IX

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El trabajo había sido agotador. Desde la mañana, Harry había estado lidiando con una entrevista difícil con un artista que, para su desdicha, resultó ser un completo cretino. El tipo apenas respondió con monosílabos, se mostraba condescendiente y parecía más interesado en revisar su teléfono que en la conversación.

Cada pregunta que Harry formulaba era recibida con una mezcla de desdén o respuestas evasivas. Fue una batalla constante, manteniendo la compostura mientras intentaba sacar algo valioso de aquella interacción. Después de varias horas, finalmente logró recopilar suficiente información para armar una pieza decente, pero el mal sabor de boca que le dejó el encuentro aún lo acompañaba.

Sin embargo, a pesar de lo frustrante que había sido, lo importante era que había salido todo bien. Había anotado todo lo relevante y obtenido las respuestas necesarias, aunque no sin esfuerzo. Ahora, solo quedaba la parte más laboriosa: redactar el artículo con la información que había recaudado. Sabía que le tomaría tiempo, pero estaba preparado para ello.

Mientras volvía a casa, pensó que tal vez podría empezar a escribir en cuanto llegara. Su rutina solía ser esa: sumergirse en el trabajo hasta que las ideas fluyeran y el cansancio mental comenzara a disiparse con cada palabra escrita. Pero esta vez era diferente.

Lo único en lo que podía pensar era en Louis. Quería estar con él, hablarle, asegurarse de que se encontraba bien después de todo lo que había pasado. Sabía que Louis había tenido un día difícil y, por alguna razón, el deseo de estar a su lado era más fuerte que cualquier otra responsabilidad.

-Ya habrá tiempo para redactar- se dijo a sí mismo mientras su mente volvía a la imagen de Louis, recostado en el sillón esa mañana, con Theo cerca. El pensamiento de llegar a casa, verlo relajado, quizás sonriendo, era suficiente para que su agotamiento empezara a desvanecerse. Eso era lo que más necesitaba en ese momento: sentir que todo estaba bien entre ellos, que Louis estaba seguro y en paz.

Con esa idea en mente, Harry aceleró el paso, dejando atrás el peso del día, listo para regresar al lugar donde realmente quería estar.

El camino de regreso a casa se sintió más corto de lo habitual. Harry, con los pensamientos de Louis ocupando cada rincón de su mente, apenas se dio cuenta de cómo las calles familiares pasaban a su alrededor. El cansancio físico aún estaba presente, pero su necesidad de ver a Louis, de confirmar que estaba bien, lo empujaba hacia adelante.

Al llegar al edificio, se detuvo un momento frente a la puerta, dejando escapar un suspiro. Se preguntó cómo se habría sentido Louis durante el día.

Subió las escaleras rápidamente, ignorando el cansancio en sus piernas. Cuando finalmente llegó a la puerta del departamento, sintió un leve nudo en el estómago. ¿Estaría Louis descansando? ¿Habría salido con Theo a dar un paseo? Con una mezcla de anticipación y preocupación, giró la llave y empujó la puerta.

La casa estaba tranquila. Apenas entró, el sonido suave de la televisión llegó a sus oídos. En el sillón, Louis estaba medio recostado, con Theo en brazos. El pequeño estaba profundamente dormido, su respiración acompasada y tranquila. Louis, sin embargo, no parecía haberse percatado de la entrada de Harry, inmerso en el programa que tenía de fondo.

-¿Qué tal? -preguntó Harry suavemente, cerrando la puerta detrás de él y dejando su maletín a un lado.

Louis giró la cabeza, dándole una pequeña sonrisa de bienvenida. -Hey... Todo bien. Theo ha estado tranquilo, nos tomamos un día de descanso -dijo en voz baja, mirando con ternura al bebé dormido en sus brazos.

Harry se acercó y se sentó junto a ellos en el sillón. El cansancio del día pareció desvanecerse al instante, sustituido por una sensación de paz. Louis se veía mucho más relajado de lo que había esperado, y eso le dio un alivio inmediato.

El vecino: Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora