Louis dejó que el sonido del agua hirviendo lo envolviera, y mientras preparaba el té, su mente lo transportó a recuerdos más felices, momentos de su infancia. Recordó cómo su madre le hacía chocolate caliente en los días fríos, y mientras lo acunaba en sus brazos, le contaba historias que lo llenaban de esperanza.
Historias sobre los destinados.
-Alfas y omegas creados por la luna, hijos míos -le decía su madre con una sonrisa cálida-. Parejas perfectas, sincronizadas desde el primer momento en que sus ojos se cruzan. La luna los une, los conecta y nunca más vuelven a estar solos.
Louis siempre se había fascinado por esas historias, en las que alfas y omegas encontraban a su pareja predestinada, su otra mitad, y juntos, navegaban las mareas de la vida con una unión inquebrantable. Pero a medida que creció, esas historias empezaron a parecerle más un cuento de hadas que una realidad.
Había sido engañado antes, por alguien que él pensó que era su alfa. Alguien que lo había destrozado y que, en lugar de protegerlo, lo había dejado solo en su peor momento. Su fe en los "destinados" se había desvanecido, reemplazada por una amarga desconfianza.
Sin embargo, ahora, mientras movía el té en la taza, sus pensamientos volvieron a Harry. El aroma de chocolate y menta, el cariño con el que trataba a Theo, la manera en que lo miraba a él, como si fuera alguien importante, alguien que merecía ser protegido.
-¿Y si...?- pensó por un breve segundo, sacudiendo la cabeza casi de inmediato. No podía permitirse pensar en algo así. No ahora, no después de todo lo que había pasado. Pero el recuerdo de esas historias seguía ahí, latiendo en el fondo de su mente, como una pequeña llama que no lograba extinguir.
Tomó la taza de té y se sentó en la mesa, dejando que el vapor le calentara el rostro. Quería creer que era posible, que existía alguien que de verdad lo protegería, que sería su alfa en el sentido más puro. Pero ¿podía confiar de nuevo? ¿Podía realmente permitirse creer en los "destinados"?
Mientras el aroma del té lo envolvía, Louis se permitió soñar, solo por un momento, que tal vez la luna no se había olvidado de él. Que tal vez Harry podría ser más que un vecino amable, más que alguien que simplemente había aparecido en su vida.
-¿Y si realmente estaba destinado a estar aquí?- se preguntó.
La idea era tan tentadora como aterradora.
El omega negó con la cabeza, sintiendo una mezcla de amargura y resignación. Era imposible. Todas esas historias que su madre le había contado cuando era pequeño no eran más que cuentos para hacer que un niño soñara con algo que no existía. La idea de los "destinados" era una fantasía, nada más.
Louis soltó una risa sarcástica mientras removía el té, el sonido resonando en el silencio del departamento. Pensó en su madre, en las historias que siempre le contaba sobre cómo ella misma había encontrado a su destinado. Cómo el alfa que ella describía parecía un ser perfecto, el compañero que el destino le había puesto en el camino. Y sin embargo, Louis sabía mejor que nadie que esas historias no se correspondían con la realidad.
-Claro, como si ese hombre hubiera sido el mejor padre -murmuró para sí mismo, sus dedos apretando la taza con fuerza.
Ni su madre estaba allí ahora, ni el hombre al que había llamado "destinado" se había quedado para protegerlos. Había sido una mentira, una que había crecido como un cuento de hadas pero que, al final, había dejado un vacío más grande de lo que Louis podía soportar. Había crecido solo, sin nadie que realmente lo apoyara, y ahora tenía a Theo, su pequeño cachorro, para cuidar.
No podía darse el lujo de creer en historias estúpidas. No podía dejarse llevar por pensamientos sobre destinos y almas gemelas. Había aprendido a sobrevivir por sí mismo, a cuidar de su hijo sin esperar que nadie más lo hiciera por él.
El aroma del té se filtraba en el aire, calmante y cálido, pero el sabor de sus pensamientos era amargo.
Miró hacia la puerta del departamento de Harry, recordando cómo se había sentido en ese breve instante de duda, cómo había deseado que Harry lo envolviera en su aroma y lo protegiera de todo. Era un pensamiento peligroso. Harry era amable, generoso, pero seguía siendo un alfa, y Louis no podía permitirse olvidar lo que había pasado la última vez que confió en uno.
-Estúpidas historias -murmuró una vez más, tomando un sorbo de té. -No existe tal cosa como los destinados.- se repitió, intentando convencerse.
Pero, por mucho que lo negara, una pequeña parte de él no podía evitar desear que todo fuera diferente. Que Harry realmente pudiera ser algo más.
Luego de terminar su té, Louis dejó la taza en el fregadero con un suspiro pesado. Se quedó unos segundos allí, observando el reflejo de la cocina en el azulejo, como si necesitara ese último momento de quietud antes de enfrentar la realidad.
Con pasos ligeros, se dirigió a la habitación. Harry y Theo seguían dormidos, una escena que podría haber parecido sacada de algún sueño, pero Louis no podía dejarse llevar por esas sensaciones. Con cuidado, tomó a Theo en sus brazos, asegurándose de no despertarlo, y comenzó a recoger las cosas del pequeño. Las mantas, el biberón, y los juguetes, todo lo necesario para volver a su departamento.
A medida que lo hacía, no podía dejar de pensar en lo que significaba estar allí. Sabía que no debía estar. Había llegado el momento de mentalizarse y recordar la verdad: Harry era un extraño, alguien que había aparecido en su vida por casualidad. No sabía nada realmente importante sobre él, solo fragmentos que no lo acercaban más a la verdadera esencia de quién era.
Mientras salía del departamento, la calidez del lugar quedó atrás, reemplazada por el frío pasillo. Louis ajustó a Theo en su abrazo, como si el contacto con su hijo fuera lo único que lo mantenía anclado en la realidad.
-Debo hacerlo solo. He podido hasta ahora, y no necesito que alguien más lo haga por mí.- se dijo a sí mismo, apretando los labios con determinación mientras se dirigía de nuevo a su hogar.
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El vecino: Bajo el Mismo Techo
RomansaHarry había vivido casi toda su vida en soledad, atrapado en un vacío que lo seguía a pesar de ser un alfa atractivo y deseado. Muchos se preguntaban cómo alguien como él podía estar soltero tanto tiempo, pero Harry se había aislado tras muros invis...