El Torneo Puede Arder

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Soy cruel...............Pero justa.... Si este capítulo tiene mucho (amor-comentarios les subo otro ahorita)

------------Harry---------

El deseo latía con fuerza en mi interior mientras miraba a Draco tendido debajo de mí. Merlin, era completamente hermoso. Su piel era pálida como la nieve, lisa y suave bajo mis manos, cada pequeña imperfección parecía una obra de arte que solo lo hacía más perfecto. Los lunares en su cuerpo parecían dibujar constelaciones, y uno en particular, justo en su clavícula, me llamaba con urgencia. Inclinándome, presioné mis labios contra él, sintiendo el calor de su piel bajo mi boca. Comencé a chupar suavemente, saboreando el leve gusto salado mientras Draco gemía por el contacto, su voz vibrando en el aire.

Continué besando cada pequeño lunar que encontraba, cada uno una estrella en el cielo de su piel. Con cada movimiento, iba bajando lentamente, dejando una línea de besos y caricias húmedas a lo largo de su cuello, marcándolo como si dibujara mi camino hacia lo más profundo de él. Mis dientes se cerraron con delicadeza sobre su carne, dejando pequeñas marcas rojizas que contrastaban con su piel inmaculada. Draco se retorcía debajo de mí, su cuerpo respondiendo a cada caricia con un estremecimiento que lo hacía aún más irresistible.

Mis manos recorrían su torso, sintiendo la forma en que se arqueaba hacia mí, como si cada toque le quemara. Sus dedos se enredaron en mi cabello, tirando con un poco de fuerza mientras jadeaba, buscando desesperadamente más contacto. Sentí su respiración irregular en mi oído cuando volví a su cuello, mordiendo un poco más fuerte, dejando marcas que no desaparecerían fácilmente. Quería que todos supieran, incluso él, que era mío, completamente mío.

—Harry... —su voz era un susurro roto, un temblor que vibraba en el aire—. Creo que deberíamos detenernos —dijo con dificultad, su rostro completamente sonrojado, su respiración aún agitada. Pude ver la lucha interna en sus ojos, una mezcla de deseo y dudas que lo atravesaban como una corriente.

Le di un último beso, suave y prolongado, permitiéndonos saborear el momento antes de que se desvaneciera.

—Lo que tú quieras, querido —murmuré contra sus labios, mi voz baja y llena de una ternura posesiva—. Siempre será lo que tú quieras.

Con cuidado, lo levanté y lo acomodé sobre mi pecho, sintiendo el calor de su cuerpo presionado contra el mío. Mis manos se deslizaron por su espalda, acariciando con lentitud su piel, como si intentaran memorizar cada curva y cada músculo. Enredé mis dedos en su largo cabello, acariciándolo con movimientos suaves y repetitivos, sintiendo cómo se iba relajando poco a poco.

Draco dejó escapar un suspiro, hundiendo su rostro en el hueco de mi cuello, y su respiración comenzó a volverse más tranquila, más profunda. Pude sentir la tensión abandonar su cuerpo, y una sensación de satisfacción me invadió al saber que, en ese momento, era yo quien lo mantenía seguro. Mientras lo acariciaba, su respiración se volvió un ritmo lento y constante, su pecho subiendo y bajando contra el mío, hasta que finalmente ambos nos dejamos llevar por la suave oscuridad del sueño, aferrándonos el uno al otro como si el mundo pudiera desvanecerse en cualquier momento.

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El sábado se deslizaba lentamente mientras nosotros permanecíamos acurrucados, dejándonos llevar por la comodidad y la calidez de estar juntos. Casi era mediodía y Draco seguía descansando, enterrando su rostro en la curva de mi cuello, su respiración suave rozando mi piel.

—No quiero levantarme hoy, Harry. Mejor quedémonos aquí —murmuró en un puchero, su voz somnolienta.

—Dragón, necesitas comer —repliqué con suavidad, acariciando su espalda.

El Destino Fragmentado de Draco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora