El Grito Del Viento Y La Nieve

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La noche envolvía el monasterio como un manto pesado, las sombras extendiéndose a través de los largos pasillos, y en el centro de esa oscuridad, Naruto vagaba con el alma rota, buscando desesperadamente a Boruto.

Habían pasado dos semanas y media desde que su hijo había desaparecido, dos semanas y media sin un solo rastro, sin una sola pista que le indicara si Boruto estaba vivo o muerto.

La incertidumbre lo consumía, lo desgarraba por dentro, como si cada día que pasaba sin respuestas fuera una cuchilla que se hundía más profundamente en su corazón.

Naruto se sentía vacío, desolado, como si todo lo que había construido en su vida se hubiera desmoronado de repente. Boruto, su hijo, el lazo que lo había mantenido aferrado a la realidad, se había ido. Y con él, Naruto sentía que también se había perdido una parte de sí mismo.

No sabía si los Hyuuga lo habían encontrado y lo habían secuestrado, si algún enemigo del monasterio había logrado infiltrarse para capturarlo, o si simplemente Boruto había decidido marcharse sin decir una palabra. Cada una de esas posibilidades era un puñal que se clavaba en su pecho, haciéndolo sufrir más de lo que podía soportar.

Kawaki y algunos de los monjes guerreros habían estado a su lado en todo momento, conjugando sus propias fuerzas en la búsqueda de Boruto. Cada rincón del monasterio había sido revisado una y otra vez, pero no había indicios, ni una sola huella que les indicara a dónde había ido. El monasterio, grande y antiguo, estaba lleno de pasajes secretos, de lugares que ni siquiera los monjes más antiguos conocían bien.

Naruto había conjurado el viento, su elemento, para buscar cualquier rastro de su hijo en los alrededores, extendiendo su búsqueda más allá del monasterio, hacia las afueras y hacia la ciudad de Konoha, pero el viento solo le devolvía un silencio angustiante. No había señales, no había nada.

Con cada día que pasaba, la desesperación en Naruto crecía, enredándose alrededor de su corazón como una serpiente que apretaba cada vez más fuerte.

Se despertaba cada mañana con una angustia que lo consumía, y cada noche, cuando el sol caía y no había noticias de Boruto, esa angustia se transformaba en un dolor tan insoportable que apenas podía respirar.

-¿Dónde estás, Boruto? -susurraba Naruto al viento, una y otra vez, mientras caminaba por los jardines del monasterio, con la esperanza de que su hijo respondiera, de que el viento le trajera de vuelta a su sol. Pero solo había silencio.

La soledad en la que Naruto se sumía era devastadora. La idea de que su hijo pudiera estar sufriendo en algún lugar, o peor, que ya no estuviera entre los vivos, lo arrastraba hacia un abismo oscuro del que sentía que no podría escapar.

Había momentos en que la desesperación lo empujaba hacia pensamientos que no quería tener, pensamientos que lo llevaban a considerar la posibilidad de acabar con todo, de rendirse, de dejarse llevar por la oscuridad que lo envolvía.

De no ser por Kawaki y Sasuke, Naruto no habría soportado el dolor. Kawaki, aunque destrozado también por la desaparición de Boruto, se mantuvo a su lado, ayudándolo a mantener la esperanza, a seguir adelante, aunque fuera solo un día más. Sasuke, siempre presente, nunca lo dejaba solo, nunca le permitía caer completamente en la desesperación.

Pero a medida que las semanas avanzaban, Naruto comenzó a perderse más en la locura de no saber. Cada vez que miraba el cielo, sentía que su hijo estaba allí, en alguna parte, llamándolo, pero no podía encontrarlo.

El monasterio se convirtió en una prisión, los muros que antes le habían dado refugio ahora lo asfixiaban, cada rincón lleno de recuerdos de Boruto que lo atormentaban.

Entre Rejas Y Secretos (MitsuBoru) (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora