Louis observó a Harry en silencio mientras lo veía dejar las bolsas en la mesa, sin dedicarle una sola mirada. El alfa parecía agotado, con el mismo rostro cansado que había visto esa mañana, solo que ahora se notaba aún más la tristeza en sus ojos. Cuando se acercó a Theo y le dio un beso en la cabeza, el niño sonrió y agitó los brazos hacia su "papá", pero Harry apenas respondió, dedicándole solo una caricia antes de caminar hacia su habitación sin decir una palabra.
Louis tragó en seco. Cada segundo que pasaba, se sentía peor. Sabía que debía dar el paso, y no podía esperar más. Reuniendo coraje, caminó hacia la habitación detrás de Harry. Lo encontró de espaldas, quitándose el abrigo y suspirando profundamente, como si intentara soltar un peso invisible que lo oprimía.
-Harry... -Louis susurró, con la voz temblorosa.
El alfa giró levemente, sin mirarlo directamente, manteniendo los hombros tensos. Louis notó la rigidez en su postura y eso le dolió aún más.
-Quiero hablar contigo -agregó Louis, sintiendo que las palabras se le atoraban en la garganta-. Sé que estos días... no he sido justo contigo.
Harry, aún sin mirarlo, asintió lentamente, como si esperara pacientemente. Louis dio un paso más, hasta quedar frente a él, y levantó una mano, queriendo alcanzar la suya.
-No era mi intención hacerte sentir mal... o dudar de ti. Solo... he estado lidiando con cosas que no supe cómo compartir. Cosas que me asustan -admitió, bajando la mirada al suelo-. Pero tú no te mereces este silencio. No después de todo lo que has hecho por mí y por Theo.
-Louis, lo entiendo. No soy el tipo de alfa que va a exigirte algo, a pedirte explicaciones, y mucho menos a obligarte a hacer algo que no quieres -dijo Harry, su voz calmada, aunque con un dejo de dolor que Louis percibió de inmediato-. No soy eso, y sé que te cuesta confiar. Sé cuánto te cuesta porque he estado aquí, a tu lado, tratando de ser la persona en la que puedas apoyarte cuando te sientas mal. No necesitas explicármelo todo si no quieres, solo... quiero que sepas que estoy aquí. Al menos para un abrazo.
Harry suspiró profundamente, pasando una mano por su cabello, y sus ojos brillaron de tristeza al mirar a Louis.
-Y no me gusta decir esto, como si tuviera algún derecho... pero soy tu novio ahora -continuó-, y realmente creo que eres mi destinado. Pero si no puedes ni hablar conmigo, no sé cómo podremos continuar a partir de aquí.
Louis abrió la boca para responder, pero las palabras no salieron. Sentía que el corazón le latía con fuerza, queriendo expresar lo que no podía verbalizar.
-Yo...
-No te pido que cambies, eso jamás te lo pediría -Harry negó con suavidad, evitando la mirada de Louis-. Pero tampoco creo haber hecho nada malo, si lo único que he intentado es apoyarte en todo. Si no te gusta el mar, me lo hubieras dicho y no estaríamos aquí. Pero no soy adivino, Louis. No sé lo que piensas ni lo que sientes si no me lo dices.
Las palabras de Harry le calaron hondo, y Louis sintió cómo un nudo de culpa se formaba en su pecho. Quería decir algo, pero cada intento de disculpa parecía quedarse atrapado en su garganta.
Louis miró a Harry, sus labios temblando con palabras que no lograban salir. Sabía que Harry tenía razón, que había sido injusto al esperar que él adivinara lo que pasaba en su cabeza. Había guardado sus miedos y su incomodidad tan profundamente que, sin darse cuenta, había comenzado a construir una barrera invisible entre ellos.
Finalmente, con voz entrecortada, Louis murmuró:
-No es que no quiera decirte, Harry... es solo que... me cuesta. Me cuesta entenderlo incluso a mí.
Harry, que había desviado la mirada, levantó los ojos y lo miró en silencio, esperando. Su paciencia era casi dolorosa para Louis; era un recordatorio de cuánto había hecho por él, de cómo Harry siempre había estado ahí, sin presionarlo.
-Yo... -Louis tragó saliva-. El mar... tiene recuerdos que no quiero revivir. Momentos que... preferiría olvidar. Por eso nunca me meto, nunca me acerco más allá de la orilla. Sé que te ha dolido que no te lo dijera, pero la verdad es que ni siquiera estoy seguro de cómo lidiar con eso yo mismo.
Harry suspiró y asintió con comprensión, pero Louis pudo ver la tristeza en su mirada. Su voz fue suave y sin rastro de reproche cuando dijo:
-Podrías haberme dicho algo, Lou. No para obligarte a que te metas al mar ni nada por el estilo... solo para entenderte mejor, para estar aquí de la manera que necesitas.
Louis cerró los ojos un momento, asintiendo lentamente.
-Lo sé. Y lo siento, de verdad. Sé que estás haciendo todo lo posible para que esto funcione... pero a veces me siento tan perdido... -Louis suspiró, y entonces bajó la mirada, sus palabras llenas de un dolor profundo-. Pero en realidad, lo que más me da miedo... lo que mi cabeza no deja de recordarme... es lo feo que soy. Harry, tengo veintidós años y siento que tengo el cuerpo de un hombre mucho mayor. Tengo estrías, piel caída, cicatrices... y, sí, también tengo pechos. ¿Crees que para un hombre tener pechos es normal? Por eso odio darle el pecho a Theo... porque me recuerda lo horrible que soy.
Harry extendió una mano para tomar la de Louis, sosteniéndola con fuerza y mirando sus ojos llenos de vergüenza.
-Lou... ¿cuántas veces te he dicho que eres hermoso? Millones de veces, y nunca te he mentido. Nunca pensé que fueras feo, al contrario... para mí, eres el omega más perfecto que mis ojos han visto. Y, sobre todo, tu cuerpo ha cambiado porque diste vida, porque llevaste a nuestro cachorro. Eso es algo asombroso, algo que admiro profundamente en ti. Es increíble poder crear una vida, y creo que eso es hermoso.
Louis intentó desviar la mirada, pero Harry lo sostuvo, acercándose aún más, susurrando con dulzura:
-Y no tienes pechos, Lou. Tienes una parte de ti que alimenta a Theo, que le da fuerza y amor. Nuestro hijo necesita de ti, necesita tu leche, tu cuidado... necesita a su mamá.
Louis sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos y finalmente permitió que esas palabras calaran en él. Quizá, solo quizá, podría llegar a ver lo que Harry veía en él.
Louis apretó los labios, luchando contra las lágrimas que nublaban su visión, pero al final, dejó que una pequeña sonrisa se escapara, suave y temblorosa.
-Gracias... -murmuró, sintiéndose vulnerable y expuesto, pero al mismo tiempo reconfortado por las palabras de Harry. Era como si, al escucharlo, sus miedos se hicieran un poco más pequeños, como si la oscuridad de sus inseguridades comenzara a disiparse solo un poco.
Harry lo miró, su expresión llena de ternura y paciencia, y en ese momento, Louis supo que no estaba solo. Que nunca lo había estado realmente, porque Harry había estado ahí todo el tiempo, dispuesto a apoyarlo y a cuidarlo sin pedir nada a cambio.
-No quiero que sigas cargando todo esto solo, Lou. Quiero que confíes en mí -dijo Harry, acariciando suavemente su mejilla-. Si necesitas que me quede despierto contigo, si necesitas que simplemente esté aquí, lo haré. Pero quiero que te des cuenta de algo... no hay nada que necesites ocultar de mí, porque te amo tal y como eres. Todo tú.
Louis sintió que sus propias barreras finalmente se rompían, y no pudo contener el impulso de abrazarlo, de aferrarse a Harry como si fuera el único ancla en medio de su tormenta interna. Harry lo envolvió con sus brazos, manteniéndolo cerca, y Louis se permitió derrumbarse en ese abrazo.
-Perdóname... -murmuró contra el pecho de Harry-. Perdóname por alejarte, por no decirte nada... solo tenía tanto miedo de que me vieras como... como yo me veo.
Harry besó su cabello, susurrándole palabras de consuelo y seguridad.
-No tienes nada que disculpar, Lou. No eres tus inseguridades, no eres lo que esos pensamientos tratan de hacerte creer. Eres mucho más que eso... eres fuerte, eres bondadoso, eres la madre de nuestro hijo, y eres la persona que amo. Y estoy aquí para recordártelo siempre que lo necesites.
Louis respiró profundamente, dejando que esas palabras se asimilaran en su corazón. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que quizá, con el tiempo, podría aprender a ver en sí mismo lo que Harry veía.
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El vecino: Bajo el Mismo Techo
RomanceHarry había vivido casi toda su vida en soledad, atrapado en un vacío que lo seguía a pesar de ser un alfa atractivo y deseado. Muchos se preguntaban cómo alguien como él podía estar soltero tanto tiempo, pero Harry se había aislado tras muros invis...