Amor Que Cura

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El viento soplaba suavemente sobre la ciudad, un susurro tenue en la oscuridad, mientras la Ferrari roja se deslizaba por las calles vacías, dejando atrás las sombras del edificio abandonado.

El amanecer se acercaba lentamente, y con él un rayo de esperanza que comenzaba a iluminar los corazones de Boruto y Mitsuki. Boruto miraba por la ventana, sus ojos aún pesados por el cansancio y la desesperación que había sentido, pero también llenos de alivio. Afuera, la ciudad dormía, pero en su interior, una tormenta de emociones se agitaba.

-Mitsuki... -susurró Boruto, apretando suavemente la mano de su amado - no sé cómo agradecerte por haberme salvado.

Mitsuki lo miró con una sonrisa suave, sus ojos brillando con un amor profundo y silencioso. No necesitaba palabras, su presencia era todo lo que Boruto necesitaba en ese momento.

El amor entre ellos era como un lazo invisible, fuerte y cálido, que envolvía sus almas y los protegía de las sombras que aún acechaban.

Cuando finalmente llegaron a la mansión de Mitsuki, el silencio los recibió como un abrazo frío, pero en su interior, el calor del reencuentro estaba a punto de encenderse.

Kawaki, esperando ansiosamente en la puerta, sintió una sacudida en el pecho al ver a su hermano Boruto descender del auto. El aire a su alrededor parecía detenerse por un momento, y el peso de lo que había sucedido comenzó a caer sobre él.

-Boruto... -susurró Kawaki, su voz temblando ligeramente mientras daba un paso adelante-. ¿Qué te hicieron hermano?

Boruto levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de su hermano. El dolor y la desesperación que aún colgaban de sus hombros se reflejaban en sus ojos, pero también el alivio de haber sobrevivido a algo que lo había amenazado con romperlo por dentro.

La distancia entre ambos desapareció, y antes de que las palabras pudieran llenar el espacio, Boruto se lanzó a los brazos de Kawaki.

-Hermano... -dijo Boruto, su voz rota por las emociones acumuladas- pensé que no te volvería a ver.

Kawaki lo abrazó con fuerza, su propio corazón latiendo con un miedo que apenas había reconocido. No había sabido lo que le había pasado a Boruto hasta ese momento, y ahora, con su hermano entre sus brazos, sentía un profundo alivio mezclado con rabia por lo que le habían hecho.

-Nunca más -murmuró Kawaki, apretando a Boruto con más fuerza- Nunca dejaré que te hagan algo así de nuevo.

El viento, que había sido testigo del dolor de ambos, ahora soplaba a su alrededor con suavidad, como si quisiera calmar las heridas que aún sangraban en sus almas. Boruto, sintiendo la calidez del abrazo de su hermano, se permitió cerrar los ojos por un momento, dejando que el amor fraternal lo envolviera como un bálsamo sobre sus heridas abiertas.

Mientras tanto, en una de las habitaciones de la mansión, Neji yacía atado a la cama, sus manos y pies sujetos con fuerza, pero la verdadera prisión aún estaba dentro de su mente.

El control de Sai seguía presente, enredado en cada uno de sus pensamientos, sofocando cualquier intento de liberación. Sus ojos, aunque abiertos, estaban llenos de desesperación.

Neji intentaba moverse, pero cada vez que lo hacía, la sombra de Sai tiraba de él, recordándole que aún era un esclavo en su propio cuerpo. Su respiración era rápida y errática, y el miedo lo envolvía, una nube oscura que se asentaba sobre su pecho, impidiéndole respirar con libertad.

-No puedo seguir así -pensaba Neji, su mente fragmentándose lentamente bajo la presión. La culpa y la desesperanza lo corroían por dentro. Había secuestrado a su propio sobrino, había sido utilizado como una herramienta para los deseos perversos de otro.

Entre Rejas Y Secretos (MitsuBoru) (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora