XXXIV

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Louis observó en silencio cómo Harry entraba con las bolsas y las dejaba en la mesa sin una palabra, con una expresión sombría que no había visto antes. El alfa se acercó a Theo, quien se alegró al verlo, estirando sus bracitos en busca de su "papá", y Harry le dio un beso en la cabeza, aunque sin la misma calidez habitual. Louis sintió una punzada en el pecho al ver eso; Harry se veía agotado, sus ojos aún oscurecidos por el cansancio, y el entusiasmo que siempre llevaba consigo parecía apagado.

Harry cruzó el espacio hasta la habitación sin mirarlo. Louis sabía que era su oportunidad, y no podía dejarla pasar. Respiró hondo, con el corazón latiendo rápido mientras veía a Theo entretenido en su corralito. Caminó hacia el cuarto, deteniéndose en la puerta. Desde allí, pudo ver a Harry de espaldas, mirándose en el espejo, con los hombros caídos y el peso de algo que parecía más grande que solo una noche de mal sueño.

-Harry... -Louis susurró, su voz apenas un hilo.

Harry se dio vuelta, sorprendido al verlo allí. Louis sintió que el nudo en su garganta se hacía más grande, pero no podía detenerse ahora. Dio un paso hacia él y tomó aire, tratando de organizar sus pensamientos.

-Sé que... -dudó, pero se obligó a continuar-. Sé que he estado distante y que... que no te he dado ni una sola explicación.

Harry lo observaba en silencio, pero había un destello de vulnerabilidad en sus ojos que le rompió el corazón. Louis se obligó a seguir hablando.

-No es que no quiera estar aquí, contigo y con Theo. No es que no aprecie todo lo que has hecho por nosotros... Es solo que... hay cosas que todavía me cuestan, y... -suspiró, buscando las palabras adecuadas-. Me da miedo abrirme completamente.

La expresión de Harry se suavizó un poco, y Louis se acercó un paso más.

-Me cuesta mucho confiar, pero tú has sido increíblemente paciente. Y quiero que sepas que eso significa el mundo para mí. -Louis lo miró con sinceridad-. Yo... necesito decirte esto porque tú no mereces que te aparte de mi vida.

El vecino: Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora