Capitulo 36 ~ Heridas del Pasado.

250 33 11
                                    

Narra Camila.

Mirarla era como volver al pasado, como si esos verde esmeraldas me estuvieran observando nuevamente, como si ella estuviera aquí conmigo, mi hija Michelle era idéntica a su tía, era la imagen viviente de Lauren pequeña, y eso me llenaba el corazón de alegría, siempre me metí en la cabeza que Michelle era de Lauren, que Lauren había dejado su semilla en mi y de eso nació mi niña, la pequeña más dulce y linda de todo el universo, mi ojiverde, mi Michelle, mi Jáuregui pequeña.

Mirarla era como volver al pasado, como si esos verde esmeraldas me estuvieran observando nuevamente, como si ella estuviera aquí conmigo, mi hija Michelle era idéntica a su tía, era la imagen viviente de Lauren pequeña, y eso me llenaba el corazó...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hoy, cuando celebrábamos sus dos años, me enteré que Lauren había salido de la cárcel y no pude hacer más que llorar de felicidad y darle gracias al cielo, Dios escuchó mis súplicas, tantas noches en vela pidiéndole que le dieran nuevamente la libertad y hoy, por fin lo había logrado, la madre de mi hija lo habia logrado.

¿Eres la madre de Michelle Jáuregui? - preguntó la maestra.

Si, es su primer día, vengo por ella - le contesté.

La niña al escuchar aquella voz corrió hacia a mi, pegándose en mis piernas.

Que pases un feliz cumpleaños Mich - le dijo la maestra, despidiéndose de la pequeña.

¿Cuantos años cumple mi bebé? - le pregunté a la pequeña.

¡Do! - gritó, alzando dos deditos.

Muy bien mi amor, eres una niña inteligente - le dije, besando sus manitas.

Tomamos camino a casa ya que mi madre, mi padre y mis hermanos le tenían una sorpresa a mi niña, un pastel y una pequeña fiestecita entre nosotros.

¡Tatos! - escuché que gritaba Michelle.

Gire mi rostro y me di cuenta de que estábamos pasando por el parque, a Michelle le encantaba venir y poder ver a los patos y a las palomas.

¿Quieres ir, mi amor? - le pregunté, mientras intentaba buscar donde aparcar.

¡Ti! - celebró.

Le coloqué su abrigo, para protegerla mejor del fuerte frío y nos encaminamos en dirección al lago.

¡Tato! - volvió a exclamar, señalando hacia donde estaban los pequeños animales en el estanque.

Si bebé, los patos.

Llegamos hasta el estanque y con su manita sosteniendo la mía me puse a su nivel y juntas observamos el juguetear de los patos en el agua.

¿Camila? - escuché a mi espalda.

Gire mi rostro para saber quién era esa persona que conocía mi nombre y casi caigo en el estanque de la impresión, mi corazón latió con fuerza y no pude evitar pensar que estaba alucinando o que aquello era un sueño.

¿Addison? - le pregunté, quizá era otra persona muy parecida a esa chica, que creía muerta.

Si, soy yo, no quise asustarte, perdóname.

Dinastía Jauregui.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora