XLI

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Había sido un muy buen día, demasiado, en realidad. Harry llegó al departamento con una sonrisa de oreja a oreja, esa expresión despreocupada y feliz que lo hacía brillar aún más. Sus ojos verdes estaban llenos de emoción, y la energía positiva que irradiaba parecía llenar cada rincón de la habitación.

Louis, quien estaba en la cocina preparando algo para la cena, lo escuchó entrar y levantó la vista justo a tiempo para verlo dejar las llaves en la mesa con una actitud despreocupada. Harry se acercó rápidamente a él, rodeándolo con sus brazos por detrás y descansando la barbilla en su hombro.

-¿Qué te tiene tan feliz, rizado? -preguntó Louis, sonriendo al sentir el calor de su alfa contra él.

-Hoy fue simplemente... perfecto. Todo salió bien, el trabajo, los planes, ¡hasta el tráfico estaba de nuestro lado! -Harry rió suavemente, y su voz se llenó de alegría al recordar su día.

Louis giró un poco para mirarlo a los ojos, todavía con esa sonrisa divertida. -Entonces, ¿tengo a un alfa feliz en casa hoy? Eso suena prometedor.

Harry lo atrajo más hacia él, bajando un poco el tono de voz. -Siempre soy feliz contigo, pero hoy... hoy siento que no puedo pedir nada más.

Louis le acarició el rostro suavemente y lo miró con ternura. Verlo tan alegre y relajado le daba paz. -Entonces, cuéntame todo -dijo con una sonrisa-. Quiero saber hasta el último detalle.

-Me ascendieron, Lou... voy a ser jefe -dijo Harry, con una mezcla de emoción y orgullo en su voz.

Louis se quedó mirándolo, sorprendido, y luego una gran sonrisa apareció en su rostro. Sentía una felicidad genuina por su alfa, por todo el esfuerzo y dedicación que había puesto en su trabajo.

-¿Hablas en serio? -preguntó, sin poder ocultar su emoción mientras lo abrazaba con fuerza-. ¡Harry, eso es increíble! Sabía que todo tu esfuerzo valdría la pena.

Harry rió, feliz de ver la reacción de Louis, y lo abrazó de vuelta, estrechándolo contra él. -Sí, es real... Todo se dio hoy, y no podía esperar para contártelo.

-Estoy tan feliz, alfa... -Louis rió ligeramente, contagiado por la emoción de Harry.

-Y yo... -Harry tomó aire, aún sorprendido de escuchar sus propios planes en voz alta-. Puedo comprar una casa aquí, en Londres... con un parque para Theo. Que esté cerca de un buen preescolar y... omega, ¡Dios mío, estoy tan feliz!

-¿Comprar una casa? -repitió Louis, sus ojos brillando con sorpresa.

Harry asintió, con una sonrisa amplia y radiante. -Sí, una casa para nosotros. Un lugar donde podamos construir recuerdos juntos, donde Theo pueda crecer rodeado de amor y donde tú puedas sentirte realmente en casa... ¿Te gustaría eso, Lou?

Louis asintió lentamente, sintiendo cómo una calidez indescriptible llenaba su pecho.

-Una casa es muy costosa, Harry... -murmuró Louis, aunque sus ojos mostraban una mezcla de ilusión y preocupación.

-Lo sé, omega, pero quiero darte eso. Quiero darnos eso -Harry se acercó, tomando las manos de Louis entre las suyas-. He estado ahorrando, y ahora, con el ascenso... puedo hacerlo realidad. Quiero un lugar solo nuestro, donde Theo tenga su propio espacio para jugar, y donde cada rincón esté lleno de recuerdos hermosos.

Louis lo miró, con el corazón latiendo rápido. -Es... mucho, Harry. Yo... nunca pensé en tener algo así.

Harry sonrió suavemente y acercó sus labios a la frente de Louis, besándolo con ternura. -Te lo mereces. Mereces un hogar seguro, lleno de amor, donde puedas ser feliz sin preocuparte.

El vecino: Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora