Verdades Rotas

751 95 88
                                    


------------------------------Harry--------------------------

Segundo año comenzó de manera tranquila, más tranquilo que lo que habría esperado, considerando cómo había sido mi primer año en Hogwarts. Pero, si algo aprendí rápido, es que lo "tranquilo" en este lugar siempre es relativo.

Para empezar, el profesor Lockhart. Decir que era un incompetente sería quedarse corto. De hecho, cada vez que me acordaba de Quirrell, parecía hasta eficiente comparado con este patético narcisista. Ni siquiera podía lanzar un hechizo decente, pero de alguna manera había conseguido el puesto de profesor. Draco y yo solíamos burlarnos de él a nuestras espaldas, y aunque normalmente me frustraba que profesores tan inútiles ocuparan estos cargos, con Lockhart simplemente me daba risa... hasta que abría la boca.

Por otro lado, estaba Zarina se había vuelto la reina de la sala común de Slytherin. Casi todos la mimaban, y a nadie parecía molestarle. Incluso yo me había acostumbrado a verla pasearse como si fuera la dueña del lugar a nadie parecía preocuparle que su veneno fuera letal. Draco decía que la serpiente tenía más privilegios que muchos de los alumnos, y no me hubiera sorprendido de que fuera cierto.

Pero sin duda, lo más interesante fue el avance en nuestras clases de pársel. Enseñarle a Draco a hablar con serpientes no fue nada fácil. La primera vez que lo intentamos, estuvimos horas en la sala común repitiendo palabras hasta que ambos quedamos agotados. Pero Draco era persistente. Con el tiempo, consiguió aprender algunas frases básicas, aunque lo hacía con tanto esfuerzo que le salía un poco extraño pero conforme paso el tiempo lo pudo dominar, realmente estoy orgulloso de el.

En cuanto al Quidditch, hice las pruebas y quedé como buscador. Draco me había prometido que estaría ahí para apoyarme, pero nunca se animó a hacer las pruebas para un puesto. Al final, fue un año increíble para el equipo. Ganamos todos los partidos, y también la Copa de las Casas. Severus estaba encantado, aunque nunca lo admitiría abiertamente. Pero la satisfacción en su mirada lo decía todo.

La Navidad fue otro momento especial. Pasé las vacaciones nuevamente en Hogwarts, y esta vez, Severus organizó una pequeña celebración en su oficina. Me regaló algunas fotos de mi madre cuando estaba en la escuela. Fue un gesto que me tocó profundamente, una conexión con el pasado que rara vez tenía oportunidad de experimentar.

Sin embargo, lo que realmente quedó marcado en mi memoria fue el Día de San Valentín.

Flashback

Draco y yo entramos al Gran Comedor, y de inmediato sentimos una oleada de incomodidad. El lugar estaba invadido por flores, corazones y confeti rosa que caía como una maldita lluvia del techo. Era grotesco.

—¿Qué demonios es esto? —dije, frunciendo el ceño mientras ayudaba a Draco a sentarse. Antes de tomar asiento yo mismo, le serví un poco de fruta, lo que le arrancó una pequeña sonrisa.

—San Valentín, Potter. Eso es. —respondió Draco con tono sarcástico, pero algo en su mirada agradecía el gesto de haberle servido el desayuno. Yo noté su cansancio; a veces era evidente que, aunque Draco no lo admitiera, necesitaba esa clase de apoyo.

—Sí, lo sé, pero... esto debe ser un crimen. —contesté, mi voz bajando de tono cuando dirigí la mirada hacia Severus, que estaba en la mesa de los profesores—. Mira a Severus, está a nada de envenenar a alguien.

No estaba exagerando. Severus parecía al borde de perder los estribos, con una expresión mortal. Incluso la profesora McGonagall se veía perturbada por las decoraciones.

—¡Feliz día de San Valentín! —gritó de repente Lockhart, haciendo que Draco y yo nos encogiéramos de incomodidad—. ¡Quiero dar las gracias a las cuarenta y seis personas que me enviaron tarjetas! —continuó, su voz chirriante llenando el comedor mientras una docena de enanos alados entraban, portando arpas y vestidos como cupidos.

"El Destino Fragmentado de Draco"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora