Louis se encontraba acostado en la amplia cama de la habitación de huéspedes, rodeado de un silencio abrumador que solo se interrumpía por el suave sonido del mar rompiendo a lo lejos. La habitación era hermosa, con ventanales que dejaban ver la playa iluminada por la luz de la luna. Todo era perfecto: la vista, el espacio, la cuna de Theo a su lado... pero aún así, algo faltaba.
Giró la cabeza para ver a Theo dormir profundamente, completamente ajeno a las emociones que lo invadían. Louis suspiró, fijando la mirada en el techo. No podía dejar de pensar en Harry. El vacío que sentía no tenía nada que ver con la casa, ni con la comodidad que Harry le había ofrecido, sino con la distancia emocional que, por alguna razón, todavía existía entre ellos. Harry era todo lo que siempre había deseado: atento, dulce, paciente... pero Louis seguía sintiendo que había una barrera entre lo que él quería dar y lo que realmente era capaz de ofrecer.
Dio vueltas en la cama, incapaz de encontrar descanso, deseando estar más cerca de él, de ese calor y esa seguridad que Harry siempre le transmitía.
Con un suspiro, Louis se levantó de la cama, sintiendo sus articulaciones crujir por el repentino movimiento. Con otro suspiro, tomó la cuna de Theo, agradecido de que tuviera rueditas que facilitaran su trayecto. Caminó con cuidado hacia la habitación de Harry, sintiendo la mezcla de nerviosismo y esperanza crecer en su pecho.
Al llegar a la puerta, se asomó ligeramente, conteniendo la respiración. La habitación estaba a oscuras, iluminada solo por un tenue rayo de luz de la luna que se filtraba a través de la ventana. Harry estaba acostado, su rostro sereno y en paz, como si estuviera en un profundo sueño.
Louis sintió una oleada de ternura al verlo. Era un momento que deseaba compartir, pero aún se sentía vulnerable y expuesto. Se armó de valor y empujó suavemente la cuna hacia adentro, asegurándose de que el pequeño no se despertara.
Se acercó a la cama de Harry, contemplando cómo su pecho subía y bajaba rítmicamente. Con un hilo de voz, murmuró: -¿Puedo quedarme aquí?- Mientras esperaba la respuesta, sus dedos jugueteaban nerviosamente con el borde de la cuna.
-Mhm, sí- respondió Harry con voz entrecortada, todavía sumido en un profundo sueño. Ni siquiera había entendido la pregunta, su mente todavía navegando en las olas de la tranquilidad que había encontrado ese día. Había pasado tanto tiempo desde que disfrutó de una jornada en la playa, saltando olas y caminando descalzo por la arena. A veces, olvidaba que casi tenía treinta años.
Louis sonrió al escuchar la respuesta, sintiéndose aliviado y un poco más seguro. Dejó la cuna a un lado de la cama y se acurrucó junto a Harry, manteniendo una distancia bastante considerable. La calidez que emanaba del cuerpo de Harry era reconfortante, y el suave sonido de su respiración le proporcionaba una paz que había estado anhelando.
Miró al techo, sintiéndose un poco como un intruso, aunque sabía que este era su lugar también. A medida que los minutos pasaban, la tensión en su cuerpo comenzaba a disiparse, y las preocupaciones sobre su apariencia y sus inseguridades se desvanecían.
Finalmente, no pudo resistir la tentación de acercarse un poco más. Se movió suavemente hacia Harry, buscando su calor y la conexión que tanto deseaba. Sin darse cuenta, su mano buscó la de Harry, entrelazando los dedos con suavidad. El gesto era simple, pero estaba cargado de significados. Era una manera de afirmar que estaba allí, que estaba presente y listo para abrirse a esta nueva etapa de su vida.
En ese instante, Louis se sintió más completo, y su corazón latía con un ritmo sereno, acompañado por el de Harry.
Pero Harry, aún dormido, soltó su mano y pasó su brazo por la cintura de Louis, pegando la espalda del omega a su pecho. Louis sintió el calor del cuerpo de Harry envolviéndolo, su corazón acelerándose ante la cercanía inesperada. La calidez y la seguridad que emanaba Harry eran irresistibles, como un refugio al que siempre había querido volver.
Instintivamente, Harry buscó el contacto con la piel de Louis, deslizando su mano dentro de la remera de pijama del omega. La tela era suave, pero la piel de Louis era aún más cálida. Louis se quedó rígido, sin saber qué hacer. La acción de Harry lo tomó por sorpresa y, en un instante, su mente se llenó de pensamientos confusos y emociones intensas. Apenas pudo contener la respiración, sintiendo el aliento suave y rítmico de Harry contra la nuca, acompañado de los ronquidos ligeros que resonaban en el aire.
La mezcla de nerviosismo y calidez lo envolvió, como una manta acogedora en una noche fría. La mano de Harry en su piel era reconfortante y, a la vez, electrizante. Los dedos de Harry se movían suavemente, trazando pequeños círculos en su abdomen, y Louis sintió un escalofrío recorrer su columna. Cerró los ojos, disfrutando de la intimidad que compartían, sintiendo que era un momento sagrado entre ellos, un lazo que se fortalecía en la noche.
A medida que se relajaba, la tensión en su cuerpo se disipó poco a poco. Los sonidos del mundo exterior se desvanecieron, y todo lo que existía era el suave vaivén de la respiración de Harry y el latido acelerado de su propio corazón. La habitación estaba bañada en la suave luz de la luna, que se filtraba a través de las cortinas, creando un ambiente mágico y etéreo.
La fragancia de Harry, una mezcla de mar y frescura, llenaba el aire, y Louis se permitió un pequeño suspiro de felicidad. Sabía que estaba a salvo. A pesar de sus inseguridades, en ese instante, con Harry tan cerca, todo parecía posible. La conexión entre ellos era real y palpable, como un hilo que los unía en una danza silenciosa de amor y complicidad.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras pensaba en lo que habían construido juntos: un hogar, un hijo, un amor que iba más allá de las palabras. Se dio cuenta de que, en aquel momento, todo lo que había sufrido valía la pena por poder experimentar esa conexión. Era una felicidad que no había sentido en mucho tiempo, y no quería que se desvaneciera.
Louis se acomodó un poco más contra Harry, buscando más contacto, deseando absorber cada momento de ternura y seguridad. Con cada latido del corazón de Harry resonando en su espalda, se permitió soñar con un futuro brillante, un futuro que, aunque incierto, estaba lleno de posibilidades.
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El vecino: Bajo el Mismo Techo
RomanceHarry había vivido casi toda su vida en soledad, atrapado en un vacío que lo seguía a pesar de ser un alfa atractivo y deseado. Muchos se preguntaban cómo alguien como él podía estar soltero tanto tiempo, pero Harry se había aislado tras muros invis...