IV

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Louis había aprovechado el momento para entrar a bañarse, dejando que el vapor caliente envolviera su cuerpo cansado. La sensación del agua caliente sobre su piel le dio un respiro, un alivio momentáneo de la tensión que lo había estado consumiendo. Mientras tanto, Harry se movía con diligencia por la cocina, preparando dos tazas de café. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, combinándose con la fragancia reconfortante de las tostadas dorándose en la sartén.

Harry colocó un par de tostadas en un plato y las cubrió generosamente con huevo revuelto, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto. Su mente estaba ocupada pensando en Louis y en cómo se había visto afectado por la enfermedad. No podía evitar preocuparse por el bienestar del omega, y preparar algo cálido y nutritivo era su forma de mostrarle que le importaba.

Al escuchar el sonido del agua caer, Harry sonrió al imaginarse a Louis bajo la ducha, dejando que el agua se llevara un poco de la carga que había estado soportando. Con un suspiro de satisfacción, terminó de preparar las tazas de café, vertiendo la bebida caliente en las tazas y añadiendo un toque de leche en la de Louis.

Cuando Louis finalmente salió del baño, la toalla envuelta alrededor de su cabello, Harry lo recibió con una sonrisa.

-He preparado algo para ti -anunció, señalando la mesa donde había dispuesto las tostadas y el café humeante-. Espero que te guste.

Louis miró la mesa, los ojos brillando de sorpresa y gratitud.

-No tenías que hacer esto... -murmuró, sintiendo un nudo en la garganta al ver la atención que Harry había puesto en cada detalle.

-Quiero hacerlo -respondió Harry, su voz firme pero suave-. Solo porque no quiero que te sientas solo en esto.

La calidez en el aire entre ellos era palpable, y Louis sintió que la conexión que compartían se profundizaba. A pesar de las dificultades que enfrentaba, momentos como este le recordaban que aún había esperanza y compasión en el mundo.

-Gracias, Harry. De verdad -dijo Louis, su voz casi un susurro mientras se acercaba a la mesa.

Theo se quejó ligeramente desde su cuna, su pequeño rostro fruncido en una expresión de descontento mientras movía las manitas. Louis se detuvo, mirando hacia la cuna con una mezcla de ternura y preocupación.

-Parece que alguien tiene hambre -dijo Louis, sonriendo a pesar de su cansancio. Sus instintos de madre se activaron de inmediato, y aunque aún no se sentía completamente recuperado, sabía que debía atender a su hijo.

Harry, que estaba observando la escena, se levantó rápidamente.

-Déjame ayudarte con eso -ofreció, sintiendo la urgencia de calmar al bebé. Se acercó a la cuna, donde Theo seguía moviéndose inquieto.

-Creo que necesita su biberón -dijo Louis, y la mirada de Harry se iluminó al escuchar esas palabras.

-Puedo hacerlo -respondió Harry, decidido. Se dirigió a la cocina, donde había dejado el biberón que había preparado antes, lleno de leche tibia y listo para Theo.

Mientras Harry se movía rápidamente por la cocina, Louis se acercó a la cuna, sintiendo una oleada de amor por su hijo. Con manos temblorosas, levantó a Theo, quien comenzó a llorar suavemente, su pequeño cuerpo retorciéndose en busca de alimento.

-Shh, pequeño, ya viene -susurró Louis, acunándolo contra su pecho mientras lo balanceaba suavemente.

Harry regresó con el biberón, su expresión concentrada y tierna al ver a Louis y a Theo en esa intimidad.

-Aquí tienes -dijo, ofreciendo el biberón a Louis, quien lo tomó con gratitud.

-Gracias, Harry. Eres un verdadero salvavidas -respondió Louis, sintiendo una mezcla de alivio y aprecio mientras colocaba el biberón en la boca de Theo.

Theo comenzó a succionar con avidez, y los dos hombres se quedaron en silencio por un momento, observando al bebé alimentarse. El sonido rítmico de succionar y el ambiente cálido que habían creado juntos ofrecían un respiro del caos que había rodeado a Louis en los últimos días.

Louis miró a Harry, sus ojos brillando con gratitud.

-No sé qué haría sin ti -dijo sinceramente, sintiendo que la carga del día se aligeraba un poco gracias a la presencia de Harry.

-No hay de que-respondió Harry, su voz suave y reconfortante.

-¿Hace mucho que vives aquí? -cuestionó Louis, curioso, mientras acomodaba a Theo en su regazo.

-No hace más de un año -respondió Harry, tomando un sorbo de su café-. Me han subido el cargo en el trabajo y, bueno... necesitaba estar más cerca de la ciudad.

-¿A qué te dedicas? -preguntó Louis, sonriendo a medida que Theo continuaba succionar el biberón, como si también estuviera interesado en la conversación.

-Soy comentarista y periodista. Trabajo para una firma que se especializa en artículos para revistas -explicó Harry, sintiendo una mezcla de orgullo y nerviosismo al compartir un poco más sobre sí mismo.

-Eso suena genial-exclamó Louis, sus ojos brillando con admiración-. ¿De qué sueles escribir?

-De todo un poco, pero me gusta centrarme en temas culturales y sociales... -respondió Harry, sintiendo que el ambiente se tornaba más cálido con cada palabra-. Me interesa la forma en que las historias pueden conectar a las personas y provocar cambios.

Louis asintió, captando la pasión en la voz de Harry.

-Eso tiene mucho sentido. La escritura puede ser una herramienta poderosa, sobre todo en tiempos difíciles -dijo Louis, sintiendo que su corazón se llenaba de respeto por el trabajo de Harry.

-Sí, intento hacerlo lo mejor posible -respondió Harry, sintiendo que la conversación fluía con facilidad. Mientras tanto, Louis se dedicó a observar a su hijo, cuyo rostro se iluminaba con destellos de alegría mientras comía.

-¿Y cómo es que llegaste a hacer eso? -preguntó Louis, genuinamente interesado.

-Siempre me ha gustado escribir. Desde pequeño, solía redactar historias y relatos -dijo Harry, sonriendo con nostalgia-. Luego, en la universidad, decidí estudiar periodismo. No fue fácil, pero realmente disfruté el proceso.

-Eso es inspirador -respondió Louis, admirando la determinación de Harry-. Me imagino que a veces es difícil lidiar con las presiones de ese trabajo.

-Definitivamente, hay días complicados -concedió Harry, sintiendo que se abría un espacio de vulnerabilidad entre ellos-. Pero creo que la parte más gratificante es cuando un artículo resuena con alguien, cuando logra hacer que una persona se detenga a pensar.

-Quizás un día puedas escribir sobre mí -bromeó Louis, su voz ligera, pero con un trasfondo de seriedad que no pasó desapercibido para Harry.

-Estaría encantado -respondió Harry, su mirada fija en Louis, sintiendo que había un trasfondo de confianza en esas palabras.

El ambiente se llenó de un suave murmullo mientras Theo seguía alimentándose, y ambos hombres compartieron un momento de entendimiento, cada uno consciente de que, a pesar de las dificultades, había algo especial creciendo entre ellos.

El vecino: Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora