Habían pasado nueve meses desde que Roberto le había pedido a Nicole que fuera su novia en aquel salón lleno de luces y fuegos artificiales. Su relación había madurado mucho desde entonces, y aunque habían enfrentado retos, Nicole y Roberto parecían estar en su mejor momento.
Sin embargo, la vida de un cantante no siempre era fácil. Los compromisos, giras y constantes viajes ponían a prueba su relación. Roberto estaba por viajar a Monterrey para una serie de conciertos y entrevistas, lo que significaba que estarían separados por varios días.
—Prometo llamarte todas las noches, mi muñequita —le dijo Roberto mientras la abrazaba antes de partir.
Nicole lo miró con una mezcla de tristeza y preocupación.
—Solo cuídate y no hagas nada que me pueda doler, ¿sí?
—Nunca, Nicole. Nunca haría algo así.
Pero la vida tenía otros planes.
El antro y la traición
Era sábado por la noche, y Nicole había decidido salir con sus amigas Fernanda y Mileydi a un antro en Guadalajara. Necesitaba despejarse un poco de los días sin Roberto. Todo iba bien, entre risas y buena música, hasta que Mileydi revisó su celular y puso una expresión de incredulidad.
—Nicole... tienes que ver esto.
Fernanda y Nicole se acercaron a mirar la pantalla. Era un video en vivo de Instagram, y el rostro que aparecía en pantalla era inconfundible: Roberto, mejor conocido como Tito, estaba en un antro en Monterrey. Pero lo que encendió las alarmas fue que no estaba solo. A su lado, riendo y aparentemente muy cómoda con él, estaba Belinda.
Nicole sintió cómo el mundo se le venía encima.
—¿Qué está haciendo él con ella? —preguntó Fernanda, visiblemente molesta.
Nicole no pudo responder. Su corazón estaba roto. No podía creer lo que estaba viendo. Roberto tenía una mano apoyada en la cintura de Belinda mientras ambos se reían de algo que alguien más decía fuera de cámara.
—Vamos a casa, no quiero estar aquí —dijo Nicole con la voz quebrada, mientras Fernanda y Mileydi la tomaban de los brazos para llevarla a su auto.
El enfrentamiento
Al día siguiente, Roberto la llamó como si nada hubiera pasado.
—Hola, mi muñequita. ¿Cómo estás?
Nicole respiró profundo, tratando de mantener la calma.
—¿Cómo estoy? Mejor dime tú, ¿cómo estás con Belinda?
Hubo un silencio en la línea.
—Nicole, no es lo que piensas...
—¡No es lo que pienso! Te vi, Roberto. Todos te vieron. Estabas con ella en un antro. ¿Eso haces cuando no estoy contigo?
—Estábamos en un grupo. No pasó nada. Te lo juro.
Nicole dejó escapar una risa sarcástica.
—¿Crees que soy tonta? No me importa si pasó algo o no. La confianza se rompió.
—Por favor, Nicole, escúchame...
—No, Roberto. Esto se terminó. No puedo estar con alguien que me haga sentir así.
Y con eso, Nicole colgó.
El adiós definitivo
Roberto intentó comunicarse con ella durante días, pero Nicole estaba decidida. Había soportado mucho por su relación, pero esto había sido la gota que derramó el vaso.
Por primera vez en más de un año, Nicole se permitió llorar sin consuelo, pero también sabía que necesitaba ser fuerte.
Mientras tanto, Roberto estaba devastado. Sabía que había cometido un error al no cuidar cómo se mostraba públicamente, pero nunca había tenido intenciones de lastimar a Nicole.
Los dos estaban rotos, pero el daño ya estaba hecho. Una relación que parecía inquebrantable había llegado a su fin por un momento de descuido y desconfianza.
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