Capitulo 4

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El día había arrancado tranquilo la gente iba y venía normal. Doris estaba tan feliz porque su negocio había funcionado, me invitó a una cena esta noche y ahí me iba a contar al fin lo que tanto la tenía alterada y echa un lío, ella quería compartirlo pero según ella si hablaba antes de tiempo era de mala suerte, en fin, yo estaba feliz por ella, estaba tan contenta que contagiaba su felicidad.

-Mi niña hoy vamos a cenar, quiero contarte lo que hace tanto tiempo me vengo guardando.

-Doris estoy muy feliz por ti! Se te ve muy contenta, conta conmigo a la noche estaré por tu casa, que vas a hacer de rico?- dije levantando y bajando mis cejas.

-Nonono nada de mi casa pasaré por ti, iremos a festejar a lo grande, iremos a un restoraunt muy lindo que me recomendaron.

-Que? Oh no lo siento pero no puedo, no tengo dinero para pagar eso tú ya sabes mi situación.

-Lose y por eso te invito yo, no quiero que pagues nada solo que me acompañes, eres mi niña y quiero compartir contigo!

-Aw doris te quiero tanto-dije abrazándola- pero es que aunque tú me invites yo no tengo que pon... -no me dejo terminar cuando debajo del mostrador saco una bolsa

-Sabía que ibas a negarte así que tome el atrevimiento de comprarte algo que puedas ponerte- me extiende una bolsa enorme

Atrevimiento dice? Realmente fue lo más lindo que alguien a echo por mi en mi vida, nunca tuvieron un detalle así, ni han querido con todas sus fuerzas que los acompañe a un lugar, tenía mis ojos llorosos así que tome la bolsa la dejé en un costado y la abracé, la abracé con todas mis fuerzas y ella como siempre me devolvió su abrazo.
Doris era la única persona que yo le demostraba mi cariño, me costó mucho cuando llegue aquí volver a confiar pero ella, ella era mi ángel y siempre confío en mi y yo en ella, el ruido de la campana de la puerta nos hace separar lo que significaba nuevo cliente, al ver hacia la puerta no podía creerlo.
Adolescentes, revoltosos, gritando y tomando asiento, quitando la armonía del lugar, no es que no me gusten los adolescentes para nada, pero en peculiar ellos si, siempre venían a molestar aquí y a gritar y hacerse los niños malos de la ciudad pero no dejaban de ser clientes y había que atenderlos. Les dirigí una mirada fría y me apronte para atenderlos, seque mis lagrimas alise mi delantal con mis manos y respire profundo para tomar fuerzas.
-Quieres que yo los atiende mi niña?- no cara no era la mejor y era obvio el porque.
-No tranquila doris yo puedo tú ve a aprontarte ya solo queda una hora para cerrar nos vemos a la noche
-Segura? No quieres que te ayude a cerrar?
-No te preocupes yo puedo tú lo sabes hoy es tu día u no quiero que los niños mal educados te quiten tu felicidad tú ve yo me encargo, en cuanto ellos se vayan yo cierro y nos vemos a la noche!
-Gracias mi niña-Se acercó a mi para darme un beso tomo sus cosas y se fue.
Me acerqué a la mesa de revoltosos espero sea rápido y se vayan de una vez.

-Buenas tardes que desean ordenar? - En eso la campaña vuelve a sonar, otro cliente, Perfecto justo cuando pensaba a atender a los revoltosos eh irme.
-Me encantaría ordenarte a ti pero veo que no estás en el menú.
-No para mi suerte no, va a ordenar algo o puedo seguir con mi trabajo?
-Hey hermosa tranquila solo fue una broma, tráenos un Capuchino para todos y unas tostadas.
-Enseguida se lo traigo.
Solo anote en mi libreta y me gire para atender a I otro cliente y no podía creer lo que vi al levantar mi cabeza, el otra vez? Pensé que ayer solo estaba de paso por si hermoso traje no parece ser de aquí. Me acerqué a pasos lentos hacia su mesa y su mirada estaba puesta en esos chicos revoltoso y no lo culpo de verdad era un fastidio y ruidosos.

-Buenas tardes- Dije observándolo cautelosamente- desea ordenar?

-Buenas tardes, me gustaría un café muy cargado por favor.
-Perfecto como ayer?-Eso lo solté sin pensar y me detuve en cuanto lo dije, va a pensar que no lo pude sacar de mi cabeza o que lo estoy avisando, fue vergonzoso levanto la mirada para obsérvalo y tenía una sonrisa de lado, bueno al menos no se ofendió.
-Exacto como ayer- Esa voz era tan varonil e intimidante.
-Enseguida se lo traigo - Me fui sin darme vuelta y avergonzada

El diablo italiano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora