El vecino: Bajo el Mismo Techo

VII

Viendo a Louis dormido, con la tranquilidad que emanaba de su ser, Harry sintió que necesitaba desahogarse. Se deslizó suavemente de su abrazo, asegurándose de no despertarlo, y tomó su teléfono del bolsillo. La pantalla iluminada mostró la lista de contactos, y su pulgar se detuvo en el nombre de Zayn.

Zayn siempre había sido su confidente, alguien con quien podía compartir sus pensamientos más profundos sin temor a ser juzgado. A menudo, sus conversaciones se convertían en sesiones terapéuticas, donde podían hablar de todo, desde sus inseguridades hasta sus esperanzas. Con un suspiro, Harry pulsó el número y se llevó el teléfono a la oreja, esperando que su amigo estuviera disponible.

El tono de marcado resonó en el silencio, cada sonido amplificado por la quietud de la habitación. La luz suave que entraba por la ventana iluminaba el rostro de Louis, sumido en un sueño profundo, y Harry se sintió un poco culpable por interrumpir ese momento de paz. Tras unos segundos que parecieron eternos, finalmente escuchó la voz de Zayn al otro lado de la línea.

-¡H! ¿Qué tal? -saludó el alfa, con un tono alegre que inmediatamente alivió un poco la carga que llevaba. La familiaridad de su voz era como un bálsamo para Harry.

-Hola, Zayn. Necesito hablar contigo -dijo Harry, intentando mantener su voz serena, pero sintiendo cómo la ansiedad se asomaba en su pecho. Su corazón latía un poco más rápido de lo normal, el peso de lo que estaba a punto de compartir le oprimía el pecho.

-¿Todo bien? -preguntó Zayn, notando el cambio en la voz de Harry. La preocupación se filtró en su tono.

-No exactamente... -Harry vaciló, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que sentía.

-Hey, hermano... ¿qué sucede? ¿Quieres que vaya? Llegaré en cinco minutos -ofreció Zayn, su voz llena de preocupación, como si pudiera percibir la tensión a través del teléfono.

-No, no es necesario que vengas -respondió Harry rápidamente, aunque sabía que la oferta de su amigo era genuina-. Pero necesito que escuches lo que está pasando.

-Está bien, cuéntame -dijo Zayn, su tono ahora más serio, listo para absorber cualquier cosa que Harry necesitara compartir.

Harry respiró hondo, sintiendo cómo las palabras comenzaban a fluir. -Hace un mes, conocí a mi vecino. Louis es su nombre... lo conocí porque su cachorro, Theo, no dejaba de llorar. Al tocar su puerta, descubrí el porqué: Louis estaba tan enfermo que apenas podía mantenerse en pie, y de casualidad, apenas podía cuidarse a sí mismo, mucho menos a su cachorro. Bueno, luego de un par de semanas y con ayuda, Louis se mejoró... Él es grandioso, un omega demasiado dulce y tímido.

-¿Te gusta? -interrumpió Zayn, su tono curioso.

-¿Sí? No lo sé... Él es muy joven, tiene veintidós años, Zayn, y tiene un cachorro de tres meses -dijo Harry, pasando su mano por su pelo en un gesto de frustración-. Y se nota que ha sufrido muchísimo. Mi alfa no deja de gruñir en mi pecho para protegerlo... Y-y hoy, Dios mío, Zayn.

La voz de Zayn se tornó más atenta. -¿Qué pasó hoy?

-Estaba en su departamento, todo estaba bien, y de repente, hubo un golpe en la puerta. Un alfa, un desconocido, llegó gritando, y vi el miedo en los ojos de Louis. Fue horrible. Me sentí tan impotente y, joder, Theo comenzó a llorar. No sé cómo reaccionar, Zayn. Fue como si todo mi instinto de protección se activara. Pero el era el padre del niño... mierda. Era el maldito padre

-Oh, Harry... -dijo Zayn, el tono de su voz ahora lleno de comprensión.- Eso debe haber sido aterrador.

-Sí, lo fue -respondió Harry, sintiéndose abrumado por la memoria.- Vi a Louis temblar. No sabía si tenía que hacer algo o simplemente quedarme ahí, como un idiota. Pero no podía dejar que eso siguiera. Tenía que actuar. Empujé al sujeto y le exigí que se fuera. Usé mi voz alfa, Zayn.