XXXV

39 4 0
                                    

Harry había pasado tres días fuera del trabajo, y al principio parecía solo una gripe común. Sin embargo, cuando la fiebre no cedía y las náuseas se volvían implacables, Louis decidió llevarlo al hospital, temeroso de que algo más serio estuviera sucediendo.

Después de varios exámenes y una consulta exhaustiva, el médico los miró con una mezcla de asombro y comprensión.

—¿Qué le está sucediendo a Harry? —preguntó Louis con el corazón en la garganta, mientras observaba a su alfa, que yacía en la cama del hospital, exhausto y febril.

El médico suspiró y, luego de una pausa, explicó con paciencia:

—Es algo raro, pero no desconocido entre alfas y omegas destinados. Verás, Harry ha comenzado a absorber parte de tu dolor, Louis. Al estar ustedes tan profundamente vinculados, su sistema ha reaccionado de manera natural para aliviarte.

Louis lo miró, incrédulo.

—¿Absorber mi dolor? Pero... eso... ¿cómo es posible?

El médico asintió, consciente de lo difícil que era comprenderlo.

—Sucede cuando el omega está en un estado emocional o físico vulnerable, y el alfa, de forma instintiva, trata de aliviar ese dolor. Normalmente, esto ocurre cuando ya hay un vínculo completo, con una mordida que une sus sistemas por completo. Pero en casos como el de ustedes, donde aún no existe esa mordida, es probable que el vínculo esté ocurriendo de otra manera debido a que son almas destinadas. Hay una conexión profunda entre ambos, algo que trasciende el vínculo físico.

Louis sintió una mezcla de culpa y asombro. Jamás hubiera imaginado que Harry, aún sin un lazo completo, pudiera llegar a un nivel de conexión tan profundo solo para aliviar su sufrimiento.

—Entonces... ¿él... está sufriendo por mí? —preguntó con un susurro, incapaz de apartar la vista de su alfa, que dormía bajo los efectos de la fiebre.

—Es posible que su cuerpo esté reaccionando a tu dolor como si fuera propio —explicó el médico—. No puedo asegurarlo del todo, pero todo apunta a que Harry está, de alguna manera, sacando tus heridas emocionales para llevárselas él.

Louis se sentó junto a la cama, tomando la mano de Harry con cuidado, sus ojos llenos de gratitud y amor. En silencio, se juró que encontraría una manera de aliviar ese dolor que había traspasado a su alfa, y lo protegería con la misma entrega con la que Harry lo protegía a él.

Louis tragó con dificultad, sintiendo cómo el miedo se apoderaba de él mientras miraba al médico, esperando una respuesta que pudiera ayudar a aliviar el sufrimiento de Harry.

—¿Y... qué se puede hacer? —preguntó con un hilo de voz, aferrándose a la mano de su alfa con más fuerza.

El médico se detuvo un momento, considerando sus palabras.

—Primero, Harry necesitará descanso y atención constante. A veces, estos procesos se equilibran por sí mismos cuando ambos encuentran estabilidad emocional y física. Pero también puede ayudar que pases tiempo cuidando tu propio bienestar, Louis. Si te fortaleces, es posible que su cuerpo deje de reaccionar de forma tan intensa para protegerte.

Louis asintió lentamente, comprendiendo la importancia de su propio estado para el bienestar de ambos.

—¿Hay... algo más que yo pueda hacer por él? —preguntó en un murmullo, la culpa pesando en su voz.

El médico le dio una sonrisa comprensiva.

—Continúa apoyándolo emocionalmente, sigue fortaleciéndote y, si ambos lo sienten adecuado, considera en algún momento completar el vínculo con la marca. Pero, por ahora, solo necesitas estar con él y recordarse mutuamente que no están solos en esto.

Louis miró a Harry, decidido. Le daría todo lo que necesitara, le mostraría cada día cuánto lo amaba, y haría todo lo posible para sanar juntos.

—Está bien, muchas gracias, doc —dijo Louis con un suspiro de alivio, agradecido por la explicación y las palabras de consuelo.

El médico asintió con una sonrisa leve y comprensiva.

—Cuiden de ustedes dos. A veces el cuerpo encuentra formas de aliviar el dolor que no comprendemos del todo, pero el apoyo mutuo siempre marca la diferencia. Si necesitan algo más, no duden en llamar.

Louis asintió, viendo cómo el médico se marchaba. Luego miró a Harry, quien yacía en la cama con los ojos entreabiertos, su respiración un poco más tranquila.

—Voy a estar contigo en cada paso, ¿sabes? —murmuró, acariciando suavemente el cabello de su alfa—. No tienes que cargar con todo.

Harry intentó esbozar una sonrisa, aunque su debilidad era evidente.

—Tú también necesitas cuidarte, Louis —susurró Harry—. No puedo hacerlo sin ti.

Louis se inclinó y le dio un suave beso en la frente, como una promesa silenciosa.

—Hey... yo soy el que suele besarte ahí —murmuró Harry con una sonrisa débil, intentando bromear a pesar de su malestar.

Louis dejó escapar una pequeña risa, sintiendo cómo el peso en su pecho se aligeraba por un instante.

—Bueno, tendrás que soportarlo esta vez, alfa. Me toca cuidar de ti.

Harry entrecerró los ojos, viéndolo con una mezcla de amor y gratitud.

—Nunca pensé que necesitaría esto, Lou... pero me haces sentir en casa.

Louis acarició su mejilla, su mirada firme y serena.

—Es porque siempre lo seré, Harry. No importa lo que pase, siempre tendrás un hogar conmigo.

—Eres tan tierno, mi omega —susurró Harry con voz suave, sus palabras cargadas de amor y agradecimiento, antes de que el cansancio finalmente lo venciera.

Louis acarició su cabello, observando cómo la respiración de Harry se volvía más profunda y tranquila al quedarse dormido. Apretó su mano con suavidad, sintiendo una inmensa paz al ver a su alfa descansar por fin. La calidez de ese momento llenó su corazón de esperanza y fortaleza, recordándole que no estaba solo en su dolor y que juntos podían enfrentar cualquier desafío.

—Descansa, mi alfa —murmuró con ternura—. Yo cuidaré de ti, como tú siempre lo has hecho conmigo.

Louis observó el rostro sereno de Harry mientras dormía, sintiendo un profundo deseo de protegerlo tanto como él lo había hecho por él en cada momento difícil. Tal vez había llegado el momento de dar un paso más en su vínculo, de sellar su lazo de una forma que les permitiera compartir no solo el amor, sino también la fortaleza que ambos necesitaban para superar los desafíos.

Quizás, si le proponía a Harry que lo marcara, completarían el lazo de forma definitiva, y eso podría ayudarles a ambos a enfrentar las pruebas que el destino parecía haber puesto en su camino. Sabía que la marca era más que una simple conexión física; era un compromiso de por vida, una unión de almas destinada a sostenerse mutuamente en los momentos más oscuros.

Con un suspiro profundo y una mezcla de nervios y esperanza, Louis acarició suavemente el cabello de Harry, convencido de que, cuando despertara, le propondría esa idea. Completar el lazo podría ser el paso que ambos necesitaban para sanar juntos y enfrentar el futuro como un verdadero equipo.

El vecino: Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora