Louis se había recuperado casi del todo, y cada vez que Harry lo escuchaba tararear algo para Theo, no podía evitar acercarse a la pared, apoyando su espalda en ella, solo para poder escuchar mejor la voz del omega. Era suave y dulce, como una melodía que calmaba el alma, y Harry, por primera vez en mucho tiempo, se dio cuenta de que ya no le gustaba estar solo.
Ahora compartía la merienda con Louis día de por medio. A veces traía algunas galletas o una tarta, y se sentaban en la pequeña mesa del comedor, Theo dormitando en su cuna cerca de ellos. Charlaban de cualquier cosa: de sus trabajos, de música, o simplemente se quedaban en silencio, disfrutando de la compañía del otro.
Para Harry, el simple hecho de llegar a casa, agotado tras un largo día, y poder sentarse a tomar algo caliente con alguien era un alivio que ni siquiera sabía que necesitaba. Lo había estado necesitando desde hace mucho tiempo, quizás incluso desde antes de mudarse al departamento. Tal vez lo había sentido cuando estaba en la universidad, o cuando comenzó a trabajar. Quizá, incluso, cuando se graduó, había sentido ese vacío. Un hueco que no había logrado llenar con sus logros profesionales o su éxito laboral.
Tenía casi treinta años, y todo lo que había construido parecía ser un eco de lo que realmente deseaba. Claramente, ya no tenía la misma energía que a los veinte, y su vida no era tan activa ni despreocupada. No podía hacer todo lo que solía hacer antes, y eso lo frustraba, pero lo que más lo inquietaba era darse cuenta de que había estado solo durante todo ese tiempo. Esperando a alguien, a la persona destinada a encajar en su ideal de pareja perfecta. Alguien que lo entendiera sin palabras, que pudiera llenar los espacios vacíos de su vida.
Pero la realidad era distinta. La vida no le había dado esa historia de amor idealizada, pero ahora, con Louis y Theo, empezaba a ver las cosas de manera diferente. Louis no era parte de un plan perfecto, pero había traído algo que Harry no sabía que necesitaba: compañía, una rutina compartida, pequeños momentos que llenaban sus días de una manera que no había experimentado antes.
Quizás, pensó Harry, no era cuestión de esperar a que alguien llegara a su vida de la manera que había imaginado. Tal vez la clave estaba en construir esos momentos con las personas que llegaban, en aceptarlos con todas sus imperfecciones, y aprender a compartir la vida de forma honesta y abierta.
Ahora estaban allí, sentados en el suelo del departamento de Louis. Hacía apenas unos minutos que habían terminado sus tazas de chocolate caliente, cuyos aromas todavía flotaban en el aire, envolviendo la habitación en una sensación acogedora. Las luces suaves iluminaban el lugar, creando una atmósfera tranquila mientras Theo, sentado entre ellos, lanzaba risitas encantadas.
Louis se había inclinado hacia adelante, moviendo una pequeña pelota de felpa frente a Theo, quien intentaba atraparla con sus pequeñas manos, riendo cada vez que la pelota escapaba de su alcance. Harry observaba la escena con una sonrisa, su corazón llenándose de una calidez inesperada. Había algo tan simple y sincero en ese momento, tan alejado de las preocupaciones del mundo exterior. Theo emitía sonidos alegres mientras Louis le susurraba algo cariñoso, y Harry sentía que, de alguna manera, estaba exactamente donde debía estar.
-Es muy curioso -comentó Harry, observando cómo Theo intentaba gatear hacia la pelota-. Me recuerda a mi sobrino cuando tenía esta edad.
Louis lo miró con una sonrisa cansada, pero llena de ternura. -Es increíble cómo algo tan pequeño puede cambiar tu vida, ¿no?
Harry asintió, pensando en lo diferente que había sido todo desde que conoció a Louis y Theo. No había sido un cambio repentino, sino más bien una serie de pequeños momentos que, poco a poco, lo habían hecho sentirse más conectado, más parte de algo.
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El vecino: Bajo el Mismo Techo
RomanceHarry había vivido casi toda su vida en soledad, atrapado en un vacío que lo seguía a pesar de ser un alfa atractivo y deseado. Muchos se preguntaban cómo alguien como él podía estar soltero tanto tiempo, pero Harry se había aislado tras muros invis...