El Fuego Que Derrite El Hielo

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Naruto sintió cómo su máscara de frialdad comenzaba a desmoronarse. Había pasado tanto tiempo intentando ocultar sus sentimientos, convenciéndose de que su vida ahora era solo el monasterio y Boruto.

Pero  el amor de Sasuke, la pasión en su voz, comenzaba a abrir fisuras en la coraza que Naruto había construido alrededor de su corazón.

—Sasuke, no lo entiendes —susurró Naruto, bajando la mirada hacia la mesa. El aroma del ramen lo envolvía como una ráfaga de recuerdos, transportándolo a un tiempo más simple, cuando los dos compartían sus noches entre risas y platos calientes. Pero ese tiempo parecía tan lejano ahora, cubierto por la niebla del dolor y la pérdida.

Sasuke, manteniendo su calma exterior, se inclinó hacia Naruto. Sabía que cada palabra debía ser medida, cada gesto calculado. Naruto era terco, pero Sasuke también lo era.

Y aunque el amor que sentía por Naruto lo impulsaba a querer arrastrarlo lejos del monasterio, sabía que  la única manera de recuperarlo no era forzarlo, sino abrirle una puerta que él mismo tuviera el valor de cruzar.

—Naruto — dijo Sasuke, su voz baja, como si estuviera hablando directamente a su alma — Sé que no puedes dejarlo todo, lo sé. Pero no puedes seguir viviendo esta vida que nunca quisiste, cargando con el peso de un sacrificio que no te corresponde. Tienes derecho a vivir, a sentir, a ser amado. Y Boruto… él también tiene derecho a verte feliz.

Las palabras de Sasuke hicieron eco en el interior de Naruto, golpeando con una fuerza inesperada. Levantó la mirada y, por un instante, se encontró con los ojos de Sasuke.  Esos ojos oscuros que siempre habían sido su refugio, su ancla cuando el mundo parecía desmoronarse.

Pero en este momento, Naruto no sabía si podía volver a confiar en esa ancla, porque temía que hacerlo significaría abandonar el camino que había elegido, el único camino que lo mantenía enfocado y alejado de las sombras de su pasado.

—No es tan simple — murmuró Naruto, su voz quebrada por el peso de sus emociones.  Las palabras luchaban por salir, pero cada vez que lo hacían, sentía que se desgarraba por dentro — No puedo permitirme seguir lo que siento por ti, Sasuke. Ya no es solo mi vida. Está Boruto. Y lo último que quiero es que sufra por mis decisiones.

Sasuke lo miró fijamente, sintiendo cómo la desesperación empezaba a apoderarse de él.  Amaba a Naruto, lo amaba con una intensidad que a veces lo asustaba, pero también sabía que ese amor estaba siendo bloqueado por las barreras que Naruto había levantado para protegerse. Y aunque esas barreras eran altas y fuertes, Sasuke también sabía que él tenía la llave para derribarlas.

—Naruto, Boruto te ama. Y estoy seguro de que lo que más desea es verte feliz, no encerrado en esta vida de sacrificios y dolor. — Sasuke hizo una pausa, buscando las palabras correctas — No te estoy pidiendo que lo abandones. Solo te pido que dejes de castigarte, que dejes de negar lo que sientes por mí. Puedes ser su padre y seguir tu corazón al mismo tiempo.

Naruto sintió cómo su resistencia comenzaba a flaquear. Sabía que Sasuke tenía razón, pero también sabía que aceptar sus palabras significaba enfrentarse a todos los miedos que había enterrado.

Las cicatrices de su pasado aún dolían, y temía que volver a abrirse al amor solo lo llevaría a sufrir de nuevo. Pero Sasuke estaba allí, firme, esperando, y por primera vez en mucho tiempo, Naruto sintió la tentación de bajar la guardia.

—¿Y si estoy equivocado? —susurró Naruto, su voz apenas un murmullo. El miedo se reflejaba en sus ojos, y Sasuke, al verlo, sintió una punzada en el pecho. Naruto, el hombre que había enfrentado todo con coraje, ahora estaba roto por dentro, temeroso de arriesgarse de nuevo.

Sasuke se levantó de su asiento y caminó hacia él.  Cada paso que daba era firme, decidido, como si el peso de su amor lo guiara en esa dirección. Se detuvo junto a Naruto y, con una suavidad inesperada, posó una mano en su mejilla. El contacto fue tan suave como un susurro, pero para Naruto, fue como un rayo que atravesaba sus defensas.

—No estás equivocado —dijo Sasuke, inclinándose lo suficiente como para que sus rostros quedaran cerca, casi tocándose — Lo que sientes es real, Naruto. Lo que siempre hemos sentido lo es. Y nunca serás débil por querer ser feliz. Nunca.

Naruto cerró los ojos, sintiendo cómo la barrera que había mantenido erguida durante tanto tiempo comenzaba a desmoronarse completamente.

La calidez de la mano de Sasuke en su piel, el sonido de su voz, las palabras cargadas de amor… todo aquello lo envolvía en un torbellino del que no podía escapar.

—Sasuke… —murmuró, sus labios temblando ligeramente. La lucha interna dentro de él era feroz. Quería rendirse, dejarse llevar por ese amor que aún ardía dentro de él, pero el miedo lo mantenía paralizado. El miedo a volver a perderlo todo.

Pero Sasuke no le dio tiempo para seguir huyendo. Con una delicadeza infinita, se inclinó y rozó los labios de Naruto con los suyos, un toque tan suave, tan cargado de significado, que fue como si el mundo entero se detuviera por un instante.

Naruto sintió cómo el hielo en su corazón comenzaba a derretirse, y aunque todavía estaba asustado, por primera vez en mucho tiempo, se permitió sentir.

El beso fue breve, pero lleno de todo lo que ambos habían guardado durante años. Cuando Sasuke se apartó ligeramente, sus ojos seguían fijos en los de Naruto, buscando una respuesta, una señal de que el muro finalmente se había caído.

Naruto abrió los ojos lentamente, el dolor y la confusión aún presentes, pero algo más había despertado dentro de él. El amor que nunca había desaparecido, el mismo amor que había intentado enterrar, ahora florecía con una intensidad que no podía negar.

—No quiero perderte otra vez —confesó Sasuke, su voz quebrándose ligeramente — Y sé que tú tampoco quieres perderme. Así que, por favor, Naruto, no sigas luchando contra lo que sentimos. No te rindas ahora.

Naruto lo miró fijamente, el peso de sus palabras cayendo sobre él como una tormenta. Sabía que no podía seguir ocultando lo que sentía, no cuando la verdad estaba tan clara frente a él. Sasuke era su amor, siempre lo había sido, y aunque la vida les había arrebatado tanto, no podía seguir negando lo que ambos compartían.

Con un suspiro profundo, Naruto dejó caer los hombros, rindiéndose finalmente. Levantó una mano y la colocó sobre la de Sasuke, que aún descansaba en su mejilla.

—Está bien, Sasuke… — murmuró, su voz suave pero llena de una nueva resolución — No me rendiré.

Y con esas palabras, las barreras que Naruto había levantado durante tanto tiempo finalmente cayeron. Sasuke, con los ojos llenos de emoción, lo abrazó con fuerza, sintiendo cómo el peso de tantos años de distancia y dolor comenzaba a disiparse.

El fuego en la chimenea seguía crepitando, iluminando a los dos hombres que, después de tanto sufrimiento, finalmente habían encontrado el camino de vuelta el uno al otro.

Y aunque el futuro seguía siendo incierto, en ese momento, en esa pequeña habitación, el amor que compartían era lo único que importaba.

Y aunque el futuro seguía siendo incierto, en ese momento, en esa pequeña habitación, el amor que compartían era lo único que importaba

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Entre Rejas Y Secretos (MitsuBoru) (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora