Capítulo 33

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Maratón 2/3

Emma

Tomamos las tres en un taxi y partimos a una dirección en otro barrio que era igual de feo que el mío, la casa por fuera era horrible y por dentro aún más, nos dejaron entrar luego que Doris dijera que venía a pagar una cuenta pero no sin antes revisarnos de pie a cabeza como si entráramos a una cárcel y claro llevándose unas cuantas groserías de Aless.
Una ve dentro nos llevaron a una oficina donde estaba un tal Ricardo, al principio solo querían dejar entrar a Doris pero luego de que insistimos que ella no entrará sola nos dejaron pasar a las tres, a simple vista al entrar se notaba que el tipo era turbio, tenía un arma sobre su escritorio el cual me impactó al verla y en una mesa al lado de un sillón todo viejo y sucio jabón unas líneas blancas que ya reconocía de que eran, las últimas veces se las vi a mi padre y a Nahitan también.
Eso me hizo traer malos recuerdos y ya quería irme de ahí, el lugar me daba muy mala espina.
-Pero que hermosas chicas trajiste Doralia, espero traigas todo el puto dinero sino ya se con que te cobraré.
veo cómo el hombre no mira con seso y ahora se me revuelve el estómago.
-Traje todo tu cochino dinero, solo quería verte por última vez la cara y decirte en persona que estoy a mano no es así?
-Perfecto las chicas son muy lindas pero el dinero me gusta más.
-Ya lo creo viejo abusador.- Suelta Aless y la miro con cara de que ahora no es el momento.
El hombre se ríe y la mira para luego tomar su arma.
La apunta directo a la cabeza y luego sacude la cabeza.
-Sabes que muñeca? Si sigues con esa bocina vas a hacer que mate a tus amigas primero y luego a ti.
-Ella se va a tranquilizar, solo reciba el dinero y nos iremos de aquí .- De verdad quería irme, me estaba sintiendo mal.
-Mire que bien Doralia tiene una muchacha muy inteligente.- Esta vez me apunta a mi.
-Dígame su número de cuenta señor Ricardo y deje a Emma en paz ella no tiene nada que ver.
-Tú tampoco y sin embargo estamos acá.- Aless no paraba y yo ya estaba quedando pálida.
Veo cómo el hombre baja enseguida su arma y me mira fijo intentado adivinar algo.
Una vez dejó su arma en el escritorio se anima a preguntarme.
-Tú eres Emma Smith?
Cómo carajos sabía mi nombre?
-Sssi soy ella.
-Que belleza, la misma que viste y calza no?
Veo cómo sonríe con orgullo y no logro entender porque.
El tipo le pasa una tarjeta a Doris la cual ella toma y por el costado puedo ver cómo es una cuenta bancaria, Aless la ayuda a hacer el trámite con su celular mientras yo estoy con la mirada en el hombre que me sigue mirando dijo sin parar, no estaba entendiendo que estaba pasando y tampoco quiero saberlo solo quiero irme.
Ellas terminaron de hacerlo el hombre confirma que el dinero está en su cuenta y dicho eso nos paramos para irnos.
-Deuda saldada señor Ricardo
-Fue un placer hacer negocios con usted Doralia.
-Para cualquiera sería un placer no? .-La ironía de Aless iba a hacer que nos maten aquí, a veces pienso que no mide el peligro.
-Ya vámonos Aless. Doralia sale primero y Aless la sigue yo iba tras ella cuando el tipo me toma del brazo.
-Espejel volverte a ver Emma Smith.
-Yo espero que no.
Empuje de mi brazo para que me soltara y salimos de ahí rápidamente, les dije que fuéramos hasta la esquina donde supongo que pasará algún taxi pero en realidad solo quería alejarme de ahí.
Una vez bien lejos me dispuse hacer lo que hace unos minutos desbaba hacer luego de ver ese lugar.
Vomitar.
Me acerqué a un tacho de basura en un callejón y largo todo lo que tenía en mi panza ver ese lugar me trajo tantos tantos malos recuerdos que la pasé mal.
-Estás segura que no estás embarazada no hija?
Si supiera que hace más de un año no mantengo relaciones hasta yo dudaría de la manera que vomite.
-Lo juro Doris lo juro
-Entonces que será? Solo desayunaste un café nada pudo caerte mal.- Pregunto Aless.
-Ese lugar me callo mal, me trajo muy malos recuerdos.
-Oh hija te entiendo tranquila ya nos vamos.
Puso su mano en mi espalda dándome su apoyo como siempre lo a echo.
-Yo no entiendo, si alguien me explica les agradezco.- Aless siempre me hacía sonreír con sus preguntas, era tan sincera que daba miedo.
-Algún día lo entenderás.
Y seguimos camino en busca de un taxi.
-Espero no sea muy tarde porque me olvidaré de este momento.
Si siempre me hacía reír.
-Como te olvidaras del día que fuimos a la casa de unos mafiosos estafadores?
La abracé por los hombros y Doralia se reía a nuestro lado.
-En eso tienes toda la razón amiga.
Y caminamos las tres hasta encontrar un taxi casi dos cuadras después.

El diablo italiano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora