Capitulo 31

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Carlos siguió buscando a Charles pero no logró encontrarlo. Regreso a casa después de unas horas y todos se acercaron para tratar de entender lo que estaba pasando. Julie también estaba ahí, y tenía un corte en la boca por lo que su jefe al darse cuenta, la tomó del cuello y la tiro contra la pared.

—Me dices ahora mismo lo que hiciste o te mato. —la amenazo entre dientes.

—¡Carlos, suéltala! —suplicó su madre.

—¿Que te pasa hijo? —exclamó el señor Sainz.

—No pue... no puedo respirar. —susurró la chica.

El la soltó y puso sus manos a lado de su cabeza. La miró a los ojos lleno de furia y la sirvienta empezó a sentir miedo, pues nunca lo había visto así. Carlos golpeó la pared con impaciencia y la asustó.

—¡Habla ya! ¿qué hiciste? ¡¿Donde esta Charles?!

—No se. Me golpeo por que se enteró que estuvimos juntos y salió corriendo. —contestó aterrada.

—¡Nunca estuvimos juntos, nunca me acostaría contigo! Sabes lo que hiciste, así que lávate la boca antes de decir que estuvimos juntos.

—Cálmate Carlos, pegar o gritar no va a traer a Charles de vuelta. —Dijo el señor Carlos tratando de calmar a su hijo.

—¡Que mierda! ¿Como quieres que me calme si mi prometido se fue? Por segunda vez me quede solo. ¿Como quieres que me calme?

Invadido por la angustia y la furia, el hombre comenzó a romper todo lo que encontraba a su paso. Todos se asustaron al ver su reacción, pero Reyes se acercó para tranquilizarlo y abrazarlo, Carlos se negó, pero poco a poco le fue devolviendo el abrazo y se arrodillo en el piso llorando.

—Bueno, yo les dije que la chica me caía mal. ¿Si Carlos no está mintiendo como fue que Charles se enteró? Llevo a Isabella a dormir y regreso así de alterado, paso algo ¿no creen? —chillo Checo, confundido y alarmado por la situación.

—Amor, ya no compliques las cosas. —dijo Max.

—No, no me pidas que me calme cuando ya me arde la mano de estarme aguantando las ganas de pegarle a esa ¿se dan cuenta que Charles está sufriendo por su culpa?

Carlos se levantó y se secó las lagrimas, cuando miró a Julie esta tembló de miedo.

—No te vas a ir de esta casa hasta que encuentre a Charles, quiero escuchar de tu boca confesar lo que hiciste. Así que reza para que lo encuentre, si no, tu futuro está en mis manos.

Todos miraron a la sirvienta mientras el se dirigió a la puerta para volver con dos guardias de seguridad, que la llevaron a una habitación y se quedaron ahí custodiando el acceso. Luego, Carlos tomó su computadora y se sentó en el sofá.

Pasaron las horas y Carlos llamó a Carola para saber si Charles había vuelto a casa, pero no sabía nada. Checo, por su parte había llamado a los vecinos, pero tampoco sabían nada del monegasco. Llamaron al teléfono del joven innumerables veces sin éxito, pues no contestaba.

Mientras tanto; Carlos caminaba de un lado a otro lleno de desesperación, de a veces lloraba, gritaba, se peleaba con los demás o rompía cosas.

Charles se había quedado en la playa mirando el mar, estaba tan paralizado que se quedó en la misma posición durante horas. Con el anochecer, la marea subió y el agua le llegó hasta la cintura, pero no podía hacer nada más que contemplar la infinidad del océano. Miles de pensamientos le llegaban a la cabeza, mas el recuerdo de Isabella le inundaba el corazón de una manera incomparable. A causa del frío y el estrés el joven perdió fuerzas, desmayándose en el mar y provocando que las olas lo sumergieran por completo.

Un padre por contrato || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora