Vol 2. Cap 8

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Una vez en el lugar saludo a algunos conocidos de entre varias personas importantes y se sentó

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Una vez en el lugar saludo a algunos conocidos de entre varias personas importantes y se sentó. Era una mesa enorme, había lugar para veinte personas. El dueño de la empresa, Oscar Piastri, llamó la atención de todos antes de ponerse de pie.

—Buenos días —los saludo—. Estoy feliz de estar con todos ustedes. Siempre estamos reunidos aquí tratando de mejorar y subir cada vez más en el mercado. Hoy recibí una propuesta y quiero presentarles a alguien. El es Arthur, de Mónaco. Por primera vez tenemos a alguien de ese país en nuestro equipo. ¡Bienvenido!

—Gracias —respondió Arthur—. Es un gran placer estar aquí y formar parte de la empresa. Me alegra poder mostrarles mi trabajo.

Algunos empresarios los saludaron y otros guardaron silencio. Carlos lo analizo de arriba a abajo y permaneció sentado.

Comenzó la reunión y todos comenzaron a hablar de su trabajo, mostrando graficas y resultados.

Carlos hizo su parte y aprovechó para mostrar un auto nuevo que estaba preparando. Todos quedaron impresionados y lo aplaudieron y elogiaron.

—Carlos, ¿No?

—Si.

—Me gusto mucho tu proyecto. Ya quiero un auto nuevo hecho por tu empresa.

—Solo pídelo y págalo —bromeo.

—Genial.

El menor no parecía sentir vergüenza, al contrario, actuaba con naturalidad. Le presento su empresa y los gráficos, la empresa era de tecnología y estaba presentando cursos, y algunos de los invitados mostraron gran interés, para ser exactos, trece de interesaron y los otros siete no, incluyendo a Carlos.

—Fue genial verlos de nuevo —salido Oscar—. Mañana almorzaremos todos en mi casa. Una vez más, bienvenidos Arthur.

Hizo una reverencia y terminó la reunión. Algunos se despidieron y se fueron, y otros se quedaron hablando. Carlos fue al ascensor y, cuando estaba a punto de cerrarse, alguien puso una carpeta en el medio para que volviera a abrirse.

El madrileño estaba viendo su teléfono para contestarle a Charles cuando Arthur llamó su atención.

—No mostró interés en mi trabajo —observó el monegasco—. ¿Debo mejorarlo?

—No, simplemente no me interesa.

—Estaba pensando en visitar su empresa. Por supuesto, si usted está de acuerdo.

—Si, puede ir. Mi secretaria le mostrará nuestro trabajo.

—¿Secretaria?

—Si, ¿algún problema?

—No, puede estar ocupado, por supuesto. Su secretaria se encargará de todo.

—Estaré fuera de la empresa unos días.

Un padre por contrato || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora