Celos

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---------Harry------

Las vacaciones pasaban volando. Cada día sin falta, me encontraba con Draco. A veces él venía a la mansión y otras, yo iba con él. Era como si el tiempo desapareciera cuando estábamos juntos, y el mundo alrededor dejara de importar. Sin embargo, hoy sería diferente. Me iría con Sirius y los Weasley al Mundial de Quidditch, pasando la noche previa con ellos. Draco me dijo que nos veríamos allí, ya que iría acompañado por sus padres.

La noche con los Weasley fue divertida, llena de risas y bromas. Finalmente, pude conocer a los hermanos mayores de Ron, Bill y Charlie. Bill, con su cabello largo y pelirrojo, parecía salido de una revista de moda mágica, con su estilo desenfadado pero elegante, y una cicatriz interesante que le daba un aire de peligro. Charlie, más bajo y robusto, tenía una energía contagiosa y una risa profunda que retumbaba en todo el campamento. Su piel estaba curtida por el sol, probablemente de tanto trabajar con dragones, y siempre parecía tener una historia emocionante que contar. Junto a ellos, Hermione se unió al grupo, su cabello alborotado y su mirada ansiosa por la emoción del evento.

El campamento del Mundial de Quidditch era impresionante. Tiendas de campaña se alzaban por todas partes, pero no eran las típicas tiendas comunes. Algunas parecían pequeñas mansiones, otras tenían banderas ondeando de los equipos que los magos apoyaban. Se podía escuchar la algarabía de las familias preparando la comida con magia, y el aire estaba lleno de olores deliciosos de todo tipo de cocina. Colores vibrantes decoraban el cielo, desde las túnicas brillantes de los aficionados hasta los fuegos artificiales que estallaban en lo alto. Había una atmósfera de expectación y alegría, como si todos estuvieran esperando el partido del siglo.

Al día siguiente, nos dirigimos al palco principal. El señor Weasley saludaba a todos los que llegaban con una amabilidad innata. Parecía que todos eran personas "importantes" en el mundo mágico. Percy, por su parte, no perdía la oportunidad de saludar con entusiasmo a cada uno de ellos, como si estuviera haciendo campaña política. Casi se cayó de la emoción cuando llegó el Ministro de Magia. El ministro se acercó a mí como si fuéramos viejos amigos, presentándome a varios de sus conocidos. Sirius, por supuesto, no pudo evitar soltar una risa baja al ver lo incómodo que me sentía con tanta atención.

Theo y Blaise ya estaban conmigo, charlando y observando el estadio, pero yo solo estaba esperando a Draco. Cada minuto sin verlo me parecía eterno, hasta que, finalmente, lo vi llegar junto a su familia. Lucius y Narcisa Malfoy caminaban con elegancia, atrayendo miradas por donde pasaban. Pero mi atención estaba fija en Draco. Se veía perfecto, como siempre, con su cabello rubio platinado cayendo con suavidad sobre sus hombros, llegando debajo de sus caderas y esa expresión fría y altiva que solo hacía que quisiera acercarme más a él.

Mi primer instinto fue correr hacia él y besarlo sin importarme nada, pero de repente sentí un tirón en ambos brazos. Theo y Blaise me sujetaron con fuerza, deteniéndome.

—¡¿Qué carajos les pasa?! ¡Déjenme ir con Draco! —les gruñí, furioso por la interrupción.

—Cálmate, Potty. Primero, tranquilízate —dijo Blaise, con una sonrisa traviesa—. No puedes ir a besar a Draco frente a todos.

Lo miré con una ceja alzada, completamente desconcertado. ¿Cómo demonios se había enterado? Pero entonces mis ojos se desviaron a Theo, quien apenas contenía la risa. ¡El maldito! ¡Había ido a contarlo todo!

—¿Y por qué carajos no puedo? ¡Draco es mío! —dije, sin entender el problema.

—En primer lugar, Lucius te cortará los huevos —comenzó Theo con una seriedad implacable—. En segundo lugar, somos sangres puras, Potter. Se espera que tengamos cierto decoro y comportamiento. Aquí está toda la alta sociedad mágica, y no puedes hacer que Draco quede mal con uno de tus arrebatos de Gryffindor.

El Destino Fragmentado de Draco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora