Un padre por contrato || Charlos

Capitulo 19 (Especial Chestappen)

Algunos chicos se levantaron para ponerse a bailar. Sonaba música electrónica y bailaban muy animados porque el alcohol ya había empezado a hacer efecto, y otros chicos miraban mientras seguían conversando. Lizeth no quería juntarse con ellos; estaba bailando con movimientos sensuales en la mesa donde estaban los hombres para llamar la atención de Carlos; sin embargo, él ni lo miró, sólo le prestaba atención a Charles que se movía con soltura porque había estado bebiendo.

Luego, Charles tomó el celular de Max para poner música Funk brasilera. Los demás no sabían bailar, así que les enseñaba. Mientras tanto, los chicos se estaban volviendo locos al verlos seguir los pasos. Charles les enseñó con paciencia; ellos aprendieron muy rápido y enseguida empezaron a moverse con fluidez. En ese momento, Max fue hacia Checo para apartarlo de ahí. Los chicos de la mesa estaban halagando a los que bailaban y, como Checo estaba más suelto y no dejaba de menear, Max sintió celos y se lo llevó.

—¿Qué pasó? —. Preguntó el tapatío.

—Sigue bailando así y terminaré la fiesta.

—¿Por qué? ¿Estás loco?

—Está haciendo de todo menos bailar. Los chicos no dejan de hablar de ti y ya me está volviendo loco —. Advirtió él.

—Max, no tenemos nada, no entiendo por qué estás así.

—¿No tenemos nada?

—Una amistad colorida, fuiste tú quien le puso ese nombre —. Le recordó el mexicano.

—Lo sé, pero somos mucho más que eso y lo sabes, Checo.

—Entonces, ¿qué tenemos?

—Eres mío. No tenemos solo una amistad, tenemos algo especial y eso es suficiente. Si alguien se acerca a ti, mataré a quién se interponga en mi camino.

—Tienes actitudes infantiles, Caio.

—Al diablo, ¿te gustaría verme besando a alguna de ellas?

—No, pero lo aceptaría porque no eres mío. ¿Crees que voy a creer que solo estás conmigo? —.'replicó .

—No solía ser así, pero ahora sí. Me tomó en serio lo nuestro, pero veo que tú no quieres seguir.

—¿Alguna vez te pusiste a pensar que no habíamos hablado de nosotros hasta ahora? ¿Cómo voy a saber lo que tenemos y lo que te pasa, si sales a discotecas y te olvidas de mí; te acuestas con quien quieras y te pasas días sin mandarme un mensaje? ¿Te acuerdas del día que me preguntaste si yo estaba de acuerdo? Te respondo: no estoy de acuerdo. Nunca te preocupaste por mí, ¿pero crees que tienes algún derecho sobre mí? ¿Sabes qué? Quédate con tu fiesta y con tu casa, yo me voy —. Sentenció el chico.

Se fue hecho una furia y Max tiró el vaso al suelo, lo que llamó la atención de todos. Charles salió corriendo a buscar a su amigo y la vio bajar las escaleras con su mochila.

—¿Qué pasó? ¿Adónde vas?

—Me voy, se terminó la fiesta para mí.

—Tranquila, no te vayas, explícame lo que pasó —. La consoló Charles.

—La explicación es solo un nombre: Max.

—¿Sé pelearon?

—Amiga, nunca avanzamos. No sé qué es lo que tenemos, pero se cree que tiene poder sobre mí y que puede darme órdenes. Quiero respeto, pero no me respeta a mí. Viene a pelear conmigo con celos estúpidos cuando no tenemos nada y se enoja porque se lo digo.

— ¿No son "amigos coloridos"?

—¿Y desde cuándo eso es algo serio? Solo tenemos sexo; cuando me busca es nada más para eso. Pasamos un día juntos y, luego, sólo Dios sabe cuándo nos veremos otra vez. ¿Él sale a disfrutar del mundo y yo no puedo? Estoy harto de Max, ya no quiero estar con él —. Decidió.