El Baile de Navidad

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------Harry------

Volvimos a dorrmir asi que despertamos tarde. Era casi mediodía cuando finalmente nos levantamos, aún envueltos en el calor cómodo de las mantas. La luz de la mañana se filtraba por la ventana, proyectando sombras suaves en las paredes. Había una paz extraña en el aire, como si el tiempo nos diera un respiro. Era nuestra primera Navidad juntos, y yo no podía dejar de pensar en lo bien que se sentía compartir este momento con Draco.

Nos movimos con lentitud, estirándonos como si el día nos perteneciera por completo. Él se sentó en la cama a mi lado, sus ojos grises todavía pesados por el sueño, pero había una emoción tranquila brillando en ellos. Sin decir una palabra, sacamos nuestros regalos, ambos sintiendo una mezcla de nervios y expectación.

"Espero que te guste..." murmuró Draco, colocando la pequeña caja en mis manos.

Rompí el papel con cuidado, notando la precisión con la que había sido envuelto. Al abrir la caja, me quedé sin palabras. Dentro había un collar espectacular: el escudo de la casa Peverell tallado en diamantes, envuelto por un dragón que parecía protegerlo con delicados toques de esmeraldas.

"Draco..." Susurré su nombre, casi incapaz de apartar los ojos del collar. "Es increíble."

"¿De verdad te gusta?" preguntó él, con esa inseguridad rara que a veces dejaba ver cuando se trataba de nosotros.

"Me encanta," dije, girando el dije entre mis dedos. "Es perfecto... y además, tiene tu magia. Puedo sentirlo."

Draco sonrió, aunque su expresión se mantuvo reservada. Yo sabía que lo había llenado de su esencia y magia, una parte de él que siempre estaría conmigo.

Ahora era mi turno. Saqué la caja con el regalo que había preparado para él y se la entregué, sintiendo un cosquilleo de nervios en el pecho. Observé con atención cómo deshacía el lazo y levantaba la tapa, dejando al descubierto el collar que le había hecho. Un corazón humano, tallado con detalle, envuelto por las garras de un dragón. La magia que había puesto dentro palpitaba suavemente, lista para alertarme si él alguna vez estuviera en peligro y podia localizarlo facilmente con el collar.

Draco lo miró con atención, sus dedos rozando el metal con suavidad.

"Es... impresionante," dijo al fin, su voz baja pero sincera. "Realmente es hermoso, Harry."

Sin embargo, vi un atisbo de duda en su expresión cuando se llevó una mano al cuello, tocando el collar que siempre llevaba.

"Hay un pequeño problema..." murmuró, sin atreverse a mirarme a los ojos.

"¿Qué ocurre?" pregunté, tratando de que mi voz sonara tranquila. Ya había previsto su reacción, pero quería darle espacio para explicarse.

"No puedo quitarme este collar," confesó con un suspiro. "... no puedo dejar de usarlo."

Asentí, como si aquello no me sorprendiera en absoluto.

"Ya me imaginaba que dirías eso." Le sonreí, acercándome un poco más a él. "Pero no tienes que quitártelo, amor."

Él frunció el ceño, claramente confundido. "¿Entonces cómo...?"

Tomé su mano con suavidad y señalé el corazón del collar. "Puedes sacar el dije y añadirlo al que ya llevas. No tienes que escoger entre uno u otro."

Por un momento, me miró como si no entendiera lo que acababa de decir. Pero entonces su rostro se iluminó, y vi cómo la tensión que había estado acumulándose en sus hombros desaparecía de golpe.

"¿De verdad puedo hacer eso?" preguntó, con una sonrisa que hacía que sus ojos grises brillaran como la plata bajo la luz.

"Claro que sí," respondí. "Lo importante no es la cadena, sino lo que significa. Y si lo llevas contigo, estaremos conectados."

El Destino Fragmentado de Draco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora