Capitulo 32

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—El despertará, hijo. No sufras, todo estará bien. —lo reconfortó Reyes.

—¿Me perdonara?

—Carlos, ¿me quieres explicar que paso? — inquirió Checo.

—Hubo una vez que hice una fiesta en esa casa, Max también estaba ahí, bebimos mucho y terminamos durmiendo en la sala. En la madrugada, fui a tomar agua a la cocina y apareció Julie, que me ayudó a subir al dormitorio. Cuando me acosté en la cama, ella me dio un beso, pero yo la empujé de inmediato, pues todavía estaba deprimido a causa de mi separación.

—Al día siguiente. —continuó Max. —, ella dijo que había sido un error y que había confundido las cosas, que nunca mas iba a pasar y se disculpó. Ahora esta por verse que le dijo a Charles por que eso solo lo sabíamos nosotros dos.

—Voy a matarla. —dijo Checo.

—Yo te ayudo. —acordó Carlos.

—¿Y tu, Max? ¿Ella trató de acostarse contigo?

—No. Nada mas fue muy amable, nunca paso nada.

Se sentaron en los sillones de la sala de espera y, pasadas algunas horas, Reyes recibió la llamada de un empleado. El rostro se le tornó serio al hablar y colgó.

—¿que paso, cariño? —pregunto su esposo.

—Isabella está ardiendo en fiebre y delirando llamando a Charles.

—Dios mío, ¿Que vamos a hacer ahora?

—Lucía le dio un medicamento, pero no le baja la temperatura.

—Padre, ve a buscarla para que la examine un médico. —solicitó Carlos.

—De acuerdo.

—Yo lo acompaño. —se ofreció Checo.

Cuando se fueron, Carlos volvió a entrar al cuarto de su prometido y apoyó su cabeza en su pecho.

Minutos después, el señor Carlos y checo llegaron al hospital con Isabella para que la atendiera un médico. Se quedaron en una habitación de guardia, sin embargo, Isabella no dejaba de llamar a Charles, por lo que Carlos fue a verla.

—Papá está aquí mi amor.

—Papi, quiero a mi papi.

—Papi se siente un poco mal, hija. El doctor lo está cuidando, y ahora el esta durmiendo.

—¿Papi está aquí?

—Si, y cuando despierte te llevare a verla, ¿esta bien?

—¿Lo prometes?

—Te lo prometo mi amor, no te preocupes por papi por que solo esta durmiendo, mañana estará con nosotros.

—Esta bien, papá. —dijo la niña. En ese momento entro el pediatra.

—Le voy a recetar un medicamento sencillo. La fiebre puede ser por ansiedad o estrés, ya que no tiene ningún síntoma de resfriado.

—Gracias, doctor. —dijo el papá de Carlos.

—Bueno hija, te quedarás en casa de tus abuelos mientras papá espera que papi despierte, después pasaremos por ti. ¿De acuerdo?

—Si, pero quiero darle un beso. —dijo la nena con cara de súplica.

—Esta bien.

A pesar de las quejas del personal, Carlos llevó a la niña a la habitación de Charles, donde la niña le dio un beso en la mejilla y le acarició en rostro. El beso a su hija y el señor Sainz la tomó en brazos para llevarla a casa.

Un padre por contrato || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora