Capítulo 32

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Maratón 1/3

Emma

Había logrado irme de casa sin que Doris se diera cuenta, al tomar el calmante para dolor de cabeza le dio sueño y se durmió en mi cama, prefería que esté acá hasta que le pague a esa gente. Me empecé a arreglar antes de que despertara, de todas maneras cuando lo hiciera Aless me cubriría, pero le dije que le dijera la verdad que sali a encontrarme con una persona de todas maneras tengo que contarle que me casare. Cuando abrimos la caja que me dejo Máximo Aless solto un pequeño grifero de emoción la verdad es que era hermoso el vestido con sus accesorios y zapatos, había que reconocer que era detallista y eso me gustaba.
Una vez pronta lo esperé en la puerta del edificio no quería que tocara timbre y despertara a Doris así que baje yo.
Todo resultó ser una hermosa cena aunque al principio fue algo tenso al enterarme que habían paparazzis afuera, pero como bien dijo Max me iba a olvidar que ellos estaban ahí y así fue.
Todo fue hermoso hasta su pedida de mano, que aunque sabía que era todo por contrato, supe disfrutarlo y está vez me nació a darle un beso el cual vi el aprovecho y me dio otro, con más pasión y deseo que también me gustó si había que hacerlo lo haríamos bien no?
Cuando terminamos de cenar no pude evitar sacarme las ganas de tocar la arena con mis pies, Max creo que se dio cuanta al ver cómo yo observaba el mar tras el ventanal con tanto deseo de estar ahí que él me lo ofreció.
Luego de terminar de cenar bajamos a la playa tomados de la mano por si aún quedaba algún fotógrafo en la vuelta y también me ayudaba con mi vestido, que entre él y la arena era algo complicado, me había descalzado y tenía mis zapatos en mi mano y con la otra estaba unida a Max.
Empezamos a caminar en silencio y estaba disfrutando este momento no pensé que podría disfrutar un momento con él pero así fue, resultó ser bueno.
Estábamos caminando en silencio bajo la luz de la luna, hacía frío pero intentaba que no se notara.
Pero creo que fue en vano cuando el se quita su saco y me lo extiende sobre mis hombros.
-No es necesario de verdad.- Intente devolverlo pero él no me dejo.
-Tú lo necesitas más que yo, estoy bien.
-No pero hace mucho frío mejor volvamos.
-Eh aguantado cosas peores que una fresca brisa Emma está bien, sigamo caminando un poco más y luego volvemos.
No insistí más quería seguir caminando me encantaba la arena y el mar.
-Te gusta la playa?
-Me encanta.
-Porque?
-No lo se me relaja el ruido del mar, la arena en mis pies, me gusta me siento libre.
Él asiente con su cabeza.
-Y a ti? Te gusta?
-Algo aunque ahora me gusta más.
Le sonrió y agradezco que sea de noche y que no se notara que me había sonrojado.
-Gracias por el anillo es hermoso.
-No es nada.
-Para mi lo es, y el vestido, y las rosas, es todo muy lindo, yo se que todo esto es por contrato pero igual lo disfruto, gracias.
Él frena en seco y me mira a lo ojos me vuelve a abrazar por la cintura haciendo quedar frente a frente.
-Emma lo único que hago por contrato es el casamiento, lo demás lo hago porque quiero, tu, tu, tu me importas.
veo cómo se tensa bajo mis manos y eso me hace sonreiré creo que decir eso le costó.
De todas maneras hizo que sienta algo dentro de mí que me encanto así que volví a hacer lo que hace un rato, lo volví a besar.
Antes lo hice para lo fotógrafos pero ahora lo hice porque tenía el dedo de hacerlo, lo besé con más pasión que antes sus labios eran deseosos y no podía evitarlo.
El me acepto encantado abriendo su boca para recibirme eh invirtiendo los roles y ahora el llevando el control de la situación, empezamos una guerra de lenguas en la cual él iba ganando pero igual me encantaba, nos separamos por falta de aire y eso veo que lo molesto.
Me sentía bien.
Volvemos a tomar nuestras manos y seguimos caminando un poco más sin decir nada solo disfrutando el momento.
Nos pusimos de acuerdo en volver ya que estaba haciendo mucho frío.
-Emma te prece bien si mañana pasas por mi oficina a poner fecha de casamiento y poner los últimos detalles?
Sentí que todo era muy rápido pero estaba bien, ese era el acuerdo.
-Si yo solo quería saber si Doralia ya puede tener su plata, luego de lo que sucedió hoy por su seguridad creo sería mejor que ya les pegara para que la dejen tranquila.
-Bueno de echo antes de que venga para aquí di la orden a mi contador que le depositará en su cuenta así que ya debería estar pronto.
-Me hablas enserio?
-Si muy enserio.
Esta vez lo abrase con fuerza y el me respondió con gusto.
Aunque esta plata no me la esté regalando que me la adelantara significaba mucho, sino debería primero a cumplir el plazo para luego poder cobrar y siendo honesta no sabría si Doralia pudiera aguantar tanto.
-Te lo agradezco mucho.
-Es parte del trato.
-Si pero que adelantaras el pago no, y eso te lo agradezco mucho, yo podría aguantar un año pero dudo que Doralia pueda.
-Tienes razón.
Y nos quedamos en silencio.
-Te llevo a tu casa?
-Me prece bien.- Tome mi pequeño bolso que había dejado en la mesa y aún con su saco puesto por encima de mis hombros nos dispusimos a salir.
El viaje fue tranquilo y lindo cuando menos lo imaginé ya estaba en la puerta de mi edificio.
-Emma antes que te bajes quisiera pedirte algo.
-Dime.- Me quede mirándolo atenta.
-Solo dos cosas, la primera que anotes tu número aquí.- Y me extiende su celular.
-Mi numero? Para que lo quieres.
-Bueno creo que si vamos a casarnos sería lo correcto no? Sin decir que mañana tendría que confirmarte la hora que puedes venir es que no me acuerdo hasta qué hora trabajo y no quisieras que vayas y estés sola o no allá nadie.
Claramente me mentía, el sabía perfectamente hasta qué hora trabaja y en su gran mansión estoy segura que siempre hay gente pero no quise decir nada.
-Bien entiendo.- Tome su celular y lo anote.- Y cual es la segunda?
-Perdona? .- Me pregunta
-Me dijiste que me querías pedir dos cosas, la primera fue mi número y la segunda?
-La segunda es esto.
Se me acerca de golpe y me vuelve a besar, algo más tranquilo que hace un rato pero igual de hermoso.
-Ahora si puedes irte, aunque si quieres quedarte no me molestaría tampoco .- me larga eso y me guiña un ojo.
Lo miro algo sorprendida y solo le digo.
-Nos vemos mañana Max.
Y baje de su auto casi que corriendo no fue en cuanto estaba en mi casa que me di cuenta que tenía su saco, mierda lo olvide, pero si no lo reclama no lo devolveré.

El diablo italiano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora