Capitulo 34

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—Esta bien, lamento haberte hecho pasar tal susto. Es mi culpa que esto haya pasado.

—No, no es tu culpa. Ella causó todo esto y yo no hice nada para evitarlo.

—No pensemos mas en eso, ¿Si? —volvió a abrazarlo.

—Te amo mucho, nunca me dejes.

—Yo también te amo.

—No digas nada mas y descansa. Tu voz sigue frágil.

—Estoy bien.

Carlos le dio un beso en la frente antes de volver a recostarse sobre su pecho. Charles comenzó a acariciarle el cabello, cerró los ojos y a los pocos minutos se quedó dormido.

Al cabo de unos minutos todos volvieron a la habitación. Carlos se levantó, Reyes de acercó a el y le tocó el hombro.

—¿Como estas? —le pregunto.

—Parece que me perdono. Iré a casa a ducharme y a buscar a Isabella antes que le de fiebre de nuevo.

—Te acompaño.

—Checo, ¿me llamas si hay alguna novedad?

—Claro. Vete tranquilo, —contesto el chico.

Carlos le dio un beso en la frente a Charles y se fue junto con Reyes, que era quien manejaba. Viajaron en silencio y cuando llegaron, Isabella corrió hacia los brazos de su padre.

—¡Papá! ¿Viniste a buscarme?

—Si, hija. Vine a buscarte para ir a ver a papi.

—Le hice un dibujo para que se ponga feliz.

—Creo que se va a poner muy contento. Ahora espera a que papá y abuela se duchen para irnos, ¿De acuerdo?

La niña entendió y espero en la sala a que los adultos fueran a ducharse, pero antes, Carlos paso por la habitación donde estaba Julie, quien al verlo corrió hacia el y se puso de rodillas rogándole.

—Por favor, déjeme salir. Perdóneme, le juro que no hice nada.

—Cállate. Así que fuiste a decirle a Charles que nos habíamos visto en la madrugada ¿no? Te compadezco por que tu mamá es una maravillosa mujer, lastima que le tocara una mierda de hija. ¿Rezaste para que no lo encontrara? Veo que no lo hiciste con suficiente fe.

—Lo siento, perdóname, Carlos. Cometí un error, me gusta y no sabia que hacer, me deje llevar por los celos. El no es la persona ideal para usted, no debe creer en su papel de santo. —dijo en tono de súplica.

—¡Callate! No siento nada por ti y nunca lo haré. Amo a Charles y me voy a casar con el. ¡No eres nadie para decir lo que esta bien y lo que esta mal en mi vida! —grito Carlos.

Luego salió y se fue a su habitación dejándola muerta de miedo. Trato de liberarse de los malos pensamientos en la ducha, se alistó y le preparo algo de ropa a Charles para cuando lo dieran de alta. Reyes ya estaba en la sala esperándolo y había cambiado a la niña.

—¿Listas? —preguntó cuando bajó.

—Si hijo, vamos.

Fueron al auto y se dirigieron al hospital. En el camino, Isabella le pidió a su padre que se detuviera por que había visto un oso de peluche y unas flores y quería llevárselas a su papi. Cuando llegaron al hospital, fueron de inmediato a la habitación de de Charles, que estaba hablando con Checo, pero cuando vio a la niña sonrió de inmediato y comenzó a llorar de la emoción.

—No llores papi. Te hice un dibujo para que estuvieras feliz ¿estas feliz? —preguntó la nena.

—Papi no está triste mi amor. —contestó el.

Un padre por contrato || CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora