El Viento Del Destino

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El sol brillaba tenuemente sobre el cielo del monasterio, y detrás de sus antiguos muros, en un claro oculto por los árboles, Naruto y Boruto entrenaban juntos. El viento susurraba entre las ramas, moviéndose con la misma gracia y fluidez que el chakra que Boruto comenzaba a dominar.

Cada movimiento que hacía, cada respiración controlada, lo acercaba más a la comprensión de su naturaleza elemental, el viento.

Para Boruto, estos momentos con Naruto eran los únicos en los que sentía verdadera paz. Aquí, en la quietud de la naturaleza, lejos de los muros que lo aprisionaban, podía ser libre, aunque fuera por unos breves instantes.

Los ejercicios de concentración le permitían olvidarse, aunque solo temporalmente, de las pesadillas emocionales que lo atormentaban. Cada vez que se concentraba en el flujo del chakra, sentía que las preocupaciones y el dolor se desvanecían, como hojas arrastradas por el viento.

Naruto lo observaba con una paciencia infinita, guiándolo con una voz suave y serena. Sus manos, siempre firmes y seguras, corregían con delicadeza las posturas de Boruto cuando era necesario. Era como si, sin saberlo, el instinto paternal que lo conectaba a Boruto surgiera en cada gesto.

Naruto se encontraba consolando a Boruto no solo con palabras, sino con el simple acto de estar presente, de ofrecerle un refugio emocional que el joven tanto necesitaba.

Aunque para Naruto estos entrenamientos eran simplemente una enseñanza de técnicas, para Boruto significaban mucho más. Eran los momentos en los que se sentía más cercano a un padre que no sabía que lo era.

—Concéntrate en el viento, Boruto —dijo Naruto, su voz tan suave como la brisa que se deslizaba entre los árboles  —  No luches contra él, déjalo que fluya a través de ti. El viento es libertad, es movimiento, es cambio. Deja que te guíe.

Boruto cerró los ojos, sintiendo cómo el chakra comenzaba a circular por su cuerpo, sincronizándose con el aire a su alrededor. Los pequeños remolinos de viento que creaba eran como extensiones de su alma, moviéndose con la misma fluidez que sus pensamientos.

Por primera vez en mucho tiempo, Boruto se sintió en paz. Aquí, junto a Naruto, el peso de su encierro, de su dolor, se disipaba, aunque solo fuera temporalmente.

Para Naruto, estos momentos también eran especiales. Aunque no era consciente del vínculo que compartía con Boruto, sentía una afinidad inexplicable por el joven. Había algo en él que despertaba una ternura que Naruto no podía explicar del todo. Cada vez que veía a Boruto avanzar en su entrenamiento, una extraña calidez llenaba su pecho.

Tal vez era el instinto protector que siempre había tenido, o tal vez algo más profundo, algo que aún no comprendía. Pero en esos momentos, Naruto se permitía disfrutar de la conexión que estaba forjando con Boruto, sin cuestionar su origen.

A lo lejos, oculto tras un árbol, Sasuke observaba la escena con una suave sonrisa dibujada en su rostro. Había estado siguiendo de cerca los entrenamientos, y cada vez que veía a Boruto, la fascinación crecía en su interior. Era imposible ignorar el parecido entre el joven y Naruto.

Pero ahora, con las pruebas de paternidad en su poder, no quedaba lugar para dudas. Boruto era el hijo de Naruto, y esa verdad, que había permanecido oculta durante tanto tiempo, estaba ahora al alcance de Sasuke.

Mientras los observaba, Sasuke no pudo evitar sentir una mezcla de emociones. Ver a Boruto, con su cabello desordenado y sus ojos llenos de determinación, era como ver una versión más joven de Naruto.

Cada gesto, cada movimiento, le recordaba a aquel muchacho de dieciséis años que alguna vez corrió por los jardines de la ciudad con una risa despreocupada.

Entre Rejas Y Secretos (MitsuBoru) (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora