El Murmullo del Sombrero

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----------Harry---------

El aire fresco del lago me golpeaba el rostro mientras Hagrid nos guiaba hacia las balsas. A lo lejos, el imponente castillo de Hogwarts brillaba bajo la luz de las estrellas. Sin embargo, mi mente estaba lejos de admirar el paisaje. Había alguien que necesitaba encontrar.

Después del encuentro en la librería en el Callejón Diagon, no pude sacarme de la cabeza al niño rubio de rostro angelical. Había algo en él que me llamaba la atención, algo que me hacía sentir una conexión que no entendía del todo. Y ahora, entre la multitud de estudiantes, finalmente lo vi.

Allí estaba, rodeado de algunos chicos. Su cabello rubio platinado caía de manera perfecta sobre sus hombros, brillando bajo la tenue luz de la luna. Pero lo que realmente captó mi atención fueron sus ojos. Ojos grises, tan claros y profundos como la niebla en una mañana fría, pero había algo en ellos que los hacía fascinantes. Una mezcla entre misterio y una calma que no parecía corresponderse con alguien de su edad. Parecían observar el mundo con una quietud extraña, casi melancólica, pero también con una claridad que me desconcertaba.

Antes de que pudiera detenerme a pensar, me moví entre la gente. Algo en mí me empujaba a hablar con él, como si necesitara respuestas que ni siquiera sabía que buscaba. Ron me siguió de cerca, claramente confundido por mi comportamiento.

—Harry, ¿a dónde vas? —preguntó Ron, jadeando ligeramente, pero yo no le respondí. Tenía que hablar con ese chico.

Cuando finalmente me acerqué lo suficiente, lo vi más de cerca. Estaba rodeado de sus amigos, Junto a él estaba Theo Nott, el chico que lo acompañaba en la librería, lo miraba con una mezcla de preocupación y afecto que no se molestaba en ocultar. Los otros dos chicos, una chica de cabello oscuro y un chico alto de piel morena, lo rodeaban, pero era Theo quien parecía estar más atento a cada movimiento de Draco.

Sentí la necesidad de hablar, de romper ese silencio tenso que los rodeaba.

—Hola... —comencé, mi voz algo tensa—. Nos vimos en el Callejón Diagon, en la librería.

El levantó la mirada, sus ojos grises se encontraron con los míos. Había algo en ellos que me desarmó por completo. Había una mezcla de fragilidad y, quizás, algo más. Un cansancio profundo, casi como si llevara un peso invisible sobre sus hombros.

—Draco Malfoy —respondió, su voz suave, pero firme. Aunque había algo en su tono que sonaba... vacío, como si el simple hecho de presentarse le agotara.

Ron, que estaba justo detrás de mí, no pudo contener una risita.

—¿Draco? ¿En serio? ¿Quién se llama así? —dijo, claramente burlándose del nombre.

Esperaba una reacción de indignación por parte de Draco, alguna réplica. Pero en lugar de eso, Draco solo suspiró, un suspiro largo y cansado, como si no tuviera ni la energía ni el deseo de enfrentarse a las palabras de Ron.

—En serio de nuevo—murmuró entre dientes, su voz apenas un susurro se suponia que nadie lo debio de escuchar pero yo lo hice.

Theo, que hasta entonces había permanecido en silencio, se acercó a Draco con rapidez, colocándose justo a su lado. Su mano, firme pero gentil, tomó la de Draco con una suavidad que me sorprendió. Era un gesto protector, pero cargado de cariño, como si fuera algo que hacía a menudo. Había una devoción evidente en sus ojos, un lazo que no necesitaba palabras para ser comprendido.

—No te preocupes por eso, Draco —dijo Theo, su tono suave pero con una chispa de ironía mientras miraba a Ron—. No todos entienden lo que es tener un nombre con clase. Algunos solo se conforman con lo que tienen.

"El Destino Fragmentado de Draco"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora