XXXIII

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Harry parpadeó lentamente, sus ojos apenas enfocando el rostro preocupado de Louis. Apenas podía distinguir sus palabras, su cuerpo agotado, sumido en un estado entre la fiebre y el cansancio extremo.

Sintió la mano fría y temblorosa de Louis sobre su frente, un contraste casi doloroso que lo hizo estremecer. La preocupación en la voz de su omega era palpable, y aunque le costaba reaccionar, intentó responder.

-Estoy bien... no es nada, solo... -intentó decir, pero su voz salió débil, apenas un susurro.

Louis frunció el ceño, sin creerse ni una palabra. Con cuidado, retiró la manta que Harry había estado usando, revisando su temperatura y notando el evidente malestar que embargaba a su alfa.

-No parece que estés bien, Harry... -Louis suspiró, sus ojos llenos de preocupación-. ¿Cuánto llevas aquí? ¿Por qué no me dijiste que te sentías así?

Harry intentó esbozar una sonrisa, intentando restarle importancia al dolor que sentía, pero no logró engañarlo. Louis suspiró y se inclinó hacia él, sosteniéndolo con un cuidado absoluto.

-Vamos, no puedes seguir ignorando esto. Necesitas descansar, y yo estoy aquí para ti ahora... déjame cuidarte.

El vecino: Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora