Frío en el Vagón

687 89 34
                                    


-----------Harry---------

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-----------Harry---------

Las últimas semanas habían sido abrumadoras. La revelación de Severus me había dejado en shock, como si el suelo hubiera desaparecido bajo mis pies. Había sido demasiada información para procesar, pero lo que más me atormentaba no era eso. Era que, justo cuando más necesitaba hablar con él, Draco había dejado de contestarme.

Le mandé varias cartas por lechuza, casi a diario, pero Theo fue el que me respondió. Decía que Draco había enfermado, que no podía contestarme pero que estaría bien para el regreso a clases. Eso no me bastaba. Algo estaba mal, lo sentía. La distancia entre nosotros, la falta de comunicación me tenía inquieto, ansioso. Theo trataba de calmarme en sus respuestas, pero yo no podía dejar de pensar en Draco.

Para colmo, Severus me mantuvo alejado del Callejón Diagon. No me dejó ir, diciendo que sería innecesario ponerme en peligro. Así que pasé el último mes en la mansión, encerrado entre paredes que, aunque por primera vez sentía como un hogar, no podían apagar mi preocupación por Draco. Blaise, Hermione y Ron vinieron de visita varias veces, pero aunque me alegraba verlos, nada lograba distraerme de lo que realmente importaba. Draco estaba lejos, y por primera vez en mucho tiempo, no podía alcanzarlo.

Finalmente, el día había llegado. El regreso a Hogwarts. Y con él, la oportunidad de ver a Draco de nuevo. Me lancé al tren en cuanto llegué a la plataforma 9 ¾, apenas saludando a los demás, con una sola misión: encontrarlo. Zarina se movía inquieta alrededor de mi cuello, su cuerpo ahora medía más de un metro, lo que hacía que muchos estudiantes de primer año se apartaran con miedo al ver a un chico con una serpiente gigante en el tren.

Recorrí los vagones uno tras otro, pero no había señales de Draco. Pregunté a los demás Slytherin que estaban en los últimos compartimentos. Theo ya había llegado y me dijo que Draco había pasado la última noche con su padre y que no sabía dónde estaba ahora. La frustración me hirvió por dentro. ¿Dónde estaba? ¿Por qué no podía encontrarlo?

Justo cuando el desespero comenzaba a ganarme, lo vi. Me quedé sin aire. Por Merlín, Draco.... Apenas lo había visto hace dos meses, pero ahora parecía un hombre completamente diferente. Había cambiado tanto. Sus rasgos eran más finos, sus facciones más maduras, como si hubiera dejado atrás lo poco que quedaba de su niñez. Había crecido un poco, aunque seguía siendo más bajo que algunos de nosotros. Pero lo que realmente me dejó sin palabras fue su cabello. Su cabello rubio y brillante le caía hasta la cintura, suelto, como una cascada plateada que enmarcaba su rostro. Estaba vestido completamente de negro, lo que hacía que su piel pálida y sus ojos grises resaltaran aún más. Era hermoso. Tan hermoso que sentí como mi corazón se aceleraba.

Pero no estaba solo.

Cedric Diggory estaba a su lado, y algo en mí hizo clic. La furia estalló en mi pecho. Cedric, el buscador de Hufflepuff, ese maldito tejón, estaba demasiado cerca de Draco. Cedric era alto, con una presencia que siempre llamaba la atención. Su cabello castaño claro caía sobre su frente de manera desenfadada, y sus ojos azules brillaban con simpatía, pero eso no me importaba. Nada de eso importaba, porque Cedric estaba intentando tocar el cabello de Draco. Mi Draco.

"El Destino Fragmentado de Draco"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora