XII

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Harry había tocado la puerta temprano aquella mañana, preocupado por Louis. Se preguntaba por qué no se había quedado en su departamento la noche anterior, especialmente después de todo lo que habían compartido. Pero cuando Louis apenas entreabrió un ojo para mirar el reloj, vio que aún eran las siete. -Demasiado temprano- pensó, y sin pensarlo dos veces, se dio la vuelta y continuó durmiendo, ignorando el suave toque en la puerta.

Más tarde, después de un día largo en el trabajo, Harry volvió al departamento. Aún preocupado, volvió a tocar la puerta de Louis. Esta vez esperó un poco más, atento a cualquier sonido del otro lado. Pero no hubo respuesta.

Se quedó de pie frente a la puerta por unos minutos, sintiendo una ligera frustración. ¿Estaría bien Louis? No quería ser invasivo, pero no podía sacarse de la cabeza el hecho de que Louis se había ido sin decir nada. Con un suspiro, Harry decidió regresar a su propio departamento, pero la inquietud seguía presente.

Harry pasó la tarde editando su nuevo artículo, el que trataba sobre Niall, pero a pesar de su concentración en las palabras, su mente no dejaba de vagar hacia Louis. ¿Qué había sucedido la noche anterior? ¿Por qué se había ido de repente? Cada vez que intentaba enfocarse en su trabajo, la preocupación lo invadía.

Con un suspiro, finalmente decidió salir de su departamento una vez más. Estaba preocupado, no podía evitarlo. Louis había estado actuando extraño, y aunque no quería ser insistente, necesitaba asegurarse de que estaba bien.

Tocó la puerta nuevamente, esperando oír algo al otro lado. Pero, al igual que antes, no obtuvo respuesta. El silencio que lo recibió fue desalentador.

Se quedó frente a la puerta por unos segundos más, apretando los puños con frustración. El mensaje parecía claro: Louis no quería verlo. Resignado, Harry se dio la vuelta y regresó a su propio departamento, con un peso en el pecho. No entendía qué había pasado, pero la sensación de rechazo empezaba a calar hondo.

Harry se dejó caer en el sillón, frotándose la sien mientras intentaba calmarse. -Tal vez fui demasiado intenso.- pensó, repasando cada interacción de la noche anterior. Quizás había asustado a Louis. Dormirse con Theo, invadir el espacio del omega, marcarlo con su aroma sin siquiera haberlo notado... No era su intención, pero los hechos estaban ahí, y no podía ignorar la posibilidad de haber cruzado una línea sin darse cuenta.

Se frotó el puente de la nariz, frustrado consigo mismo. Joder, estaba pensando demasiado. Su cabeza daba vueltas, buscando respuestas a una situación que parecía volverse más complicada con cada segundo que pasaba. Respiró profundamente, tratando de regular el ritmo de su corazón, pero su pecho dolía, y no entendía el porqué.

No debería afectarle tanto, ¿verdad? Apenas conocía a Louis. Pero, de alguna manera, cada interacción, cada momento, parecía dejar una huella más profunda de lo que esperaba.

El sonido del llanto de Theo atravesó las delgadas paredes, rompiendo el silencio del departamento. Harry se quedó inmóvil por un segundo, su corazón latiendo rápido al escuchar esos sollozos. Lobito, pensó automáticamente, un apodo que había comenzado a usar para referirse al pequeño sin darse cuenta.

No podía quedarse sentado. Sin pensarlo dos veces, se levantó del sillón y caminó hacia la puerta. Aunque Louis había dejado claro, o al menos así lo había interpretado, que no quería verlo, el llanto de Theo lo estaba llamando. No podía ignorarlo.

Salió del departamento y caminó hacia la puerta de Louis. Dudó un momento antes de tocar suavemente. Quizás no debería intervenir, pero la preocupación por Theo lo superaba.

-¿Louis? -llamó en voz baja, esperando que lo escuchara-. ¿Está todo bien?

Harry esperó unos segundos, pero la puerta permaneció en silencio. No hubo respuesta, y el llanto de Theo seguía, aunque más apagado, como si alguien intentara calmarlo sin éxito. El pecho de Harry se apretó al no recibir señal alguna. Era evidente que algo no estaba bien, pero ¿debía insistir? Sabía que Louis probablemente necesitaba espacio, pero escuchar al pequeño en ese estado lo hacía sentir una mezcla de preocupación y frustración.

El vecino: Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora