Quiero ser

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Quiero ser - Amaia Montero

Quiero ser, una palabra serena y clara
Quiero ser, un alma libre, de madrugada
Quiero ser una emigrante
De tu boca delirante
De deseos que una noche convertiste en mi dolor

Quiero creer, quiero saber
Que dormiré a la verita tuya
Quiero esconderme del miedo y mirar de una vez
Los ojos que tiene la luna
Quiero cantar a la libertad

Mini historia - 9

Era un martes cualquiera, pero después de lo que había sucedido entre nosotros, cada día se sentía diferente. La conexión entre Richard y yo había cambiado, y aunque intentábamos actuar con normalidad, era imposible ignorar lo que ahora compartíamos. Nos veíamos a cada rato, y cuando no estábamos juntos, intercambiábamos miradas cómplices y besos furtivos que me dejaban con el corazón latiendo a mil por hora.

Y caminar cerca del mar
Amarradita siempre a tu cintura
Que esta locura de amarte no puede acabar
Por mucho que te entren las dudas
De si eres tú el que me hace tan feliz

Esa tarde, estábamos sentados en un banco en la plaza, hablando de todo y de nada, como solíamos hacer. El sol se estaba poniendo, y el cielo se teñía de colores cálidos que hacían que todo pareciera un poco más tranquilo, un poco más en paz. Fue en medio de esa charla, cuando Richard, sin previo aviso, me preguntó algo que me tomó por sorpresa.

"¿Por qué no te vas a Santiago a estudiar?" Su tono era casual, pero podía notar que había algo más detrás de esa pregunta.

Suspiré, dejando que mis hombros cayeran un poco mientras miraba al suelo. "No hay plata, Richard. Mi madre está hasta el cuello con deudas, y con lo de Mía... bueno, las cosas no han sido fáciles. Me toca trabajar para ayudar en casa."

Él se quedó en silencio por un momento, como si estuviera procesando lo que acababa de decir. Luego, con esa seguridad y determinación que siempre había tenido, respondió: "Eso no es posible. No puedes quedarte aquí por eso."

Antes de que pudiera decir algo, Richard sacó su billetera y, sin pensarlo dos veces, me entregó un montón de billetes. Al principio, me quedé paralizada, sin saber cómo reaccionar. Pero luego, una risa nerviosa escapó de mis labios. No sé por qué, pero su gesto me hizo sentir bien. Quizás fue el hecho de que, a pesar de todo lo que había cambiado en su vida, seguía siendo el mismo chico del barrio, el mismo Richard que siempre había estado ahí para mí.

Quiero ser, la que te jure amor eterno
Quiero ser, una parada en la estación que lleva tu nombre
Quiero ser el verbo fuego
Quiero andarme sin rodeos
Confesarte que una tarde empecé a morir por ti

"No puedo aceptar esto," le dije, aunque mi risa dejaba claro que estaba agradecida. Pero él solo me miró con esa sonrisa que conocía tan bien, la que decía que no aceptaría un no por respuesta.

"Claro que puedes," replicó. "Es solo dinero, Jaqueline. Lo importante es que tú sigas adelante, que no te quedes atrapada aquí."

En ese momento, lo miré de una manera diferente. Entendí que, a pesar de todo lo que había logrado, de todo lo que había conseguido, Richard seguía siendo un hombre fiel a sus raíces. Era como un perro golpeado, uno que había conocido la dureza de la calle, que había sido ignorante de todo lo que el universo tenía para ofrecer, pero que, al final del día, siempre volvía a las personas que realmente le importaban. Siempre fiel a la gente de la villa, a su gente.

Tomé el dinero, no porque lo necesitara en ese momento, sino porque entendí lo que significaba para él. No era solo un gesto de generosidad; era su manera de demostrarme que aún le importaba, que no había olvidado quién era ni de dónde venía.

Quiero creer, quiero saber
Que dormiré a la verita tuya
Quiero esconderme del miedo y mirar de una vez

Los ojos que tiene la luna
Quiero cantar a la libertad

"Gracias, Richard," le dije, mi voz más suave ahora. Él simplemente asintió, como si fuera lo más natural del mundo.

A partir de ese día, nuestra relación cambió aún más. Ya no era solo algo físico, algo impulsado por el deseo. Había una conexión más profunda, algo que iba más allá de lo que alguna vez había imaginado. Y aunque el futuro aún era incierto, sabía que mientras Richard estuviera en mi vida, de una forma u otra, todo estaría bien.

Y caminar cerca del mar
Amarradita siempre a tu cintura
Que esta locura de amarte no puede acabar
Por mucho que te entren las dudas
De si eres tú el que me hace tan feliz
Quiero creer, quiero saber
Que dormiré a la verita tuya
Quiero esconderme del miedo y mirar de una vez

Los ojos que tiene la luna
Quiero cantar a la libertad
Y caminar cerca del mar

Amarradita siempre a tu cintura
Que esta locura de amarte no puede acabar
Por mucho que te entren las dudas
De si eres tú el que me hace tan feliz

One shots . Richard rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora