Adore you

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Adore you - Harry styles

Walk in your rainbow paradise (paradise)
Strawberry lipstick state of mind (state of mind)
I get so lost inside your eyes
Would you believe it?

Mini historia - 7

Mi vida dio un giro inesperado cuando mi padre decidió irse de casa. No fue una salida tranquila ni silenciosa. Antes de marcharse, se aseguró de dejar claro lo que realmente pensaba de mí. Con palabras duras y llenas de resentimiento, me dijo que yo le había arruinado la vida. Sus palabras me cortaron el alma, pero no había nada que pudiera hacer para detenerlo. Cuando se fue, sentí que una parte de mí también se había ido con él. Me quedé en casa, sola, intentando procesar lo que acababa de pasar, pero la verdad es que no podía.

Esa misma noche, me encontré caminando sin rumbo, buscando algún lugar donde pudiera estar sola y llorar en paz. Terminé en un parque cercano, un lugar que había sido parte de mi infancia, pero que ahora se sentía frío y vacío. Las lágrimas caían sin control, mientras me preguntaba cómo todo había salido tan mal. No escuché cuando alguien se acercó, pero lo sentí. Era Richard.

Sin decir una palabra, me dio un abrazo. Un gesto simple, pero en ese momento, significaba todo. Me aferré a él, sintiendo su calidez mientras el mundo a mi alrededor se desmoronaba. Era la única persona que, de alguna manera, siempre aparecía cuando más lo necesitaba. Y aunque nunca fue de los que hablaban mucho, su presencia fue suficiente para hacerme sentir que, tal vez, no estaba tan sola como pensaba.

Pero, como sucede con todo en la vida, el tiempo pasó.

Crecí.

Me transformé en una joven de 20 años. Después de todo lo que había pasado, decidí que necesitaba un cambio, un nuevo comienzo. Me mudé a Santiago para estudiar. La ciudad era grande, vibrante, llena de oportunidades y distracciones que me ayudaron a dejar atrás parte de mi pasado. Sin embargo, cada vez que regresaba a mi ciudad, no podía evitar pensar en Richard. Pero él ya no estaba allí. Le había ido bien en el fútbol, y escuché que se había mudado a Brasil para seguir su carrera.

Mi mejor amiga, Ailani, no perdió la oportunidad de bromear al respecto. "Tu Richard se puso guapo, eh," me decía, con una sonrisa pícara. Me reía, porque aunque sabía que era cierto, nunca quise investigar más sobre su vida. No porque no me importara, sino porque había algo en mantenerlo como un recuerdo, como esa persona que había marcado mi adolescencia de una manera que nadie más lo había hecho.

Sin embargo, la vida tiene una forma extraña de hacer que las cosas vuelvan a cruzarse. Un día, escuché que Richard había vuelto al barrio. No solo eso, había sido convocado para la Selección Colombia. ¡La Selección Colombia! No podía creerlo. Ese chico que una vez fue mi vecino, que había sido mi protector, mi confidente en silencio, ahora estaba en lo más alto del fútbol. Aunque no lo busqué, no podía evitar sentirme orgullosa de él.

Los veranos se convirtieron en una especie de ritual para mí. Salía al frente de mi casa, vestida con shorts y una camiseta, con una cerveza en la mano. Era mi manera de relajarme, de disfrutar del sol y de la tranquilidad del barrio. Y a veces, Richard también estaba allí. Nos cruzábamos más de una vez, y aunque todo parecía casual, había un aire de familiaridad en nuestros encuentros. Más de una vez, le tiré una lata de cerveza, y él, con su característico estilo, me lanzaba un beso al aire. Mi corazón latía con fuerza descontrolada, pero lo ocultaba lo mejor que podía. Aun así, sabía que él se daba cuenta. Siempre lo hacía.

En ocasiones, el barrio organizaba trabajos comunitarios, liderados por la junta de vecinos. Eran eventos simples, pero que unían a todos. Y como siempre, la señora Sandra, la madre de Richard, se ofrecía a cocinar. Esa mujer seguía siendo tan dulce y amable como la recordaba, siempre con una sonrisa y una palabra de aliento para todos. Cada vez que la veía, no podía evitar sentir una mezcla de nostalgia y cariño. Era como si, a pesar de todo el tiempo que había pasado, algunas cosas nunca cambiaran.

Con cada encuentro, con cada palabra no dicha, entendía que aunque nuestras vidas habían tomado caminos diferentes, Richard siempre sería una parte importante de mí. Y aunque nunca me atrevía a decirlo en voz alta, una parte de mí siempre se preguntaba qué habría pasado si las cosas hubieran sido diferentes. Pero por ahora, estaba bien con cómo eran las cosas. Porque a veces, simplemente estar allí, compartiendo una cerveza y una sonrisa a la distancia, era suficiente.

oh, honey
(Oh)
Just let me adore you
Like it's the only thing I'll ever do

One shots . Richard rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora