El Fuego Que No Se Apaga

14 10 0
                                    

El cielo se teñía de un suave púrpura mientras el sol caía lentamente detrás de las colinas, arrojando sombras alargadas sobre el monasterio.

Sasuke, de pie en lo alto de una colina cercana, observaba el lugar que ahora albergaba a Naruto y Boruto, su mente dividida entre el amor inquebrantable que sentía por Naruto y el peso del rechazo que acababa de recibir. Sin embargo, aunque Naruto le había dicho que era demasiado tarde, Sasuke no estaba dispuesto a aceptar ese adiós.

Naruto era terco, lo sabía muy bien. Lo conocía mejor que nadie, y comprendía las razones por las que ahora, con Boruto en su vida, Naruto había elegido un camino diferente. Naruto quería ser el padre que nunca pudo ser, el padre que la vida y las circunstancias le habían arrebatado.

Y aunque Sasuke respetaba eso, el dolor de perderlo por segunda vez le resultaba insoportable. El fuego de su amor por Naruto nunca había disminuido, ni siquiera después de todos los años de separación. Pero esta vez, no iba a dejar que las circunstancias, el destino o la vida se interpusieran entre ellos.

La idea de perder a Naruto lo consumía. Mientras observaba las sombras alargarse sobre el monasterio, una determinación férrea crecía en su interior. Si Naruto no podía ver más allá de sus responsabilidades, de la vida que había construido para sí mismo, Sasuke haría todo lo necesario para que lo viera. Incluso si eso significaba tomar medidas extremas.

Sasuke, con su mente agitada, contemplaba la posibilidad de drogar a Naruto, de llevarlo lejos del monasterio, de apartarlo de esa vida que nunca había querido.

El pensamiento lo atravesaba como una sombra oscura, una tentación que brillaba en los rincones más profundos de su mente. Naruto era terco, y si no podía verlo por sí mismo, Sasuke haría lo que fuera necesario para que lo comprendiera.

Pero al mismo tiempo, Sasuke sabía que forzarlo de esa manera lo lastimaría profundamente, tanto a Naruto como a sí mismo. Era una opción que lo quemaba por dentro, pero que no podía ignorar.

-No puedo hacerle eso... - susurró Sasuke al viento, su voz apenas un murmullo. Sabía que, aunque su amor por Naruto lo impulsara a cualquier cosa, no podía lastimarlo de esa manera. Forzarlo a dejar atrás todo lo que había construido sería traicionar el mismo amor que sentía por él. Pero aún así, no iba a rendirse.

Conocía a Naruto lo suficiente como para saber que, aunque intentara convencerse de que su vida ahora estaba completa con Boruto, había algo más que Naruto deseaba profundamente, aunque jamás lo revelara ni lo admitiera. Recuperar el apellido Uzumaki, el símbolo de su identidad, de la vida que le habían robado.

Ese siempre había sido el mayor anhelo de Naruto, aunque tratara de enterrarlo. Y Sasuke lo sabía, lo había visto en los momentos en que Naruto bajaba la guardia, en los silencios entre palabras.

Sasuke decidió entonces que su camino para recuperar a Naruto no sería mediante la fuerza, sino a través de ese deseo oculto. Si podía devolverle a Naruto el apellido que le habían arrebatado, si podía restaurar esa parte de su vida que había sido destruida, entonces quizá Naruto comprendería que podía ser feliz fuera del monasterio, que podía ser feliz con él.

Con esa nueva resolución, Sasuke buscó a su hermano gemelo, Hidari. Hidari siempre había sido meticuloso, un hombre que no dejaba ninguna piedra sin mover, y si había alguien que podía investigar los secretos del Clan Uzumaki, era él.

-Necesito tu ayuda - le dijo Sasuke cuando se encontraron esa misma noche, bajo la luz de la luna que bañaba la ciudad - Quiero que indagues en todo lo que concierne al Clan Uzumaki. Necesito encontrar la forma de que Naruto recupere su apellido. Ese es su mayor deseo, aunque él mismo no lo sepa.

Hidari lo miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad, pero asintió sin dudar. Sabía lo importante que era Naruto para su hermano, y aunque no comprendiera del todo la profundidad de ese amor, estaba dispuesto a hacer lo que fuera por él.

-Haré lo que me pides -respondió Hidari con firmeza-. Pero sabes que esto no será fácil. Los Uzumaki fueron despojados de su poder por razones que no se desvelan fácilmente. Pero si hay algo que pueda hacerse, lo encontraré.

Sasuke asintió, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que era un camino incierto, pero estaba dispuesto a recorrerlo. No iba a perder a Naruto, no esta vez. Si era necesario, movería cielo y tierra para devolverle todo lo que le habían arrebatado, y entonces, cuando Naruto lo viera con su apellido restaurado, tal vez también pudiera recuperar el amor que alguna vez compartieron.

El sol se hundió por completo en el horizonte, y con él cayó la oscuridad sobre el monasterio. Naruto había terminado su día, agotado pero satisfecho con el progreso de Boruto y Kawaki.

Su hijo había mostrado una dedicación y un talento que lo llenaban de orgullo, y aunque su corazón seguía marcado por las cicatrices de su pasado, había encontrado algo de paz en el papel de ser padre.

Al despedirse de Boruto y Kawaki, Naruto sintió un ligero alivio en su pecho. El peso de las responsabilidades siempre estaba presente, pero en esos pequeños momentos, cuando veía a Boruto avanzar y crecer, algo dentro de él se calmaba.

Se dirigió hacia sus aposentos, planeando pedir que le llevaran la cena a la habitación, pues el día había sido largo y su mente estaba agotada.

Pero cuando abrió la puerta, lo que encontró lo dejó inmóvil. La habitación estaba iluminada por la luz cálida de varias velas, dispuestas cuidadosamente alrededor de la chimenea. En el centro, una mesa había sido preparada con una cena que desprendía un aroma familiar.

El inconfundible olor del ramen, su plato favorito. El fuego crepitaba suavemente, proyectando sombras danzantes en las paredes, y frente a la chimenea, Sasuke lo esperaba, con una expresión que era una mezcla de desafío y ternura.

Naruto se quedó helado, los recuerdos de su pasado con Sasuke inundaron su mente de golpe. Sasuke siempre había sido el que cocinaba para él, deleitándose en preparar su ramen con una precisión que parecía casi un ritual.

Cada detalle en esa escena lo hacía retroceder en el tiempo, a los días en que todo parecía más simple, cuando el futuro no estaba plagado de tragedias.

-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó Naruto, intentando mantener una máscara de frialdad. No podía permitirse bajar la guardia, no ahora que había decidido seguir adelante, por Boruto, por sí mismo.

Sasuke no respondió de inmediato, simplemente le indicó con un gesto que se sentara. Naruto dudó, pero finalmente cedió, sentándose frente a la mesa. La tensión entre ambos era palpable, pero Sasuke parecía decidido a no dejar que esa barrera los separara.

-No he venido para pelear, Naruto -dijo finalmente Sasuke, su voz suave pero cargada de emoción - He venido para recordarte algo que parece que has olvidado. Lo que sea que digas o hagas, sé lo que sientes, porque yo también lo siento. Y no voy a rendirme tan fácilmente.

Naruto intentó mantener la fachada, la máscara que lo protegía de sus propios sentimientos, pero Sasuke lo conocía demasiado bien. Ese amor que Sasuke aún albergaba por él, esa devoción incansable, comenzaba a desmoronar las barreras que Naruto había construido para protegerse.

-Sasuke... - murmuró Naruto, su voz temblando ligeramente - No puedo volver atrás. Mi vida ahora es diferente. Tengo a Boruto, tengo responsabilidades. No puedo permitirme sentir lo que tú quieres que sienta.

Sasuke lo miró directamente a los ojos, con una intensidad que hizo que el corazón de Naruto latiera con fuerza. Había un amor tan profundo, tan inquebrantable en esa mirada, que Naruto se sintió desarmado.

-No te estoy pidiendo que abandones a Boruto - respondió Sasuke con suavidad - Solo te estoy pidiendo que dejes de huir de lo que realmente quieres. Puedo ver en tus ojos, en cada gesto, que todavía sientes lo mismo por mí. Y si puedo hacer algo para devolverte la vida que perdiste, lo haré. Pero no me alejaré de ti, Naruto. No esta vez.

Entre Rejas Y Secretos (MitsuBoru) (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora