Las Sombras Del Pasado

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La tormenta rugía más allá de las paredes del monasterio, pero dentro de esa habitación, el silencio entre Naruto y Sasuke era más ensordecedor que el rugido del viento.

Los recuerdos, como espectros que nunca desaparecen del todo, comenzaban a resurgir, trayendo consigo el peso de un pasado que ninguno de los dos había olvidado, aunque ambos se habían esforzado por enterrarlo.

Naruto cerró los ojos por un momento, y en ese instante, la barrera entre el presente y el pasado se desvaneció. Fue como si, de repente, tuviera dieciséis años de nuevo, joven y despreocupado, viviendo en una ciudad que parecía más brillante, más cálida, cuando Sasuke estaba a su lado.

Los Uzumaki y los Uchiha, dos familias aristocráticas que dominaban el paisaje social, pero para ellos, el poder y la posición eran insignificantes comparados con lo que sentían el uno por el otro.

Su amor era como un fuego que ardía sin miedo, desafiando las reglas no escritas de la aristocracia, donde amar a alguien del mismo sexo era considerado un escándalo. A ellos no les importaba. En sus corazones, lo único que importaba era estar juntos, contra todo y contra todos.

Corrían por los jardines de las grandes mansiones, se escondían en los callejones ocultos, robándose besos y caricias como si el mundo no existiera más allá de sus risas.

Sasuke era el ancla de Naruto, su refugio en medio de una vida llena de expectativas imposibles. Naruto, con su risa despreocupada y su energía inagotable, traía luz a los días grises de Sasuke, llenándolo de vida. Eran dos estrellas brillando en un cielo oscuro, incapaces de imaginar que algo pudiera separarlos.

Pero la muerte del padre de Naruto fue el principio del fin de esa felicidad. Su madre, Kushina, desbordada por el dolor, pronto encontró consuelo en los brazos de un nuevo hombre, alguien que miraba a Naruto con desprecio cada vez que lo veía.

Era como si la presencia de Naruto le recordara a ese hombre todo lo que odiaba: el pasado, el difunto esposo de Kushina, y sobre todo, la homosexualidad de Naruto, algo que no estaba dispuesto a tolerar.

Sus palabras eran como veneno, filtrándose en el corazón de Kushina, quien, cegada por su necesidad de ser aceptada por su nuevo amor, tomó una decisión que cambiaría para siempre la vida de su hijo.

-Debes irte -le dijo su madre una noche, su voz fría, distante, como si ya no fuera la misma mujer que lo había criado.

Naruto no entendía al principio. El golpe fue tan rápido, tan brutal, que apenas pudo reaccionar. Le quitaron su apellido aristocrático, le cerraron las puertas de su hogar, lo arrojaron a la calle sin nada más que la ropa que llevaba puesta.

En un solo día, perdió su identidad, su seguridad, y todo lo que conocía. Intentó buscar ayuda entre sus amigos, pero cada puerta que tocaba le era cerrada en la cara.

Aquellos que antes lo llamaban "amigo" ahora lo miraban con desdén, como si su caída de la aristocracia lo hubiera convertido en alguien menos digno de compasión.

Pero lo que más lo hirió, lo que partió su alma en dos, fue la traición de Sasuke. Naruto había corrido a los brazos de su amado, buscando el consuelo que siempre encontraba en su presencia, pero Sasuke no lo recibió. En los ojos de Sasuke, había una mezcla de dolor y resignación, pero no había lugar para Naruto en ese momento.

Naruto había corrido hacia Sasuke buscando el calor de su abrazo, la única constante en su vida que aún tenía sentido. Pero cuando llegó a la mansión Uchiha, las puertas se mantuvieron cerradas. Ningún criado vino a abrirle, ninguna luz iluminaba las ventanas. Se quedó allí, bajo la lluvia, llamando desesperado, suplicando por una respuesta, por el rostro que tanto amaba.

Entre Rejas Y Secretos (MitsuBoru) (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora