mientras los demás buscaban a Daniel

—Amor, olvídalo. El no contestará ni volverá.

—Tiene razón, no creó que sea tan estúpido como para volver aquí, no perdamos tiempo por el. Charles ya esta mejor —razonó Checo. —Disfrutemos el resto del día.

—Esta bien —acepto Carlos a regaña dientes.

—Perdón, pero no entendí la parte del chantaje —comento Isadora.

—Como Daniel quería estar conmigo, me dijo que se negaba a que Carlos lo remplazara. Nosotros vivimos juntos porque yo cuido de su hija. Y tan pronto nos conocimos, Daniel me escucho hablar del tema con Checo. Entonces me amenazó con contarle a todos, pues hasta hoy, era un secreto.

—Dios mío, que imbécil —exclamó Isadora.

—Ahora que lo saben no hay problema —dijo Carlos —Olvidemos el drama y disfrutemos del día.

—¿Ya esta listo el almuerzo? —Charles rió.

—Claro, amigo. Esta a punto —respondió Max con una sonrisa.

Pusieron la comida sobre la mesa, y todos empezaron a comer y beber con alegría. A pesar de que las cosas estaban bien otra vez, Carlos seguía preocupado, pues temía que su novio tuviera otro ataque de pánico. Sin embargo, el castaño estaba hablando, comiendo y sonriendo como si nada. Cuando se levantó para ir a la cocina fue tras el.

—¿Amor? —le llamó.

—¿Qué pasó? ¿Quieres que te traiga algo? —preguntó Charles.

—Ven aquí —le hizo un gesto con la manó.

—¿Qué ocurre?

—¿Seguro que estas bien? ¿Llegó a hacerte algo?

—Estoy bien. No pudo hacerme nada.

—Perdóname por no llegar antes. Estaba tratando de abrir la puerta pero me tomó mucho tiempo.

—Mi amor, no te culpes. Llegaste justo a tiempo —lo reconfortó.

—¿Seguro?

—Si. Contigo a mi lado no tengo por qué —afirmó.

—Bueno, me alegro de que pienses así.

Tras decir eso, lo abrazó y beso con ternura. Después fueron a la cocina y llevaron hielo a la mesa. El resto del día transcurrió con tranquilidad. Se quedaron disfrutando en la piscina hasta que, mas tarde, fueron a la playa al atardecer. Mientras disfrutaban de la vista, Carlos abrazaba a Charles y Max, a Checo. Los demás se sentaron en la arena pero sin hacer pareja.

—Quiero tener muchos momentos así contigo —dijo Carlos.

—Los tendremos, mi amor.

Al caer la noche se metieron al mar y se zambulleron. Se comenzaron a lanzar agua, lo que se convirtió en una guerra mientras las olas los despeinaban. Después volvieron a la piscina, donde se dieron el último chapuzón para quitarse la sal y se prepararon para irse.

Charles fue a asearse y su novio lo siguió, así que optaron por bañarse juntos con los trajes de baño puestos. Luego, se vistieron y volvieron a a la sala con el equipaje.

—Amigo, ¿vienes con nosotros? —le preguntó Charles a Checo.

—No, me llevará Max.

—Bueno.

—Dile a tu amigo que hoy duerma en mi casa —dijo Max mirando a Charles, quien se rió ante la súplica.

—¿Qué pasa? ¿No quiere?

Un padre por contrato || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora