La Fragilidad de un Dragón

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 Para mi este es Snape ósea en los libros se supone que debe tener 31 y aunque amo el actor que interpreto a Severus se veía muy viejo pero bueno tú imagínatelo como tú quieras

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Para mi este es Snape ósea en los libros se supone que debe tener 31 y aunque amo el actor que interpreto a Severus se veía muy viejo pero bueno tú imagínatelo como tú quieras...


----------Severus---------

Recibí el mensaje de Lucius en un momento inesperado, mientras preparaba una nueva tanda de pociones en mi laboratorio. La pluma de mi ave fénix se detuvo en seco, las palabras escritas en el pergamino me hicieron sentir una punzada de inquietud. "Ven a la mansión Malfoy de inmediato. Es urgente." No era común que Lucius me llamara de esta manera, y mi instinto me decía que algo grave había ocurrido.

Dejé mis frascos a un lado, la mezcla de ingredientes olvidada mientras me vestía con rapidez. Al salir, una tormenta de pensamientos cruzaba por mi mente. Draco. Siempre había sentido un vínculo especial con él, algo que no había experimentado con nadie más. Su inocencia, su curiosidad, y la fragilidad que parecía rodearlo me habían llevado a ser un poco más cariñoso de lo que solía ser. Era una rareza en mi mundo, pero siempre había sido la única forma en la que sabía expresar el afecto.

Cuando finalmente llegué a la mansión Malfoy, el ambiente era tenso. Las luces estaban atenuadas y el aire pesado con un silencio ominoso. Lucius me esperaba en la entrada, su expresión grave y los rasgos endurecidos por la preocupación.

—Severus, gracias por venir —dijo, su voz apenas un susurro. El tono de su voz, la rigidez de sus hombros, todo hablaba de la gravedad de la situación.

—¿Qué ha sucedido? —pregunté, manteniendo mi voz neutral, aunque mi corazón latía con fuerza.

—Es Draco —comenzó, su mirada oscura llena de angustia—. Ha pasado algo terrible. Necesito que seas su tutor. Su vida depende de ello.

Mis cejas se elevaron. La súbita carga que me ofrecía Lucius era monumental. ¿Por qué? En el fondo, lo sabía. Las pesadillas, la magia accidental... todo apuntaba a que Draco necesitaba más que un padre estricto. Necesitaba un mentor, un protector. Alguien que entendiera su potencial y lo guiara.

—¿Estás seguro de esto? —pregunté, tratando de sondear su determinación.

—No tengo otra opción —respondió, su voz temblando con la presión de la decisión—. El mundo es peligroso para él. A esta edad, debe aprender a controlar su magia. Lo que ha sucedido podría haber sido fatal. No puedo arriesgarme a perderlo.

Asentí, sintiendo que el peso de su súplica se asentaba sobre mis hombros. Sería un desafío, pero era algo que podía hacer. Debía hacerlo. Y así, me convertí en el tutor de Draco.

Con el paso del tiempo, Draco cumplió once años, y fue entonces cuando comenzó a manifestar su deseo de aprender más. Durante nuestras lecciones, me di cuenta de lo impresionante que era su talento natural. Era un prodigio, una chispa de luz en un mundo oscuro.

"El Destino Fragmentado de Draco"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora